Capítulo 20

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-¿Papá? ¿Q-qué haces?- preguntó un niño sentado en medio de la sala.
-Me aseguraré de que jamás vuelvas a lastimar a alguien...- dijo un hombre mayor dejando caer un fósforo encendido al piso. En el momento en que el fuego hizo contacto con el suelo todo se envolvió en llamas. El hombre había desaparecido y ahora el niño se encontraba solo en medio del fuego sin poder moverse. Sus piernas no le respondía y lo único que podía hacer era llorar. En ese momento una mano se abrió paso entre las llamas. Una mano que le resultaba conocida.
-Vamoh... no tengah miedo. Te ayudaréh- dijo una voz que al niño también le resultaba conocida.
-¿M-mangel?- preguntó entre sollozos.
-Dameh la mano- ordenó tranquilamente.
El niño un poco temeroso estiró su débil mano haciendo que uno de sus dedos hicieran contacto con el de Mangel. En ese momento las llamas desaparecieron y al ver a su alrededor pudo observar una playa vacía en donde el sol se estaba ocultando lentamente en el horizonte haciendo que el cielo adoptara matices anaranjados. Su dedo seguía tocando el de Mangel y cuando alzó la mirada encontró su rostro. Su rostro tan angelical. Ahora se sentía bien, tranquilo. Sabía que ya estaba seguro. Sonriéndole terminó de agarrar completamente su mano sin apartar sus ojos de los suyos. Pero en ese momento la sonrisa de Mangel desapareció mostrando una mueca de dolor. El castaño no entendía que tenía hasta que lo escuchó gritar de una manera desgarradora. Fue tan alto el volumen de aquel grito que Rubén quedó espantado, pero no soltó la mano de Mangel. Notó que esta temblaba y la miró comprendiendo lo que sucedía. La mano de Mangel estaba siendo infectada por una capa solida y negra, como la corteza de un árbol. Noto que él mismo ya estaba envuelto de toda esa corteza negra y que ahora por el contacto de su mano con la de Mangel le estaba trasmitiendo todo ese dolor a él.
-¡Sueltameh!- suplicó Mangel- ¡Por favoh! ¡Me haceh daño!- gritaba de dolor.
"Me haces daño" esas palabras no paraban de resonar en el cerebro del castaño haciendo que su cabeza le doliera a horrores.
-¡Rubén! ¡Sueltameh ya! ¡Rubiuh! ¡Rubiuh por favoh! ¡Rubiuh!

-¡Rubiuh despierta ya joder!- ordenaba Mangel moviendo a Rubén de un lado a otro.
Este sobresaltado miró a Mangel con lágrimas en los ojos. Rápidamente agarró su mano observándola y asegurándose que nada le hubiera pasado.
-Joder...- suspiro aliviado, había sido una pesadilla.
-¿Rubiuh? ¿Por qué llorah?- preguntó Mangel preocupado al verlo con lágrimas en los ojos.
-No te preocupes- respondió sonriendo y secando sus lágrimas- fue una pesadilla.
-¿pero por queh me agarrabah la mano así?- seguía interrogando sin entender nada
-Olvídalo Mangel. ¿Como cojones entraste a mi departamento?
-Buenoh, tieneh una muy mala costumbre de dejar la puerta sin llave Rubiuh. Algún día alguien va a entrar a robarteh- le reprochó Mangel.
-¿Robarme a mi? Ni que fuera millonario- dijo soltando una risa nerviosa a lo cual Mangel respondió de la misma manera.
-Entonceh...
-Entonces...- afirmó Rubén dudoso
-Coño no me digah que lo has olvidadoh.
-¿El... que?
-Ya veo... creoh que iré a las montañah solo- dijo Mangel parándose y haciéndose el cabreado.
En ese momento Rubén recordó lo que habían planeado desde hace tiempo. ¿Cómo pudo olvidarlo así? Es que de verdad era muy distraído.
-¡Espera Mangel!
-Y yo que habiah preparadoh todo el día para que nos la pasáramoh genial... al pareceh no te importo- siguió Mangel dirigiéndose a la puerta. Rubén asustado se paró de golpe de la cama y lo siguió por el pasillo hasta que se dio cuenta que estaba a punto de irse.
-¡Mangel coño! ¡Perdóname, no se por qué lo olvide así!- le rogaba desesperado
-Yoh si seh- dijo mirándolo a los ojos, un poco más y ya no podría contener la risa- no me quiereh en tu vida. Bien. Al fin lo entendí- le dijo en la cara para luego girarse y salir por la puerta cerrando de un portazo que se escuchó en todo el departamento.
Rubén había quedado de pie inmóvil frente a la puerta. ¿Era todo? ¿Ya no vería más a Mangel? ¿En serio por un estúpido descuido había perdido a su único y mejor amigo? ¿Y tal vez a su primer amor? Cayó de rodillas al suelo tapándose la cara con lágrimas en los ojos y comenzó a sollozar. ¿Como pudo ser tan estúpido?
En ese momento la puerta se abrió dejando ver a Mangel riendo a carcajadas.
-Tío, que deberíamoh seh actores- decía sin parar de reír por su actuación dramática. Pero en ese momento que vió a Rubén en el suelo se alarmó.
-¿Rubiuh?- preguntó asustado colocándose a su lado
-P-perdóname M-mangel, de verdad no sé por qué lo olvidé- decía sin parar de llorar.
-¡Tío que erah una bromah!- le dijo Mangel sin quitar su cara de preocupación- yo seh que estabah medio dormido y que por esoh lo olvidaste. Solo estaba haciéndote una bromah... ¡Pensé que tu también me estabah siguiendoh el juego!
Rubén no paraba de llorar como un niño. Se había llevado el susto de su vida, creer que había perdido a Mangel le había hecho mucho daño... un dolor que no sentía desde hace mucho.
-Rubiuh, era una bromah... lo siento- dijo él escondiendo su cabeza entre sus piernas. Realmente se sentía culpable. ¿Cómo pudo atreverse a jugarle una broma así, con lo sensible que es Rubén? No se lo perdonaría, se había pasado y el ver que él no paraba de llorar por su culpa le hacía sentirse de lo peor.
Luego de un rato Rubén se calmó. Después de pensarlo bien no tenía sentido llorar. Había sido una simple broma ¿no? Se había derrumbado porque seguía un poco sensible por la pesadilla de hace unos minutos, y mas la broma de Mangel... no había pensado bien las cosas. Se secó las lágrimas torpemente y comenzó a reír haciendo que Mangel se asustara. No le gustaba ver como la enfermedad lo afectaba tan bruscamente, y menos cuando él era el principal responsable.
-¡Eres un verdadero gilipollas Mangel!- le grito empezando a hacerle cosquillas. Ahora se sentía bien. Mangel estaba a su lado... el jamás se iría. Mangel que seguía un poco triste comenzó a reír por las cosquillas que le ocasionaba el castaño. En el momento que tocó la zona de sus costillas comenzó a soltar lágrimas de risa, ese era su punto sensible. Después de un rato de risas y lágrimas se calmaron quedando exhaustos por tantas emociones juntas.
-Jodeh...- soltó Mangel suspirando. Realmente era cansador tener tantos sentimientos encontrados. ¿Así era para Rubén todos los días?
-Por favor...- dijo Rubén débilmente por el cansancio- no vuelvas a gastarme una broma así Mangel.
Miguel asintió un poco avergonzado por su comportamiento. Nunca debería haberle hecho esa broma.
-Lo sientoh...
-Esta bien, es solo que no estoy acostumbrado a ese tipo de juegos. Realmente actuaste bien- dijo golpeándolo suavemente y sonriendo para que no se sintiera mal
-Creeme que si hubierah sabido que te pondríah así jamás lo hubierah hecho
-Es normal que reaccione tan impulsivamente Mangel. Sabes como me afecta mi enfermedad
Mangel lo miró sorprendido, era la primera vez que escuchaba a Rubén hablar así de su enfermedad. Era como si lo hubiera aceptado y lo sobrellevara.
Después de eso quedaron en silencio, un silencio lleno de pensamientos negativos y positivos. Pero ambos llegaron a la misma conclusión. Se querían demasiado como para lastimarse.
-Somoh unoh llorones- dijo Mangel rompiendo el silencio.
-No tiene nada de malo llorar... creo que es una de las mejores cualidades del hombre
-¿Por queh dice esoh?
-Nos hace más fuertes... de esa manera saco todo lo que me angustia, lo que me agobia... y cuando dos personas lloran juntas es una manera de darse fuerzas. Se apoyan entre si y se conectan de una manera única.
Mangel seguía flipando en colores. Este Rubén era totalmente diferente al de hace unos minutos... pero luego recordó... su enfermedad. Eso es lo que lo hace tan cambiante.
-Tieneh razón- atinó a decir.- cuando estudiabah medicina leí que llorar ayudah con el estrés y reduce la depresión. Aunque nuncah lo creí así, sinceramente yo creo que llorar soloh te hace más vulnerable.
-¿Es por eso que nunca lloras?- preguntó Rubén, no recordaba haberlo visto llorar algún vez.
-Si, noh me gusta que la gente sienta pena por mi
-¿Tu sientes pena por mi?
-No, contigo es diferenteh
-Ah... vale- ya no quería hablar del tema, sentía que iba a averiguar cosas que no serían de su agrado.
Otra vez el silencio reinó para ser nuevamente roto por Mangel.
-¿Entonceh quiere ir a lah montaña o no?- preguntó riendo un poco
-Claro que quiero ir gilipollas- le contestó Rubén con una sonrisa sincera.
-Entonceh empaca rápido que ya noh retrasamoh mucho- ordenó Mangel sin borrar su sonrisa.
-Vale...

Luego de cambiarse y tener todo listo, Miguel y Rubén salieron del departamento ansiosos por lo que sería su primer viaje juntos.

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora