Capítulo 73

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Se separaron del abrazo de manera lenta, solo un poco, lo suficiente como para poder verse mutuamente.

Los ojos oscuros de Miguel seguían algo vidriosos, pero Rubén estaba seguro de que el pequeño brillo que iluminaba su mirada había vuelto.

Los ojos verdes del castaño comenzaron a aguarse. ¿Acaso había escuchado bien? ¿En verdad... todo eso estaba pasando?

No podían hacer más que mirarse el uno al otro, en trance. Ninguno podía creerse lo que acababa de pasar.

¿Me propuso matrimonio?

¿Dijo que si?

Los dos se preguntaban en sus confundidas cabezas si lo que pasaba era alguna clase de sueño o fantasía.

¿Podía algo tan maravilloso ser real?

Rubén desvió su mirada hacia el cielo al notar cómo algo frío había caído en su mejilla.

-No puede ser...- susurró sorprendido al ver los pocos copos de nieve que comenzaban a pintar las flores amarillas de blanco.

-¿Nieve?- preguntó Miguel abriendo la palma de su mano y mirando el pequeño copo que reposaba en su piel- Pero falta poco para la primaverah...

-Es... es muy bello- comentó Rubén sonriendo emocionado. No recordaba haber visto la nieve alguna vez, pero de alguna forma sentía que ya lo había hecho. Cierta curiosa nostalgia se había acumulado en su pecho. Era algo así como un deja vu.

Miguel dirigió sus ojos a Rubén nuevamente y este imitó sus acciones.

-Esto es demasiado cliché- soltó el castaño sonriendo con sus mejillas sonrojadas. Miguel no pudo evitar soltar una carcajada que resonó en todo el lugar y luego de eso volvió a abrazar a su ahora prometido, que también había comenzado a reír por los nervios y la felicidad que sentía.
A diferencia del anterior, el abrazo no duró mucho ya que Miguel se separó mínimamente para observar de más cerca a Rubén. Este, aún con el calor en sus mejillas miró sediento los labios de Miguel, deseando solo una cosa.

Mangel sonrió y entre cerró sus ojos al mismo tiempo que Rubius mientras se acercaba aún más a su rostro, hasta que el deseado contacto se dió. Pero no fue un beso apasionado, solo fue un pequeño contacto, un roce delicado sin movimientos, pero lleno de sentimientos cálidos. Tal y como había sido ese primer beso que se dieron en las montañas.

-Espera...- susurró Miguel separándose y poniéndose de pie, jalando a Rubén consigo- No lo hice bien.

-¿El qué?- rió el castaño una vez que estuvo frente a Miguel. El morocho sonrió nervioso una vez más y flexionó una de sus rodillas sin soltar las manos del sonrojado Rubén.

-Rubén Doblah Gundersen...- comenzó a decir sin quitar sus ojos de los del castaño, que sentía que su corazón estallaría en cualquier momento-... ¿Quiereh casarte conmigo?

-Si...- volvió a aceptar aún sin creerse lo que sucedía- ¡Ahora me toca a mi!- dijo jalando a Miguel para que se pusiera de pie. Rápidamente bajó su rodilla, aplastando algunas de las pequeñas flores amarillas. Rubén amó ver el pequeño rubor en las mejillas de Miguel al verlo adoptar la misma postura que él segundos atrás.

-Miguel Ángel Rogel...- pronunció tratando de aguantar la risa que le provocaba el ver a Mangel de esa manera tan avergonzada- ¿me harías el honor de casarte conmigo?

-¡Pero yo te lo pedí primeroh!- se quejó el morocho riendo por la situación.

-¿Es eso un si?- sonrió burlón el castaño.

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora