Capítulo 41

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-¡Sorpresa!- gritó Alex al ver como Mangel terminaba de abrir la puerta.
-¡Alexby!- exclamó sorprendido.
-¡Me cago en todo tío! ¡Cabrón!- dijo comenzando a dar pequeños golpes en el pecho de Mangel.
-¡Deja, me haceh cosquillah!- reía Mangel por los "golpes" de su pequeño amigo.
-En verdad eres cabrón ¿Cuando dejarás de llamarme así?- le dijo más calmado negando con cabeza.
-Jamah, eh el apodo perfectoh- bromeó despeinando su cabello.
Luego de eso ambos sonrieron. Eran de esos amigos inseparables, esos en los cuales puedes confiar plenamente sabiendo que nunca te traicionarían. Mangel invitó a pasar a su amigo al departamento. Era temprano, por lo que Rubén seguía durmiendo plácidamente en la habitación.
-Y... ¿Quéh te traeh por aquí?- preguntó una vez que se sentaron en el sofá.
-¿Acaso no puedo visitar a un amigo?- dijo Alex levantando una ceja.
-Claroh que si... es soloh que no sueleh venir sin avisar.
-Vaaaalee me descubriste. Es que me dejaste con la intriga el otro día...
-¿Intrigah?- preguntó Mangel sin entender.
-Ya sabes... ¿Qué paso entre Rubén y tu?- interrogó yendo al grano. En ese momento Mangel se tensó un poco y no pudo evitar sonrojarse
-Oh por dios- se sorprendió Alex mirando a su amigo- ¡Estas rojo como un tomate!- estalló en carcajadas.
-¡Cállateh Alex! ¡Lo vas a despertah!- lo regañó gritando en un tono bajo.
-¿A quién?.... no me digas que...- ahora Alex estaba el doble de sorprendido. Se levantó del sofá y caminó a paso rápido hacia la habitación.
-¿Q-quéh haces?- tartamudeó Mangel siguiéndolo. Alex se asomó en silencio por la puerta del cuarto y lo vio. Ahí estaba Rubén, profundamente dormido en la cama como un angelito. Alex ahogó un grito con su mano y se dio la vuelta para mirar a Mangel, como buscando en sus ojos nerviosos alguna explicación. Lo agarró de la mano y lo jaló nuevamente a la sala, sentándolo en el sofá.
-Ahora si que me tienes que explicar.- le exigió sentándose a su lado.
-Vale, vale peroh no griteh que lo vas a despertah- accedió rindiéndose- ¿recuerdah ese viaje que teníamoh planeado a las montañah con Rubén?- dijo comenzando a contar. Alex asintió, recordaba cuando se lo había contado en la cafetería- bueno... digamoh que pasaron muchas cosah- siguió, rascándose la cabeza. No sabía bien como explicar todo lo que había pasado.
-Ya y ¿qué paso luego?- preguntó curioso.
-Buenoh... tuve un momentoh de debilidad y...
-¿Y?- se impacientaba.
-y lo beséh...- confesó en un hilo de voz con rubor en sus mejillas. Alex se sorprendió al escuchar esas palabras. Mangel siempre había sido así, apurado con todo y sin paciencia, pero pensó que en este caso sería diferente. Ideó una broma en su cabeza, pero al ver al morocho, tan avergonzado y vulnerable, tuvo un poco de compación. Luego de unos segundos Alex rompió el silencio.
-¿Y él que dijo?
-Hablamoh un rato y... me dijo que él también me queríah
-¡Pero eso es genial!- gritó Alex emocionado.
-¡Cállateh gilipollah!- dijo Mangel cubriendo su boca. Pero ya era tarde, Rubén había despertado con el grito de Alex.
-¿Y ahora están saliendo?- preguntó sacando la mano de su boca.
-Si... él no sabeh mucho de relacioneh... así que de a poco nos estamos acercandoh.
-¿Ya lo han hecho?
-¿Que cosah?- dijo Mangel sin entender. Alex hizo una pícara sonrisa ladeada y levantó una ceja tratando de que su amigo comprendiera. Mangel se sonrojó violentamente.
-¡No! ¡No! ¡No!- negó agitando sus manos frenéticamente.
-¡Tío que estaba en tu cama!- dijo comenzando a reír.
-¡Solo dormimoh! Él eh muy inocenteh para hacer algo así...
-Se paciente Miguel, con él tiempo seguro que llegaran a eso.
-¿Tu creeh?- preguntó con una pizca de esperanza.
-Claro que si... al parecer tienes ganas de hacerlo con él- bromeó poniendo una cara pervertida.
-Claro que quieroh... que esperabas- contestó Mangel un poco avergonzado. Alex comenzó a reír por el nerviosismo de su amigo y luego le palmeó la espalda amistosamente.
-Me alegro por ti Miguel, al final obtuviste lo que querías.
-Si... supongoh que así es- afirmó sonriéndole a su amigo- graciah Alex, necesitaba decírseloh a alguien.
-Para eso estoy- dijo devolviéndole la sonrisa.
-¿Quiereh un café?- preguntó Mangel levantándose.
-No te preocupes... ya me voy. No quiero interrumpir sus cosas de enamorados.
-Estás muy chistosoh hoy... ¿Verdad Alexby?- dijo Mangel ganándole a su amigo en bromas.
-Ya cállate si no quieres que le diga a Rubén lo que planeas hacer con él.- se excusó dirigiéndose a la puerta.
Mangel rió y lo acompañó a la salida.
-Ah lo olvidaba- comentó Alex antes de salir- ¿Al final irás a París por la boda?
-Joder lo habíah olvidadoh- dijo llevándose una mano a la cabeza.
-Pues más te vale que vayas... sabes como es Willy, se enojará si no te presentas.
-Lo se, lo se- resopló angustiado.- Iré, encontraréh la forma.
-Vale, nos vemos Miguel- saludó alegremente.
-Adioh- dijo agitando su mano. Una vez que Alex se fue, cerró la puerta negando con la cabeza divertido, le había hecho bien hablar estas cuestiones con él. Cuando se dirigió a la sala se encontró con Rubén y dio un brinco sorprendido.
-R-rubiuh- exclamó hecho un manojo de nervios. ¿Hace cuánto estaba allí?
-Buen día- saludó con una mueca indescifrable para Mangel.
-H-hola... ¿C-cómo dormisteh?- preguntó tratado de parecer tranquilo.
-Bien... hasta que escuché su conversación.
-¿Q-quéh e-escuhasteh?- preguntó tartamudeando.
-Lo suficiente- le dijo seriamente.
-R-rubiuh y-yo te lo puedo e-explicah- en ese momento Mangel quería que se lo tragase la tierra. ¡Había escuchado la conversación de sexo! ¿¡Cómo le iba a explicar que quería follárselo!? En la cabeza de Mangel había más de 100 insultos hacia Alex por haberle obligado a hablar de aquello.
-¿Quién es ese tal Willy eh?- pregunto frunciendo el ceño. Mangel no pudo evitar soltar un suspiro de alivio al escuchar esa pregunta. Vale, al parecer se había perdido la otra parte, que suerte, pensaba en su cabeza.
-Eh un amigo- contestó sinceramente.
-¿Y qué es eso de la boda? Se que no se mucho de esas cosas... ¡Pero se que cuando alguien se casa es porque está enamorado!- exclamó furioso.
-¿Quéh?- preguntó Mangel sin entender.
-No te hagas el tonto... ¿Te vas a casar con él verdad?- preguntó al borde de las lágrimas. Mangel al escuchar eso no pudo evitar soltar una fuerte carcajada que asustó un poco a Rubén. ¿Casarse con Willy? ¿Él? Nunca había escuchado algo más ridículo.
-¡No te rías gilipollas!- le gritó más cabreado que antes.
-Ay dioh mio- dijo Mangel secándose una lágrima que se le había escapado por tanta risa.
-Cabrón... encima te ríes- se quejó como un niño.
-Willy eh un amigo que vah a casarseh con otro amigo mioh. Me invitaron a la bodah- explicó más clamado.
-¿Entonces...?
-Claro queh no Rubiuh. Yo te quieroh a ti- le interrumpió acariciando su pelo castaño. Rubén suspiró aliviado, entonces todo había sido un malentendido... pero aún así...
-¿Te irás a París?- preguntó un poco cabizbajo.
-Si... la boda se celebraráh allá- contestó sin dejar de acariciarlo. El castaño suspiró frustrado, eso significaba que no estaría con Mangel por un tiempo. No se había dado cuenta de cómo toda su vida ahora giraba en torno a él.
-¿Y cuando te irás?- dijo sin ganas de escuchar la respuesta. Mangel sonrió y alzó su mentón para ver sus ojos verdes.
-Cuandoh me digas que vienes conmigoh.
Rubén abrió los ojos como platos al escuchar eso. ¿París?
-P-pero eso es muy lejos, a-además yo no estoy invitado a la boda, ¡n-nisiquera tengo dinero Mangel!- le dijo excusándose.
-Yo meh encargaré de todoh, no te preocupes- lo calmó Mangel acariciando su mejilla.
-Mangel... tu sabes que no me gusta viajar...- contestó más calmado.
-Lo se... pero no seh la razón- dijo sin dejar de mirarlo.
-Es solo que... de niño no viajaba mucho y una vez que decidimos hacerlo casi se arruina todo por mi estúpida enfermedad- explicó recordando como casi su padre chocaba el auto por sus rabietas.
-Rubiuh, debes dejah de reprimir experiencias por tu pasadoh. Porque es eso... pasadoh.
Rubén suspiró dándole la razón, no podía seguir escondiéndose en ese pueblo. Debía salir y conocer más allá, además no quería estar sin Mangel.
-Vale... iré- se decidió sonriendo. Mangel le devolvió la sonrisa y lo abrazó emocionado. Era perfecto. Todos estarían en la boda, podría presentarle a sus amigos y además conocería una bella ciudad al lado de una bella persona. No podría ser más feliz. Realmente sentía que todo comenzaba a tornarse color de rosa.

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora