Capítulo 87

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Maratón 2: 3/3

1998

-¿Papá?- preguntó el adolescente observando horrorizado a su padre desvanecido en el suelo.-¿¡Papá!?- gritó con lágrimas en los ojos.- No... oh dios...- murmuró acercándose mediante tambaleos al cuerpo tirado. Observó con vista borrosa el gran charco de sangre debajo de su espalda, y sintió una arcada de asco y miedo puro.- ¡NO!- sollozó cayendo de rodillas al suelo, junto a su ya difunto padre.

-¡Tenemos que sacarlo de aquí!

-¿¡Por qué!? ¡Dejemos que los de seguro social se encarguen de él!

-¡Es el hijo de Alfred! ¡Lo matarán antes de que los de seguro social lleguen!

-¡Ya déjalo Eva!

-¿Alex? ¿Me escuchas Alex?- el adolescente elevó su cabeza y miró a la muchacha morocha que lo observaba con compasión- Debes venir con nosotros.

-No... mi... mi padre...- tartamudeó con sus manos ensangrentadas a causa del agarre que mantenía en la espalda del muerto.

-No hay tiempo. Lo siento Alex.- y acto seguido, sintió cómo la muchacha le daba un fuerte golpe en la cabeza con el reverso del arma que sostenía en sus manos duras. Y sin poder mantenerse despierto, cayó inconsciente al suelo.

***

Alex despertó horas después en un cuarto vacío, únicamente amueblado con la cama en la que descansaba su cuerpo y una silla pegada a la pared delantera. Se sentó en la dura cama de un salto y sintió sus ojos empañarse al recordar lo sucedido. Se hubiera echado a llorar, de no ser porque la puerta se abrió en ese instante, dejando pasar a la morocha de cabello largo que antes lo había golpeando.

Ella lo asesinó.

Ese fue el primer pensamiento de Alejandro.

-¡¿Qué le has hecho!?- estalló sin poder evitarlo. Se puso de pie, histérico, y caminó hacia la muchacha que no parecía ser mayor que él. Elevó su puño dispuesto a pegarle por primera vez a una chica, pero antes de lograrlo, esta giró rápidamente sobre sus talones y se colocó hábilmente detrás del confundido Alex. Le propinó una patada en la rodilla y el adolescente cayó al suelo sin poder evitarlo.- ¡Suéltame!- gritó al sentir las manos de la muchacha esposándole las manos.- ¡Yo no hice nada! ¿¡Qué le han hecho a mi padre!?

-Nosotros no matamos a tu padre.- contestó ella con un tono de voz tranquilo.- Cálmate. Estás a salvo aquí...

-No quiero estar a salvo... quiero a mi padre...- musitó comenzando a derrama lágrimas cristalinas.

-Siento mucho tu pérdida. Pero tu padre no era el hombre que tu creías conocer- informó poniéndose de pie y obligando a Alex a imitarla. La muchacha sentó al esposado chico en la cama y ella se acomodó en la silla del frente- Tu padre era un P.E.C

-¿P.E.C?- murmuró Alex confundido.

-Un policía encubierto.- respondió la muchacha sin expresión.

El muchacho abrió sus ojos como platos.. y negó con la cabeza frenéticamente.

-Mentira. Mi padre era un dentista. Lo he visto trabajar. Él jamás...

-¿Qué parte de "encubierto" no entiendes? Somos una organización secreta, Alex. Nosotros, los P.E.C, nos encargamos de los criminales más peligrosos del país. Hay miles de nosotros por todo el perímetro. Sólo que ustedes no nos ven.- explicó acomodando el arma ubicada en su cinturón.

Alex entreabrió sus labios para replicar, pero no encontró palabras para expresar el desconcierto que sentía en aquel momento. ¿Su padre? ¿Un P.E.C? ¿Un policía encubierto? Aquello parecía sacado de una película de acción. ¿Y cómo sabía aquella chica su nombre?

Por Siempre y Para Siempre (Rubelangel) ~ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora