|| Historia basada en la saga cinematográfica de Crepúsculo ||
• Alena Swan decide acompañar a su hermana en su regreso a Forks, sin saber que todo lo que creía surreal existe, es tangible y visible, que su vida cambiaría por completo. Y mucho menos...
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Lena ignora al hermano rubio que parece muy interesado, al igual que a uno de sus lacayos de cabello castaño claro y peinado hacia arriba, Dimitri. Aro entonces retira su mirada de ella para bajarla un poco y admirar a la pequeña que se aferra a las manos de su madre y su tía. La extraña risa que sale del vampiro aumenta la tensión en el cuerpo de la mayor de las Swan, quien frunce el ceño levemente y apenas se mueve al verlo señalar a su sobrina con sorpresa e incredulidad.
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—Escucho su extraño corazón—afirma mirando a la menor quien se queda en silencio. Luego vuelve a mirar a Lena—, igual que el tuyo.
Esta vez, Alena asiente afirmando aquello. Renesmee mira a su madre, luego a su tía y finalmente, se acerca con cautela a Aro una vez que ellas lo han aprobado. Ambas mellizas se mantienen alerta de cualquier movimiento extraño que ponga en peligro a Ness o a cualquier extraña intención que tenga alguno de ellos.
—Hola Aro—lo saluda con una extraña tranquilidad que saca de balance al vampiro.
La pequeña estira su mano hacia el pero no con intención de aceptar la mano pálida y fría que el le ofrece con intención de leer sus pensamientos, sino de alcanzar el rostro de Aro para comunicarse con el y permitirle ver la verdad en su mente, utilizando aquel don que la caracteriza. Los ojos rojos del Vulturi brillan de sorpresa y maravilla encandilado por lo que la Cullen le muestra con facilidad.
—Magnífico—murmura soñador sin retirar su mirada del rostro de Renesmee.
Su sonrisa se borra de golpe apenas unas milésimas de segundo después, se endereza alejándose del tacto de la menor, quien enseguida es jalada hacia atrás con suavidad cuando su madre la toma por los hombros sin dejar de mirar a Aro con sospecha y cautela.
—Mitad mortal, mitad inmortal. Concebida y llevada por esta neófita cuando aún era humana—anuncia mirando a su aquelarre—Híbrida, tal y como su hermosa tía.
Nuevamente Aro está equivocado.
—Imposible—niega Caius enseguida ganándose una seria mirada de su hermano mayor.
—¿Crees que me engañaron, hermano?.
En cuanto aquella pregunta sale de su boca, los principales involucrados del meollo lo toman como una señal para comenzar a alejarse devuelta hacia sus amigos y familiares. Antes de alejarse, Jacob le gruñe feroz a Aro quien le da la espalda y apenas lo mira de soslayo con una sonrisa divertida, el lobo suelta un bufido y comienza a alejarse con tranquilidad yendo detrás de su impronta. Sus huellas se marcan en la nieve al igual que las del resto, un poco de nieve se queda en su pelaje pero resulta realmente irrelevante.
