|| Historia basada en la saga cinematográfica de Crepúsculo ||
• Alena Swan decide acompañar a su hermana en su regreso a Forks, sin saber que todo lo que creía surreal existe, es tangible y visible, que su vida cambiaría por completo. Y mucho menos...
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Después de que la pareja de recién casados se fuese para iniciar su Luna de Miel, los invitados y amílica continuaron la fiesta por un rato más, principalmente, Charlie Swan. Quien tuvo que ser cargado por su hija prácticamente inconsciente gracias al alcohol hasta la camioneta de su hermana y cuando llegaron a casa. Alena se encargó de asegurarse que estuviese cómodo sobre su cama para continuar durmiendo y roncando como motocicleta descompuesta.
Después de ello, Jacob llegó a su casa para finalmente terminar aquel largo día a un lado de su impronta. En cuanto ambos se recuestan en la cama matrimonial de la pelinegra y se abrazan dispuestos a conciliar el sueño, el teléfono de Alena vibra varias veces sobre su buró, el chico bufa maldiciendo a quien sea que le esté quitando la atención de su novia mientras ella se gira para tomar su móvil. Una sonrisa dulce se forma en sus labios.
—Mira lo que Ángela me ha enviado—le muestra su teléfono haciendo al moreno abrir los ojos con algo de dificultad—Ha tomado un sin fin de fotografías de nosotros durante toda la fiesta.
Jacob sonríe sin poder evitarlo al ver una foto en especial, ambos bailando y sonriéndose, mirándose el uno al otro gran intensamente que parecía que no había nadie más que ellos en aquel lugar. Hay más fotografías que parecen haber sido hechas en una sesión fotográfica profesional, cosa que realmente sorprende a los jóvenes. La chica desliza su dedo de derecha a izquierda permitiéndoles mirarlas todas, hay sólo de ella durante la ceremonia, su discurso, la canción, etc.
Compartiendo con Jacob hay muchas más, sentados uno junto al otro disfrutando de la comida, riendo a carcajadas, charlando, bailando e incluso girando mientras hacían lo anterior.
—No pensé que podría ser tan fotogénico—comenta divertido una vez que la gran colección de fotos termina.
—Dímelo a mi. Siempre pensé que al reír parecía una morsa pidiendo pescado—ambos ríen por el comentario de Alena—Pero en verdad nos vemos bien, creo que en parte por la habilidad de Ángela.
—Debo decir que si, tiene muy buen ojo para eso—asiente el moreno acomodándose nuevamente contra la almohada y abrazando a su novia una vez que está deja su teléfono a un lado—Ahora a dormir, quiero comenzar a disfrutar tu tiempo libre.
—Ya verás que tanto lo vas a disfrutar—responde la pelinegra con voz somnolienta. Jacob ríe entre dientes haciéndola suspirar—No lo mal pienses, bobo—le da un manotazo suave en el brazo masculino que rodea su cintura y procede a dejarse ir en brazos de Morfeo al igual que su novio.
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Al día siguiente, la primera en despertar es Alena y casi hasta la una de la tarde, principalmente por que no durmieron hasta las 3 o 4 de la mañana. La luz de Sol se adentra con más facilidad a la habitación a pesar se las capas de tela que buscan impedirlo, principalmente por la intensidad de este a eso hora del día. Alena se remueve suavemente sobre su lugar abriendo los ojos con calma y estirando su cuerpo tanto como le es posible teniendo a Jacob prensado de ella.
