Capítulo 84

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Al ser liberado de las cadenas, Miguel cayó con un golpe seco al suelo, y Rubén gimoteó intranquilo al verlo con los ojos cerrados.

-Les daremos un descanso y luego proseguiremos- sentenció el peliblanco tranquilamente.

-Si que tiene aguante el morochito- rió James guardando la navaja.

-Va... he visto mejores.- se quejó Mike saliendo junto a su pareja del cuarto tras haber dejado el látigo de cuero ensangrentado en el armario.

Kevin sonrió al verlos salir de la habitación y se giró a observar al castaño, el cual seguía amarrado en la silla, viendo con sus ojos entrecerrados y completamente aguados al inconciente Miguel tirado en el suelo, lleno de cortaduras desbordantes de sangre en su cuerpo maltratado.

-Ya no llores. No sirve de nada llorar, tu y yo lo sabemos bien.- ordenó el peliblanco acercándose a Rubén. Agarró el sucio pañuelo que bloqueaba sus labios y lo retiró de un tirón que logró sacarle un quejido a la víctima.

-Kevin...- susurró Rubén con la boca seca y adolorida-... ya... no... basta...

-Cállate. Te ves ridículo.- interrumpió sus balbuceos. Caminó hacia Miguel y tocó la zona de sus costillas con su pie, girandolo levemente y examinando su piel destrozada.- Ah... esos idotas se pasaron. Ya que...- susurró para si mismo. Pero Rubén lo escuchó.

-Por favor...- murmuró captando la atención del peliblanco- Déjame... tocarlo...

-¿Tocarlo dices?- se carcajeó- Eres un pervertido Rubén.

-No... es eso...- expresó en un hilo de voz clavando con dificultad sus ojos en los de Kevin, el cual sintió un leve escalofrío al ver tanto dolor en las gemas verdes de Rubén, sumamente agrietadas y lastimadas.- Déjame... abrazarlo Kevin. Te lo... suplico.- sollozó con voz más aguda de lo normal, la cual se deformaba por el llanto.

-Eres tan hipócrita Rubén. Un mostruo con cara de ángel. ¿Cuándo dejarás caer la máscara, demonio? No... debo ser yo el que la arranque.- estableció acercándose al rostro del castaño- Pero no soy como tu, tan... asqueroso y mal jugador. Porque soy más humano que tu, y sé que todos merecen el perdón, una segunda oportunidad. ¿La quieres Rubén? ¿Quieres mi perdón?

-Yo... no te hice nada...- balbuceó negando con la cabeza, sin entender aún el por qué del odio que le trasmitía aquella mirada oscura y vacía. Kevin rió entre dientes agarrando con firmeza el mentón de Rubén.

-Con que nada... ¿eh?- murmuró sonriendo. Se puso de pie rápidamente y comenzó a cortar con una pequeña cuchilla las cintas plateadas que apricionaban a Rubén, haciendo que este abriera los ojos sorprendido, con una pizca de esperanza recorriendo sus venas.- No te emociones. Solo te dejaré unos segundos, para que veas quién es el bueno aquí.

-Gracias...- lloró Rubén desesperado por ponerse en contacto físico con Miguel- Gracias Kevin...

-¡Cállate antes de que me arrepienta!- gritó el peliblanco propinándole un fuerte golpe en la mejilla que logró lanzarlo al suelo, ya libre de la silla que lo apricionaba.

-Mangel...- murmuró Rubén arrastrándose lentamente por el suelo hacia el cuerpo inherte del morocho.- Estoy aquí... estoy aquí Mangel...- balbuceaba desesperado por alcanzarlo.

Kevin observó la escena con el ceño fruncido, y por un momento de locura, sintió pena y arrepentimiento. Era algo lamentable ver las condiciones en las que aquellos dos enamorados se encontraban.

Pero apartó ese pensamiento de inmediato.

Aquello... sería como traicionar a Amanda.

Se dió la vuelta, y caminó fuera de la habitación, cerrando de un portazo tras de sí, sabiendo que ninguno de esos dos estaría en condiciones de escapar.

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora