Cuando cerró la puerta y dejó a Rubén delicadamente sentado en el sofá del salón, se sorprendió al ver todo el dinero que le dejaba al castaño en la mesa. Rubén no había gastado nada, pero entonces... ¿cómo sobrevivió los últimos meses? ¿Había ganado dinero tocando su guitarra? Giró su cabeza hacia él, y observó incómodo los ojos entrecerrados del castaño mirando hacia el suelo.
Suspiró.
-Iré a por el botiquín.- anunció en un susurro caminando luego lentamente hacia el baño. Consiguió rápidamente todo lo que necesitaba y volvió al salón, encontrándose a Rubén arqueado hacia delante, agarrando su estómago con fuerza y frunciendo el ceño con dolor.
Se aproximó rápidamente y se colocó de cuclillas frente al castaño.
-Duele mucho...- se quejó sin abrir los ojos.
-Tranquilo. Tieneh que relajarte o si no será peor.- recomendó Miguel tomando las manos de Rubén con las suyas, apartándolas de su estómago lentamente. El castaño abrió sus ojos algo llorosos y observó los de su par, los cuales consiguieron tranquilizarle en poco tiempo.- Tengo que revisarte. Sácate la camiseta.- ordenó seriamente mientras que soltaba sus manos y comenzaba a buscar algo en el botiquín. Rubén movió sus brazos hacia su camiseta e intentó quitársela jalándola hacia arriba, pero el dolor en sus brazos se lo impidió y soltó un quejido de dolor que alarmó al morocho.
-No puedo...- susurró apenado.
-Vale. La cortaré.- informó Miguel suspirando. Tomó unas tijeras y comenzó a destrozar lentamente la tela de la camiseta de Rubén, dejando al poco tiempo su torso desnudo a la vista.- Voy a comprobar que no te hayas roto nada ¿vale?- explicó Miguel mirando a los ojos de Rubén para no asustarlo.
-V-Vale...- murmuró el castaño intentando calmar su respiración algo acelerada.
-Acuéhtate en el sofá y deja tu cabeza en mi regazo. Hazlo lento por favor.
Rubén obedeció, y con ayuda de Miguel se tumbó con cuidado en el sofá, dejando su cabeza sobre las piernas del morocho. Cuando se hubo acomodado, suspiró y cerró sus ojos, intentando que su nerviosismo no fuera tan evidente. No sólo el estar desnudo de la cintura para arriba le avergonzaba, sino que el dolor en su estómago era bastante fuerte y temía tener que ir al hospital, cosa que no quería hacer para nada en aquel momento. También quería disfrutar todo lo que pudiera a Miguel de esa forma, ya que probablemente nunca más podría tenerlo tan cerca de él. Estaba seguro de ello, y las ganas de suplicar volvían a atormentarlo cada tanto.
Entreabrió sus ojos al sentir las manos expertas de Miguel en su estómago. Su corazón se aceleró, y su piel se erizó al percibir el frío de sus dedos recorriendo con cuidado la zona del golpe.
-Voy a hacer presión aquí y quiero que me digah si te duele ¿vale?- habló Miguel sin quitar su visión del gran moretón oscuro en el estómago de Rubén. Se sentía un completo gilipollas por haber causado todo aquello, y temía que en verdad el castaño se hubiera hecho daño por su culpa.
-Vale.
Miguel hizo presión con sus dedos delicadamente, pero con la fuerza suficiente y justa. Rubén pestañeó y negó con la cabeza.
-No duele.
-Vale. Seguiré haciendo presión por distintah zonah. Avísame si duele.
Rubén siguió sintiendo cómo su querido morocho deslizaba sus manos por su herida, tocándola y tratándola como un verdadero profesional. Siempre le había gustado que Miguel le curara cuando se hacía algún daño. Se sentía querido y mimado cuando aquellas manos le cuidaban con tanta dulzura y delicadeza. Era como si Miguel trasmitiera sus sentimientos mediante sus curaciones. ¿Por qué entonces ahora se seguía sintiendo igual de cariñoso su acto, si Miguel le odiaba con todas sus fuerzas? De seguro se sentía obligado a curarle, de seguro no quería hacer eso.
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Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]
FanfictionRubén sufre de una enfermedad que le hace actuar antes de pensar, de esa manera termina alejando a todos los que lo rodean... pero un médico llamado Miguel consigue acercarse a tal punto de sentir algo por él. Aunque lo que él no sabe es que Rubén o...