Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]

Capítulo 69

-¿Y sabes quién fue?- preguntó Nina bebiendo su café con leche.

-No... eso es lo peor. Tengo miedo de que algo así se repita. Es decir... ¿Quién droga a alguien más sólo por placer?- preguntó el castaño apoyando sus codos en la mesa y sosteniendo su cabeza entre sus manos.

-Hay muchos tipos de personas Rubius. No seas tan inocente- dijo dando otro sorbo- Aún así... no deberías rayarte con eso. No tiene sentido. Si tanto te preocupa Miguel, deberías denunciar lo que pasó a la policía, aunque no creo que eso ayude mucho.

-Lo se... es por eso que no lo he hecho...

-¿Qué están susurrando ustedes dos?- preguntó Alex entrando a la cocina del departamento de su amigo.

-Lo de siempre...- murmuró Nina mirando a Rubén con compasión.

-Oh vamos... ya ha pasado una semama de aquello- se quejó el bajito observando cómo el castaño parecía cabizbajo.

-No puedo evitar preocuparme Alex... me aterra que algo así vuelva a suceder. Mangel tuvo suerte, no se cómo hizo para llegar hasta aquí en las condiciones que estaba. ¿Y si algo malo le sucede? Cada vez que sale a trabajar... tengo malos presentimientos.

-Te entendemos Rubius, pero no puedes mantenerlo aquí encerrado. Él también necesita su espacio de vez en cuando- comentó la pelirroja.

-¿Pero era necesario que volviera a trabajar tan pronto? Solo ha pasado una semana...

-No podrás retenerlo Rubius, Miguel siempre ha sido muy inquieto. De hecho, tu eres lo único por lo cual sigue en este pueblo... cuando llegó aquí me dijo que solo estaría tres semanas. Los giros de la vida son muy graciosos- rió Alex tratando de suavisar la situación. Pero al ver la cara de enfado de Nina y la mueca angustiada de Rubén, supo que su comentario había estado de más- Lo siento...- se disculpó un poco incómodo.

Alex había estado muy preocupado por Miguel al enterarse de que había sido drogado, por lo cual, ese mismo día dejó sus futuros viajes de lado y decidió visitar a su amigo con la intención de hacerle compañía. El menor había sido de gran ayuda para Rubén, al cual se le daba mal cocinar, y no era como si para Alex aquello fuera fácil, pero dos, siempre eran mejor que uno. Aunque a los pocos días eso cambió, ya que Nina, al enterarce de lo sucedido, también decidió hacer una visita, aunque no por las mismas intenciones de Alex. Ella se había preocupado más por Rubén. Estaba segura de que el castaño necesitaría ayuda, y al entrar y ver a los dos hombres quemando la cocina con sus intentos de "cocinar", no dudó en que sus supocisiones habían sido correctas. Además, a Nina seguía atrayéndole Rubén. Le parecía un hombre totalmente bello, tanto en el interior como en el exterior. A lo largo de un mes, había logrado conocerlo a fondo, y sus maneras de actuar y de expresarse la cautivaban cada vez más. Incluso el castaño había tenido el valor de decirle a su nueva mejor amiga acerca de su enfermedad, cosa que no hizo que Nina lo tratara diferente. Eso solo aumentó más el respeto que le tenía al castaño. Sin embargo, Nina tenía más que claro que Rubén estaba perdidamente enamorado de Miguel, aquel sujeto que también le había caído sumamente bien. Era amable y correcto, sin mencionar que trataba a su amor no correspondido como todo un rey. Aquello era más que suficiente para ella, mientras el castaño fuera feliz, Nina no se atrevería a interferir en su amorío con el morocho. Incluso le parecía tierna toda la relación que mantenía. Sin duda alguna, Miguel era un hombre con suerte.

Pero ahora ella no soportaba ver a Rubén tan angustiado. Entendía su miedo, pero si seguía así terminaría volviéndose loco. Nina se levantó de la silla y la acercó a donde Rubén estaba sentado, quedando más cerca de él y así aprovechó para abrazarlo, brindándole su apoyo y también... disfrutano ese contacto más íntimo. Sabía que Miguel moriría de celos si la viera haciendo eso, pero él estaba en la cerrajería, solo quería abrazarlo un poquito, aunque Rubén no tuviera ni la menor idea de los sentimientos de la pelirroja. El castaño no correspondió el abrazo, pero tampoco lo negó. Realmente no sintió nada con ese contacto de su amiga y, aunque apreciaba que ella tratara de animarlo, estaba completamente ido en sus pensamientos como para prestarle atención.