Epílogo: Desde el Comienzo

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...Dos meses después...

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-Estás hermosa.- sonrió Rubén mirando el gran vestido blanco que llevaba su mejor amiga.

-Gracias Rubius.- Nina alternaba su mirada del espejo al rostro sonriente de su amigo, el cual le miraba vistiendo un traje elegante para la ocasión.- ¿Crees que mi panza arruine mucho la forma de mi cuerpo? Maldición, me siento como una vaca.- se quejó mirándose una y otra vez al espejo aquella panza gigante que resguardaba un pequeño ser vivo listo para salir dentro de tres semanas.

-¿Crees que a él le va a importar eso? No seas infantil, Nina- rió el nuevamente castaño, haciendo referencia al novio.

-Yo que sé. Y no te burles, tú estabas igualito el día de tu boda. Parecía que te ibas a morir de nervios en cualquier momento.

-Tú sabes bien por qué estaba nervioso...- murmuró Rubén bajando la mirada a sus pies.

Había sido difícil. Cuando Miguel volvió a pedirle que se casaran, usando al pequeño Alioth como portador de los anillos, Rubén aceptó sin dudarlo dos veces. Aquel anillo de oro que se había quitado hace tantos años atrás volvió a su dedo anular y no tardaron en organizar toda una nueva boda más simple que la anterior. Pero la noche antes de la ceremonia, Rubén había tenido horribles pesadillas con el peliblanco en las cuales este aparecía y volvía a envenenar a Miguel sin que él pudiera evitarlo. El morocho debió despertarlo varias veces esa noche, y Rubén siempre recuperaba la conciencia con los ojos acuosos y el sudor corriéndole por la frente. El resultado fue que al día siguiente ambos se casaran con notorias ojeras bajo los ojos, pero por suerte la boda sucedió a la perfección y cuando Miguel pronunció su "Sí, acepto" Rubén pudo volver a respirar tranquilo. Ahora finalmente estaban casados de manera oficial y verdadera, y aunque en el fondo las cosas no habían cambiado mucho, ambos se sentían más unidos que nunca.

-Lo sé.- afirmó la pelirroja.- Lo siento, no quería hacerte recordar esas cosas...

-Está bien. Ya no me afecta tanto como antes.- aseguró Rubén sonriéndole cálidamente.

-¡Chloé!- un grito a lo lejos interrumpió la conversación, y segundos después la puerta de la habitación fue abierta por una niña de siete años que ingresó a toda velocidad, escondiéndose luego entre risas detrás de las piernas del confundido Rubén.

-¿De quién te escondes?- preguntó el castaño divertido en un susurro.

La niña que usaba un simpático vestido rosa claro y dos colitas que amarraban sus cabellos rubios elevó su dedo índice y lo posó sobre sus pequeños labios curvados en una sonrisa traviesa.

-De papá...- murmuró.

-¡Chloé!- volvió a escucharse esta vez más cerca.

Nina se echó a reír cuando vio a Samuel entrar en la habitación con un aspecto totalmente cómico. Su cabeza estaba cubierta de crema pastelera y su traje empapado por alguna bebida que debieron de haberle tirado por "accidente". Rubén sonrió negando con la cabeza al escuchar la tímida risa de Chloé detrás de sus piernas.

-¿¡Dónde está!?- exclamó Samuel frunciendo el ceño con enojo.- ¡Y tú!- señaló a Rubén- ¡No te rías que estoy seguro de que tu "angelito" Alioth tuvo mucho que ver en esto! ¡Esos dos son la mafia!

-Sólo son niños.- rió el castaño cargando en brazos a la temerosa Chloé.- ¿En verdad crees que esta dulzura podría hacer semejante travesura? Mírala, es un encanto.- habló mientras que le hacía cosquillas a la niña de nombre francés que no paraba de carcajearse.

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora