Rubén sintió un escalofrío viajar desde su espalda mojada hasta la nuca de su cuello. Se sentía tan relajado hace unos segundos... y solo bastó con que Mangel abriera la boca para que toda la tranquilidad se fuera a tomar por culo. ¿Por qué? ¿Por qué tenían que existir terceros? ¿Por que tenía que haber personas que siempre interfirieran en sus vidas?
Rubén rascó su cabeza incómodo, mientras que Mangel se mantenía en silencio, esperando paciente la respuesta de su novio. Pero al parecer, el castaño no estaba dispuesto a dar a conocer su opinión, no al menos por ahora. Se paró de la tina, sin importarle que el morocho viera su desnudez; su piel pálida y llena de notables cicatrices e imperfecciones. Caminó con precausión fuera del agua, agarrando una toalla y comenzando a secarse lentamente con esta, y al terminar se la amarró a la cintura tapando sus partes bajas. Suspiró y salió del baño, sin decir una sola palabra, sabiendo que estaba siendo muy infantil al comportarse de esa manera, pero necesitaba pensar; y en la tina, desnudo, y junto a Mangel no era muy fácil.
Caminó perdido en sus pensamientos hasta el armario y sacó su pijama junto a unos boxers de manera lenta. Mientras se los colocaba, trataba de concentrarse en alguna idea, algo a lo que aferrarze. Pero simplemente no lo lograba. Tenía demasiadas cosas en la cabeza.
Entendía a Mangel, o al menos eso creía. Rubén nunca estuvo en una situación similar, nunca pudo ir con su madre y decirle que Miguel era una persona muy especial para él, nunca pudo ver a su padre de manera orgullosa, nunca pudo ver su sonrisa satisfecha, sabiendo que su hijo había crecido y madurado.
Eso nunca pasaría... aunque le gustaría. De todos modos no podía quejarse de eso... y prefería no recordar el por qué.
Es por eso que creía entender al morocho. Suponía que él, al tener padres, al tener una familia... quería presentarlo formalmente, hacerlo parte de su vida oficialmente. Pero Rubén tenía tanto miedo...
¿Y si no lo aceptaban?
O peor aún...
¿Y si desarrollaban un rechazo hacia Mangel... por su culpa?
No soportaría aquello, y no entendía cómo el morocho podía ser tan valiente. ¿Acaso él no estaba asustado por la situación? Probablemente lo ocultaba, y esa era una de las pocas cosas que a Rubén le disgustaba de Mangel. Muchas veces era reservado con temas como esos, trataba de no mostrarse débil. Todo el tiempo quería protegerlo.
Pero Rubén también quería hacerlo.
El castaño amaba a Miguel y quería cuidarlo, protegerlo, comprender sus inquietudes. Pero era tan difícil que Mangel expresara sus pensamientos más ocultos...
Aunque ahora el tema de ver a sus padres lo había shockeado, entendía que para el morocho era importante, y si eso era lo que él quería... pues... lo haría.
No podía negarse, no después de todo lo que Miguel había hecho por él.
Se acostó en la cama y se arropó con las sábanas, sintiendo al instante el sonido de la puerta del baño abrirse.
Mangel había salido.
Escuchó un buen rato sus pasos por la habitación, suponiendo que se estaba preparando para dormir. Rubén lo esperó paciente, pensando en las próximas palabras que le diría.
Luego de un tiempo, sintió al fin cómo Mangel se acostaba a su lado, dándole la espalda y suspirando sonoramente.-Buenas nocheh- susurró en un tono algo triste. Rubén tragó saliva y se acercó a su esplada, rodeándolo con sus brazos por la cintura y apoyando su cabeza debajo de su nuca, inspirando el aroma a shampoo y jabón que aún se aferraba a su piel.
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Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]
FanfictionRubén sufre de una enfermedad que le hace actuar antes de pensar, de esa manera termina alejando a todos los que lo rodean... pero un médico llamado Miguel consigue acercarse a tal punto de sentir algo por él. Aunque lo que él no sabe es que Rubén o...