Mangel estaba en la cocina preparando el almuerzo lentamente. Esa noche no había dormido ya que había cuidado a Rubén junto a Alex, pero este si había tomado una siesta. El problema era que estaba tan preocupado que no había podido pegar un ojo anoche. Sus párpados le pesaban y su respiración era lenta pero consiguió terminar la comida antes de caer dormido. Puso un plato de comida en una bandeja junto a un zumo de naranja y se dirigió a ver como estaba Rubén.
-Rubiuh debeh comeh algo.- dijo con la voz apagada. Al instante Rubén noto que estaba cansado. No solo lo había delatado su voz, tenía grandes ojeras debajo de sus ojos, los cuales se notaba que abría con dificultad. Su sonrisa era débil y apagada. Le sorprendía cuanto había llegado a conocer a Mangel en tan solo una semana.
-Gracias Mangel. Ve a descansar, te ves exhausto.
-No, comeré contigoh- dijo dejándole la bandeja a Rubén sobre sus piernas- ahora vuelvoh.
Al rato Mangel volvió con otro plato de comida para él y se sentó a su lado descansando las piernas sobre la cama. No pudo evitar soltar un suspiro de alivio al sentir la suavidad de las sábanas en su cuerpo. Realmente estaba cansado. Rubén por su parte le había hecho lugar pero no hacía falta ya que la cama era grande y perfectamente entraban dos personas.
-Buen provechoh- dijo Mangel mirando a Rubén con una sonrisa que le hizo erizar la piel. ¿Por qué se sentía así cuando Mangel lo miraba, cuando le sonreía, cuando lo cuidaba? Bajo la mirada rápidamente y asintió con la cabeza empezando a comer con dificultad por los nervios que tenía. Este sentimiento era raro, pero le hacía sentir de una forma que jamás había experimentado. Tal vez formaba parte de sentirse querido ¿no?
-Está muy bueno Mangel
-Graciah, temía habermeh equivocado y haberle puesto azúcar en vez de sal pero creoh que lo hice bien.- dijo bromeando mostrando su dentadura.
Otra vez, Rubén al verlo así se había puesto nervioso. No entendía por qué su piel se erizaba de pronto. Tal vez era por el frío. Tal vez era porque seguía débil.
-Ah... no se que le pasa a mi piel- soltó molesto sin darse cuenta.
-¿A tu piel?- preguntó Mangel extrañado. Rubén lo miró y se dio cuenta que lo había dicho en voz alta. Ahora no solo era su piel, su corazón había comenzado a palpitar anormalmente.
-N-no se... m-me siento raro- confesó sin entender que le estaba sucediendo.
-¿Queh eh lo que sientes?- preguntó Mangel un poco preocupado.
"¿Que es lo que sientes?" esa pregunta resonaba en la cabeza del castaño. ¿Todo esto es por un sentimiento? Entonces... ¿el cuerpo reacciona así por algo que se siente? Pero nunca había experimentado algo parecido... ¿Sería posible que...? En ese momento Rubén abrió los ojos asustado y pegó un saltito que casi hace que la bandeja caiga al suelo. Mangel tenía su mano fría en la frente de Rubén tratando de averiguar si tenía fiebre. Ese solo tacto había bastado para que Rubén se inquietara. Sentía que su panza se revolvía, como si algo cálido revoloteara en su interior. ¿Que era eso? ¿Mariposas? ¿Mariposas en el estomago? Pero eso lo había leído hace tiempo en un libro, y hacía referencia a cuando alguien se... enamoraba. ¿Entonces él...?
-¿¡Que!?- soltó Rubén haciendo que Mangel apartara su mano rápidamente.
-¿R-rubiuh?- dijo este asustado. De la nada había gritado y casi le da un ataque al corazón. De inmediato pensó que se debía a sus cambios de actitud repentinos por la enfermedad, pero era muy extraño, no entendía qué era lo que había hecho para causar ese cambio. Rubén lo miró asustado por su último pensamientos. ¿¡Se había enamorado de Miguel!? ¿¡Pero eso no pasaba entre un hombre y una mujer!? Es decir, sabía de la existencia de los gays y todo eso, pero nunca se imaginó que podría pasarle algo así a él. No, no, no... seguro era una confusión. Era obvio que le tomaría cariño a Mangel, después de todo el fue el único que se interesó desde un principio en él. ¿Será que él sentía lo mismo? No, eso era imposible, de seguro Mangel tenía una linda novia en Algarinejo. ¿Por qué ese pensamiento le había hecho sentir de la misma manera que cuando vio a Mangel con Alex compartiendo el paraguas? ¿¡Eran celos!?
-¡Rubiuh!- gritó Mangel tratando de sacarlo de sus pensamientos. Rubén se sobresaltó y le prestó atención. No podía creer lo que acababa de descubrir.
-D-dime- soltó tartamudeando.
-Dime tu... ¿Qué pasah? ¿Te sienteh mal? Tu cara está toda roja.
-¿Q-que?- no se había dado cuenta que le ardían las mejillas. ¿Esto era lo que se llama rubor?
-Seguroh estas con un pocoh de fiebre. No te preocupeh, ya se te pasará.- dijo Mangel acomodándose en la cama.
Si, seguro era eso, solo fiebre, solo fiebre. Rubén trataba de convencerse a sí mismo que todo lo que sentía era producto de una simple fiebre. Suspiro un poco aliviado y convencido de ese diagnóstico y se relajó.
-Estaba pensandoh en posponer el viaje a las montañah, digo es temporada de lluvias y la temperatura a bajadoh, y bueno, tu no estah bien. Será mejoh que lo dejemos para más adelante.- dijo Mangel bostezando.
-¡No!- grito Rubén haciendo que Mangel se sorprendiera- digo... tu querías hacer ese viaje, n-no quiero que no vayamos por mi culpa- en realidad Rubén quería hacer ese viaje. Por alguna razón ahora quería estar al lado de Mangel todo lo que fuera posible.
-Tío... ¿otra veh con lo de la culpah? Ya te dije que no eh solo por ti... el clima no noh favoreceráh.
-Pero quero ir Mangel. Por favor- dijo haciendo un puchero que hizo que Mangel riera un poco.
-Ehta bien... pero si veo que anuncian lluvias lo canceloh y te compraréh ropa abrigada porque al parecer no tienes- se rindió él con una sonrisa. La verdad es que el también quería hacer ese viaje. Pero la salud de Rubén era primero.
-¡Genial gracias Mangel!- dijo este abalanzándose sobre Miguel para abrazarlo. Se sentía extremadamente feliz por poder hacer ese viaje con Mangel, no podía disimularlo. Mangel estaba sorprendido y a la vez contento. Le gustaba ver a Rubén feliz, eso era lo que quería. Después de un rato abrazados Rubén se dio cuenta de la posición comprometedora en la que se encontraban y se alejó con un leve rubor en sus mejillas. Se dio cuenta que había tirado la bandeja pero por suerte ya se había terminando su comida.
-Perdón, tire todo al suelo- dijo avergonzado
-No te preocupeh, iré a lavar, en seguida vueloh- dijo Mangel levantándose para recoger la bandeja. En ese momento un impulso hizo que Rubius agarrara la mano de Mangel deteniéndolo. Este se dio la vuelta extrañado y lo miró.
-N-no te vayas... por favor...- dijo rojo de la vergüenza sin entender por qué de pronto se había vuelto tan obsesivo con Mangel. Bueno, ahora tenía una idea, pero el solo pensar en eso le hacía sonrojarse.
-Buenoh, me quedoh hasta que te duermah.- dijo Mangel sin sacar su expresión extraña.
Se colocó al lado de Rubén y se acostó sintiendo su cuerpo relajarse por completo. Después de unos minutos en silencio Rubén se decidió a hablar.
-¿M-mangel?
-¿mmm?- preguntó este con los ojos cerrados
-¿A-alguna vez... digo, a-alguna vez, ya sabes... t-te enamoraste?- preguntó Rubén tratando de conseguir alguna información que aclarara sus pensamientos.
-¿enamorarse?... si, creoh que si- respondió él sin abrir los ojos
-Y... ¿C-cómo se siente?- tartamudeaba un tímido Rubius.
-...de puta madre...- dijo Mangel acomodándose inconscientemente junto al cuerpo de Rubén. Ante este acto el corazón del castaño comenzó a latir rápidamente. Mangel se había dormido junto a él, ya no podía más del cansancio. Ahora Rubén podía mirarlo sin temer a que sus ojos negros lo intimidaran. No se había fijado antes, pero Mangel era realmente atractivo. Se veía totalmente relajado y en paz, esa imagen de él hacía que a Rubén también le entrara el sueño. Se acomodo lentamente para no despertar a Mangel y se durmió a su lado, sintiéndose bien, sintiéndose protegido.
-¿que hiciste conmigo...?- preguntó con los ojos cerrados sumergiéndose en un profundo sueño.
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Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]
FanfictionRubén sufre de una enfermedad que le hace actuar antes de pensar, de esa manera termina alejando a todos los que lo rodean... pero un médico llamado Miguel consigue acercarse a tal punto de sentir algo por él. Aunque lo que él no sabe es que Rubén o...