Luego de unas 4 horas de descanso los chicos despertaron renovados y se arreglaron para comprar las cosas que faltaban para el campamento a las montañas. Saldrían el sábado a la mañana y ese viernes se dedicaron a comprar todo lo que fuera necesario. Hablaron normalmente en su camino, el clima era frío pero las nubes se habían ido y el sol brillaba calentando los rostros de Mangel y Rubius. Parecía que iban a tener un fin de semana agradable después de todo y eso les emocionaba.
Rubén ya se encontraba mejor pero aveces le costaba hablar con Mangel ya que sus pensamientos de hace unas horas no lo dejaban tranquilo. Quería hablarlo con alguien, alguien que entendiera del tema, pero le daba vergüenza contárselo a Mangel. Si llegaba a meter la pata iba a terminar confesando cosas de las cuales ni él estaba seguro. Había leído libros de romance pero siempre lo había visto como algo fantástico. Creía en esas palabras pero como algo de otra realidad, algo que jamás le pasaría a él. Por esa razón no leía mucho de ese género, pero ahora quería saber si este sentimiento era eso, era esa cosa que hacía que las personas se volvieran cursis entre ellas, esa cosa que lastimaba, esa cosa que muchos afirmaban como esencial para la vida. Había descartado la idea de que fuera fiebre ya que se sentía mejor de salud, pero esa inquietud no había desaparecido. En estos momentos lamentaba no tener más contactos que Mangel.
-Mirah, ¡eh la heladería! ¿Quiereh un helado?- preguntó Mangel sabiendo cuánto le gustaba a Rubén.
Rubén por su parte había salido de sus pensamientos y ahora miraba la heladería, realmente el helado le encantaba, no podía negarse.
-Esta bien, ¡vamos!
Ambos se adentraron nuevamente en la heladería y pidieron los mismos gustos que antes. Mangel dulce de leche y Rubius granizado. Se dirigieron a la plaza y se sentaron a comer.
-En verdad esto es delicioso- suspiro Rubén disfrutando su helado
-Si... pero somoh muy tontos- dijo Mangel riendo
-¿Por que?
-Hay tantos gustoh y nosotros vamoh y elegimos los mismos de anteh
-¡Que le follen a los otros gustos! A mi me gusta el granizado- contestó Rubén comiendo exageradamente su helado
Los dos se miraron y comenzaron a reír. A pesar de tener entre 20 y 25 años cuando estaban juntos no les importaba comportarse infantilmente. En realidad no les importaba nada. Se sentían bien de esa manera y a pesar de que Mangel también hacía estas cosas con Alex, él solía ser más reservado ya que insistía con lo de convertirse en adulto. Era un buen chico, pero algo conservador. Con Rubén, Mangel había encontrado lo que buscaba. Alguien para ayudar, para descubrir, para divertirse y para comprender. Alguien a quien amar. Estaba convencido de sus sentimientos hacia el castaño. Se había enamorado de esa persona en tan solo una semana. Podría decirse que fue algo así como amor a primera vista, amor a primera semana. Pero sabía que sería dificil. ¿Algún día Rubén llegaría a enamorase de él? Entonces recordó esa pregunta que le había hecho Rubén cuando estaba medio dormido. Le pregunto si alguna vez se había enamorado y él respondió sinceramente. Se había enamorado de él, aunque obviamente no le dijo eso. Pero... ¿Por qué el castaño había preguntado eso tan repentinamente? No recordaba como habían llegado a ese tema ya que tenía tanto sueño que no prestaba mucha atención. ¿Acaso el castaño estaba sintiendo cosas por alguien? ¿Había conocido a una chica? Mangel paró de reír y observó a Rubén que seguía descojonándose. Su sonrisa, sus ojos, sus pestañas, su pelo, su cuerpo. Lo quería para él y para nadie más. No quería que otras personas se le acercaran, y eso era un problema. Hace unos día le había dicho que no era saludable que solo hablara con él. Tarde o temprano tendría que relacionarse con otras personas. Pero ahora no quería eso...
-¿Mangel?- preguntó Rubén al verlo tan pensativo
Luego de unos segundos el silencio se rompió.
-Dime Rubiuh... ¿estah enamorado?- soltó Mangel sin rodeos. Necesitaba saber si había conocido a una chica o el por qué de su pregunta de hace unas horas
-¡¿Que?!- preguntó Rubén sintiendo arder sus mejillas.
-Que si te has vistoh con alguien... ¿conocisteh alguna chica que te gusteh?
-¿P-pero p-por qué me preguntas eso Mangel?- Rubén estaba nervioso. Mangel tenía una expresión de tristeza en todo su rostro... ¿Por qué estaba triste? ¿Será que se dio cuenta de los sentimientos de Rubén y no quiere que algo así pase? ¿Será que no le gusta la idea de que esté enamorado de él? ¿Sera que le da asco?
-Cuando estábamoh acostadoh me preguntaste si alguna veh me había enamorado. Pero no entiendoh el por qué de esa pregunta... ¿Por qué te interesah saber algo así Rubiuh?
-B-bueno yo... la verdad es que nunca me he enamorado y quería saber como era ¿sabes?- respondió sinceramente
Entonces Mangel comprendió. Rubén solo tenía curiosidad por saber que se sentía, entonces eso significaba que nunca se había enamorado. ¿O no?
-¿T-tu si te has enamorado v-verdad?- tartamudeaba Rubén. No quería escuchar la respuesta pero necesitaba saberla.
-Si- respondió Mangel. Los dos estaban siendo sinceros, pero indirectamente. Rubén no pudo evitar soltar un suspiro de frustración. ¿En qué pensaba? Era obvio que Mangel tendría novia. Algo entre ellos era imposible. Después de todo, Mangel era interesante, inteligente, amable, solidario y comprensivo, sin contar que era realmente guapo. Seguro tenía a todas las chicas detrás de él.
-Pues me alegro- dijo Rubius mintiendo. No se alegraba para nada.
-Si, pero eh complicadoh, aún no se lo he dicho. Pero no importah, será mejor que volvamos y empecemoh a empacar. Mañana saldremoh bien tempranoh.
-Si... vamos.Emprendieron el regreso en silencio, pensando y sacando conclusiones estúpidas del otro sin saber que lo único necesario para aclarar todo era hablar y tal vez actuar. Pero ninguno se atrevía. Era muy pronto. Después de todo tenían tiempo.
Pero la persona que los seguía sigilosamente sabía que ese tiempo no tardaría en terminar.
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Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]
FanfictionRubén sufre de una enfermedad que le hace actuar antes de pensar, de esa manera termina alejando a todos los que lo rodean... pero un médico llamado Miguel consigue acercarse a tal punto de sentir algo por él. Aunque lo que él no sabe es que Rubén o...