Capítulo 76

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Maratón 3/3:

-Rubiuh ¿qué pasa? No has hablado desde que llegamoh.

Rubén dirigió sus ojos cansados a Mangel y se acomodó lentamente en la cama, quedando frente a él. Apenas llegaron al pueblo, se acostaron por el cansancio producido por el largo viaje.

-Me siento mal- confesó en un hilo de voz.

Miguel se alteró e inmediatamente colocó la palma de su mano sobre la frente algo sudada de Rubén. La sintió caliente y húmeda.

-La nieve te ha hecho mal-concluyó al recordar las horas que pasaron bajo el frío- ¿tomaste tus medicamentoh?

-Lo olvidé...- volvió a susurrar entrecerrando sus ojos. Miguel, preocupado, se levantó de la cama y comenzó a buscar las medicinas por toda la casa, y luego las preparó tal y como Rubén le había enseñado.

Cuando volvió al cuarto se asustó al ver cómo el castaño sollozaba entre las sábanas con los ojos apretados.

-Tranquilo Rubiuh- trató de calmarlo sentándose a su lado- Toma tus medicamentoh y te sentirás mejoh.

-Ya no quiero Mangel, ¿por qué tengo que tener esta enfermedad?- lloró mas fuerte- ya no quiero tener que tomar pastillas, estoy cansado. Cúrame Mangel, cúrame por favor.

A Miguel le rompía el alma verlo de ese modo. No era la primera vez, claro estaba. Pero siempre le dañaba un poco el corazón verlo suplicar por cosas como esas.

-Rubiuh- dijo acercándose a él y rodeándolo con sus brazos protectoramente- Debeh tomar tus medicamentoh. Te aseguro que te ayudará.

Rubén sollozó más fuerte. Estaba cansado, ya no quería tener que ingerir las pastillas. No lo demostraba, pero nunca lograba acostumbrarse a la desagradable sensación de las medicinas deslizarse por su garganta. Era una tortura consumirlas diariamente. Sentía que en cualquier momento vomitaría todo.

Se sentó en la cama separándose del abrazo de Mangel sin dejar de llorar y resignado, le quito de las manos las pastillas, para luego colocar una por una en su boca, tragando con paciencia ayudado por el agua que Miguel le había llevado. Cuando terminó volvió a recostarse y el morocho no tardó en acomodarse a su lado, acariciando su espalda y tratando de calmar sus temblores por el anterior llanto.

-Mangel...- mumuro el castaño con la voz rota sin dejar de liberar las lagrimas de sus ojos.

-¿Mm?

-¿Tu crees... que Emma se separará de Adam por mi culpa?

Miguel frunció el ceño.

-No.

-Si yo no hubiera aparecido... ellos no se hubieran enojado contigo- Rubén apretó sus labios sintiendo ganas de gritar- Si yo no hubiera aparecido...

-Basta Rubiuh.

-Si yo no hubiera aparecido tu seguirías llamado "padre" a Adam. Si yo no hubiera aparecido...

-¡Si tu no hubierah aparecido yo sería infeliz!- exclamó Miguel harto de la situación. Agarró el rostro de Rubén y le obligó a verlo- Si tu no hubierah aparecido... yo jamás hubiera descubierto qué eh el amor.

-Mis padres... ellos se separaron por mi culpa Mangel- lloró sintiendo un vacío en el pecho- ahora Emma se separará de Adam por mi culpa, tu... tu... estás enojado con tu padre y con Kevin por mi culpa. He vuelto a separar a una familia.

Y rompió en llanto.

A Miguel se le cristalizaron los ojos por la impotencia y rápidamente abrazó a Rubén, pegándolo a su cuerpo y rezando para que los benditos medicamentos le hicieran efecto de una buena vez. Era tan angustiante verlo llorar de esa forma tan desconzolada. Sentía a Rubén temblar en su pecho, soltando quejidos que le aturdían. Las lágrimas mojaban su remera y hacía lo posible por no llorar también. Tenía que mantenerse fuerte, tenía que demostrarle que aquello no era motivo para llorar, que todo se pondría bien, que él no tenía la culpa de nada.

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora