Capítulo 54

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-¿¡Qué estas diciendo!?
-¡Ya no lo soporto! ¡Me voy de aquí!
-¿¡Cómo!? ¡¿Y piensas dejarme sola con él!?
-¡Ya deja de gritar! ¡He soportado todos sus berrinches y caprichos! ¡Estoy harto!
-¡Si sales por esa puerta ten por entendido que lo nuestro acabo!
-¡Me importa una mierda! ¡Ya no te amo! ¡Ni a ti ni a ese demonio!
-Hector... ¿¡Cómo puedes decir eso!? ¡Prometimos cuidarlo! ¡Es nuestro hijo!
-¡Ya no mas! ¡Será tu hijo pero el mío no! ¡Estoy cansado de vivir así! ¡No soy feliz!
-¡¿Y piensas que dejándome sola serás feliz!? ¡Por dios Hector! ¡Tu también estarás solo!
-¡Te equivocas! ¡Iré con la mujer que amo realmente!
-¿Q-qué...? Hector...
-¡Amanda! ¡Se llama Amanda y estoy enamorado de ella! Así que aléjate de mi vida y aleja a ese monstruo!
-¡Aquí el único monstruo eres tu! ¡Te odio!
-¡Yo más! ¡Adiós!

-Rubiuh...

Rubén abrió los ojos bruscamente al escuchar un estruendo de una puerta cerrándose fuertemente. Su respiración estaba agitada y noto cómo su visión se nublaba. No entendía en donde estaba, todo era demasiado blanco y parecía que no estaba acostado.
-¿Rubiuh? ¿Por quéh llorah?- preguntó Mangel al verlo con los ojos brillantes.
-¿Mangel?- preguntó en un hilo de voz. Ahí estaba él, sentado a su lado mirándolo preocupado.
-Rubiuh, tranquiloh fue una pesadillah- explicó acariciando su cabello.
-Dile que no se vaya- suplicó el castaño con la voz entrecortada- dile que cambiaré pero que no se vaya por favor- dijo agarrando la ropa de Mangel.
-¿De quién hablah Rubiuh?- preguntó tranquilo.
-No es su culpa, es mía. Ella no entiende, ella me odia y lo odia a él por mi culpa- explicó llorando en silencio.
-Rubiuh, tranquilo fue solo una pesadillah- insistió sin entender a qué se refería, pero estaba seguro de que estaba relacionado con su pasado.
-Mierda Mangel los separé- dijo escondiendo su cabeza en el pecho del morocho- es mi culpa, no merezco vivir.
-Rubén, bastah, no digas gilipolleceh.
-Me quiero morir- susurró sin dejar de llorar. Su cuerpo entero temblaba apoyado en el de Mangel.
-¿Y quéh será de mi si tu mueres eh? ¿Piensas dejarme soloh? ¿Sabeh que no puedo vivir sin ti?
-Mangel...- murmuró tratando de calmarse.
-¿Ya olvidasteh cuando intentasteh suicidarte? ¿Olvidasteh todo lo que sufrimos por esoh? ¿En serio piensah repetirlo?
-No... yo... l-lo siento- explicó volviendo a la realidad. Por unos segundos su sueño se había mezclado con lo que pasaba realmente y no pudo evitar volver a tener sus pensamientos suicidas y deprimentes. Odiaba esa época, odiaba volver a sentir todo eso en las estúpidas pesadillas. Pero esta había sido más fuerte y real. Tanto, que lo había confundido totalmente.
-Solo... no vuelvah a desear algo comoh eso ¿vale?- pidió el morocho separándolo de su cuerpo.
-Vale... lo siento... yo... no sabía lo que decía...
-Estáh bien Rubiuh, ¿quiereh decirme qué soñasteh?
-Soñé con... el día en que mis padres pelearon. Aún recuerdo sus palabras... sus gritos. Todo fue tan horrible. Ellos se separaron por mi culpa Mangel- explicó comenzando a temblar nuevamente.
-Rubiuh...
-Odio mi enfermedad, me odio a mi mismo... dios estoy enojado- chilló tirando de sus cabellos fuertemente.
-Joder Rubiuh ¿tomaste tus medicamentoh?- preguntó Mangel preocupado tratando de que no se hiciera daño.
-Si... si los tomé. Pero aún así estoy enojado por todo esto.
-Eso ya eh pasadoh. Ahora todo eh diferente, mírame- le ordenó acunando su cabeza entre sus manos- estoy aquí ¿vale? Yo soy el presenteh.
Rubén lo miró y asintió lentamente. Tenía razón. Debía olvidar todos esos hechos y comenzar de nuevo con Mangel. Miró a su alrededor y se percató de que estaba en el avión, eso le sirvió para que recordar todo.
-¿Falta mucho para llegar?- preguntó tratando de cambiar de tema.
-Pasajeros del vuelo 320 por favor abrocharse los cinturones y enderezar sus asientos, ya hemos comenzado el descenso, llegaremos en aproximadamente 10 minutos. Gracias.
-¿Eso respondeh tu pregunta?- se burló Mangel riendo por la coincidencia.
-Bastante, si- rió débilmente. Aún estaba un poco afectado por el sueño. Había sido demasiado real.- oye Mangel...
-Dime.
-Sobre lo que dijiste antes... ya sabes.
-¿Qué cosah?- preguntó el morocho curioso. Observó como las mejillas de Rubén se tenían de un color rojizo.
-L-lo que dijiste de presentarme a tus amigos...- explicó avergonzado.
-¿Si...?- insistió Mangel divertido. Ya sabía a lo que se refería, pero quería escucharlo de sus propios labios.
-Joder... si quieres puedes decirles que... bueno, tu entiendes.
-Lo sientoh, pero no entiendoh a que te refiereh- dijo haciéndose el desentendido. Rubén le lanzó una mirada asesina y luego suspiró mirando hacia la ventanilla.
-Quieroquelesdigasquesoytunovio- confesó hablando tan rápido que hasta a él se le hizo dificil entenderse. Escuchó una carcajada de Mangel y se giró dándole un golpe en el hombro terriblemente avergonzado. Decir eso le había hecho sentir su corazón en la boca.
-Claro, claro lo sientoh. Es que me pareceh tierno que te cueste tanto decirloh- dijo calmando su risa.
-¡No me cuesta decirlo!- exclamó frunciendo el ceño.
-Entonceh no te no molestaríah decirlo de nuevoh ¿verdad?- lo desafió Mangel. Rubén tragó saliva.
-C-claro que no- dijo no muy seguro. Observó como el morocho lo miraba con una sonrisa burlona.
-¿Y bien?- preguntó sin poder dejar de sonreír.
-¿Y bien qué?- preguntó el castaño molesto.
-Quieroh que lo digah de nuevo.
-¿Por qué?
-¿Por quéh no? Despuéh de todo no te molestah decirlo
-Eres un maldito acosador ¿lo sabías?- dijo molesto. Pero la sonrisa burlona de Mangel no desaparecía- ¡Vale! ¡Está bien! ¡Quiero que les digas que soy tu novio! ¿¡vale!? ¡Quiero que corras por todo París y que grites que eres mío y de nadie más!- explotó sintiendo palpitar una vena de su cuello. Pero no escuchó una carcajada de Mangel. Se giró a verlo y pudo observar como este estaba completamente ruborizado, al igual que algunas personas que los miraban curiosos. Abrió los ojos como platos sintiendo como su rostro entero ardía.
-L-lo grite ¿verdad?- susurró apenado.
-¿En serio quiereh que grite por todo París que ereh mi novio?- preguntó el morocho tratando de contener la risa.
-¡Cállate! ¡No quiero eso! ¡Idiota acosador!- grito en voz baja, no tenía intenciones de seguir llamando la atención.
-Señores pasajeros estamos a solo unos segundos de aterrizar. Gracias por elegirnos, esperamos que hayan disfrutado del vuelo- dijo una voz por los parlantes.
-Mierda...- susurró Rubén.
-¿Qué pasah?
-N-nada...
-¿Estas nerviosoh? Yo puedo solucionar esoh...- dijo acercándose al rostro del castaño.
-¡Ni lo sueñes!- exclamó apartándolo- no más besos hasta tocar tierra firme. Aún estoy enojado.
-Estáh bien, puedo esperar- suspiró Mangel riendo. El avión comenzó a moverse torpemente, haciendo que Rubén se tensara.
-¿Q-qué pasa?- le preguntó nervioso
-Tranquiloh, solo eh un poco de turbulencia- explicó. Pero el castaño no parecía tranquilizarse. En un acto reflejo tomo su mano y la sujetó firmemente, sorprendiendo a Rubén, que luego de unos segundos lo observó a los ojos diciendo un claro "gracias" con la mirada. Mangel sonrió y miró por la ventanilla, fijándose como la tierra cada vez se veía más cerca. Pudo divisar el aeropuerto a lo lejos y ensanchó su sonrisa ansioso por conocer París. Rubén también miraba el paisaje. Observaba curioso como el ala del avión desplegaba algunas partes extra que anteriormente había escondido. Sintió un malestar en la panza pero fue capaz de ignorarlo gracias al agarre de Mangel. Aún seguía experimentando el cosquilleo que le producía la temperatura de esa mano y eso le hacía sonreír levemente.

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora