-Wooow tranquilo tigre. ¿Esa es forma de recibir a tu mejor amigo?- preguntó sarcástico abriendo sus brazos esperando un abrazo. Mangel rodó los ojos y miró en el interior de la habitación. Rubius se había metido al baño. Estaba tan sumiso... tan perdido. Tal vez esa era la única oportunidad que tuvo de poseerlo y el estúpido de Alex lo había arruinado. Pero no podía echarle la culpa, por más que quisiera arrancar uno por uno los pelos de su cabeza, debía tratarlo bien. Ni siquiera podía creer que estaba teniendo estos pensamientos. ¿Poseerlo? ¿En qué mierdas pensaba?
-Perdonah- se disculpó abrazándolo y tragándose su orgullo- Estabah durmiendo.
-Ya... ¿Van a bajar a por unos tragos? Los chicos están abajo.- propuso separándose del cuerpo de su amigo.
-Vale, vamoh en un rato...
-¡Oh! ¡Hola Rubén!- saludo Alex al ver como el castaño salía del baño.
-H-hola Alex- saludó un poco incómodo. Sabía que Mangel lo quería y eso lo ponía un poco celoso.
-Alex, dile a los chicoh que bajamos en un ratoh- ordenó el morocho en un tono amigable.
-Vale, vale... los dejo solos- sonrió pícaramente para luego darse la vuelta y comenzar a caminar por el pasillo. Mangel cerró la puerta y suspiro cansado.
-Oye Mangel... ¿tus amigos estarán abajo?- preguntó Rubén tratando de evitar el tema que de seguro saldría a flote.
-Si... si no quiereh ir puedes quedarteh a dormir aquí- propuso buscando con la mirada su maleta.
-N-no... de hecho... creo que sería bueno que les digamos de lo nuestro ahora- informó nervioso.
-¿Estah seguro?- preguntó Mangel sorprendido buscando una toalla.
-Si, bueno... si no quieres está bien.
-Te equivocah- le sonrió amablemente- me encantaría decirleh- dijo para luego dirigirse al baño con la toalla en los brazos- Me daréh una duchah, ¿o quiereh ducharte tu primero?
-No, está bien... ve tu... y Mangel...- dijo llamándolo.
-¿Si?- preguntó girándose a verlo.
-Gracias... bueno, por lo de antes. Lo que dijiste fue muy...
-¿Cursi?- preguntó burlándose de si mismo.
-No, me refiero a que... en verdad lo que dijiste me aclaró muchas dudas... gracias, lo necesitaba- confesó sonriendo sinceramente.
-De nada Rubiuh- dijo devolviéndole la sonrisa y entrando finalmente al baño.
Rubén aún tenía el corazón acelerado. Hace unos minutos no tenía ninguna intención de hacer que Mangel se apartara de él, es más... le había gustado que lo tocara. El solo pensar en eso hacia que su corazón resonara como un tambor en su pecho y que el calor subiera a sus mejillas.
-Joder, que puta vergüenza- susurró tapándose la cara con una de sus temblorosas manos. Nadie lo estaba viendo, pero se sentía demasiado apenado y patético como para pensar en cómo debería verse en ese momento. Él sabía muy bien que Mangel lo deseaba, se lo había hecho saber en el tren, pero tenía demasiada vergüenza de mostrarse de esa manera al morocho. Aunque hace unos minutos no había pensado en nada de eso... ¿sería tan fácil solo dejar de llevar?
-Mierda, todo es muy confuso- se quejó mirando la vista que tenía desde la puerta ventana.
-¿Qué cosah eh confusa?- Rubén se sobresaltó y se giró viendo una imagen que fue capaz de erizarle toda la piel. Mangel lo miraba apoyado en el marco de la puerta del baño. Su torso estaba al descubierto dejando ver algunas gotas de agua deslizándose por su pecho que subía y bajaba por su respiración calmada. La toalla cubría de su cintura para abajo y en su mano izquierda tenía una toalla más pequeña que usaba para secarse el cabello empapado. Rubén sentía que los ojos de Mangel miraban dentro de su cerebro y descubrían los pensamientos más íntimos de este. Tenía que apartar la mirada. ¡Tenía que hacerlo! Pero no podía... solo sentía la piel de su rostro arder en llamas. ¡¿Por qué no podía apartar la mirada!?
-¿Rubiuh?- preguntó Mangel preocupado por la expresión del castaño. Jamás lo había visto así... ¿acaso estaba...?
-P-perdona, y-yo v-v-voy a d-ducharme r-r-r-rápido- exclamó finalmente apartando la mirada y sintiendo que sus piernas comenzarían a fallarle. Corrió en busca de ropa limpia a su maleta y luego de tener todo lo necesario se dirigió velozmente al baño, cerrando la puerta bruscamente, sobresaltando un poco a Mangel que no entendía una mierda de lo que acababa de pasar.
-¿Quéh le pasa a este?- preguntó bostezando- ¿Seráh su enfermedah?- se interrogó pensando en la remota posibilidad de que hubiera olvidado tomar sus medicamentos. Se encogió de hombros y buscó en su maleta ropa limpia para comenzar a cambiarse.-Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda- mascullaba Rubén frente al espejo. ¡No estaba acostumbrado a ver a Mangel de esa forma! Y vaya que el cabrón tenía lo suyo...
-Joder ¡¿qué mierdas estás pensando Rubén!?- se retó en voz baja golpeando su cabeza confundida. No lo podía creer, era demasiado vergonzoso. ¿Cómo se le ocurre a Mangel salir de esa manera tan sexy del baño? ¡Y más cuando estaba teniendo una crisis de sexo! Su corazón estaba a punto de salirse por su boca, estaba seguro. Su piel pálida ahora parecía ser un tomate. ¿Qué le diría a Mangel cuando saliera? "Oh lo siento, es que me quede embobado con tu perfecto cuerpo y no pude evitar apartar la vista imaginándome cosas pervertidas" ¡NO! ¡No podía decirle eso! Moriría... antes de decir eso prefería morir aplastado por un dinosaurio.
-Dios... soy patético- susurró negando con la cabeza y girando la palanca que accionaba el agua de la ducha. Se quedó un rato viendo y regulando el agua y cuando al fin estuvo agradablemente tibia se sacó la ropa y se metió sintiendo sus músculos relajarse. El único músculo que no se relajaba era su corazón. Aún bombeaba sangre como si hubiera corrido una maratón.
-Mierda...- volvió a maldecir apoyando su cabeza en la pared que estaba a sus espaldas. Cerró los ojos y no pudo evitar imaginarse el cuerpo semi desnudo de Mangel. Los pequeños pelos de su pecho mojados por el agua... sus brazos moviéndose en sincronía con los dedos de sus manos que secaban su cabello negro perfumado... la parte de sus piernas descubiertas...
-¡Joder!- grito abriendo los ojos. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué pensaba tan de repente así?- Mierda... ahora soy un pervertido y todo por culpa de ese maldito.- se quejó haciendo un puchero demasiado infantil. ¿Cómo miraría a la cara a Mangel después de esto?
-No puede ser...- se sorprendió mirando la creciente erección que tenía. Se tapó la cara avergonzado con una de sus manos y con la otra desreguló el agua para que solo saliera fría. Era el colmo, tener una vergonzosa erección por pensar solo en Mangel. Rubén no era así, él no era un pervertido. ¿Por qué tenía que pasarle todo esto?Luego de un rato quieto bajo el chorro de agua logró bajarse el calentón y finalmente salió de la ducha tiritando de frío. Al menos eso le había hecho bien para sacar todo pensamiento impuro de su mente. Pero la ducha solo había sido de agua, ni shampo ni jabón. Solo agua helada. Se secó extremadamente lento y se vistió de la misma manera. No tenía ninguna intención de salir desnudo imitando las acciones de Mangel. Cuando terminó se sintió terriblemente cansado. Física y psicológicamente. Le costaba tener sus ojos abiertos, por lo que los entrecerraba tratando de aliviar el ardor que le producía parpadear. Abrió pesadamente la puerta y buscó a Mangel con la mirada. El morocho estaba boca abajo ya vestido y acostado en la cama roncando estruendosamente.
-Joder- se quejó el castaño frunciendo el ceño. Tenían que bajar. Tenían que decirles a todos que eran pareja. Pero estaba tan cansado...
-Mangel- lo llamó en un susurro moviendo su hombro- Mangel debemos ir abajo- le explicó luchando por mantener sus ojos abiertos. Ver al morocho tan relajado y durmiendo plácidamente lo tentó demasiado. Se acostó a su lado y ladeó su cabeza mirándolo cara a cara- Mangel...- murmuró sintiendo como el sueño lo invadía, las sábanas estaban tan calentitas y cálidas que le quitaban el frío que había sentido al bañarse.
-¿Rubiuh...?- preguntó el morocho entre abriendo un ojo- ¿Qué pasah?
-Hay... que ir abajo...- susurró cerrando sus ojos.
-Queh les follen... quiero dormir- murmuró sonriendo débilmente al ver a Rubén tan adormilado.
-Son... tus amigos... gilipollas...- siguió diciendo, relajando su cuerpo rendido.
-Por esoh... no se molestarán...- murmuró acariciando lentamente los cabellos húmedos del castaño.
-No... hagas eso...- se quejó tratando de apartarse. Se sentía tan bien ser acariciado de esa forma tan tierna. Pero debían bajar.
-No quieroh...- siguió masajeando la cabeza de Rubén que poco a poco se hundía más en la almohada de plumas.
-Mierda Mangel... me voy a dormir- dijo en un hilo de voz incapaz de abrir sus ojos de nuevo.
-Pueh hazlo ya...- susurró en su oído para luego cerrar sus ojos sin dejar de acariciar a Rubén. Sus respiraciones estaban calmadas y en sincronía. Mangel sentía como poco a poco caía nuevamente en el sueño y como Rubén también comenzaba a rendirse. Pero se sentía tan bien... la cama era jodidamente cómoda, y con el cansancio que llevaban del viaje, aquello era el paraíso. Sin intenciones de seguir despierto apartó su mano de los cabellos de Rubén y lo abrazó por la cintura acurrucándolo en su cuerpo... pensando que sus amigos lo matarían por dejarlos plantados... pero por ahora todo aquello le importaba muy poco.
-Mangel...- susurró el castaño sin abrir sus ojos.
-¿mm?- murmuró de la misma manera, absorbiendo el aroma embriagante de Rubén.
-Te quiero...- dijo tan bajo que a Mangel le costó un poco escucharlo, pero ese "te quiero" le pareció tan tierno y sincero que no pudo evitar apretujar más a Rubius contra su pecho, acunándolo entre sus brazos.
-También yo...- susurró dándole un beso en la frente y rindiéndose finalmente al cansancio.
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Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]
Fiksi PenggemarRubén sufre de una enfermedad que le hace actuar antes de pensar, de esa manera termina alejando a todos los que lo rodean... pero un médico llamado Miguel consigue acercarse a tal punto de sentir algo por él. Aunque lo que él no sabe es que Rubén o...