*Basada en la saga Rápidos y Furiosos*
El señor Toretto murió en un accidente de carreras, Jakob huyó y Dom fue enviado preso, así que Kelly se vuelve la cabeza de familia. Ahora que están reunidos todos los Toretto, compiten en carreras callejeras...
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Era domingo de pollo asado. Se juntaban como de costumbre, toda la familia. Letty había llegado directo a la casa para ayudar a Mía con los preparativos mientras León, Kelly y Vince iban al súper por lo que hiciera falta. Pero otra de las costumbres, eran las quejas de Vince al ver a Bryan ayudando en el asador. Había algo en él que no le terminaba de agradar, salvo que los demás lo atribuían a que se sentía desplazado. Le lanzó las bolsas a León y marchó de ahí. Cuando ya estaban todos a la mesa, Jesse fue el primero en estirarse por una pieza de pollo.
—¿A dónde, niño bonito? — su hermana le dio un manaso, pero su hermano ya se había servido.
—Como fuiste el primero que estiró la mano, Jesse, tú darás las gracias— dijo Dom—. Hazlo.
—Amado y celestial...
—Espíritu— le ayudó León.
—Gracias por proveernos el sistema de inyección, por los cuatro enfriadores y también por las válvulas de titanio. Gracias.
—Amén— exclamaron León y Kelly mientras los demás aplaudían.
—No está mal— sonrió Dom.
—Le oraba a los dioses de los automóviles— se rió Letty.
—Este sabe mejor— dijo Dom.
—Pásame una ala, por favor— pidió Kelly—. ¿Te falta algo, Jesse?
—Está bien— asintió con la cabeza.
—Miren quién llegó— dijo León—. Llegó el coyote viejo.
—Creí que no tenías hambre— dijo Kelly antes de beber su cerveza.
—Tengo que comer— dijo Vince como si fuera lo más obvio.
—Siempre tiene hambre— dijo Letty.
—Anda, sientate— dijo Dom y Jesse le extendió el platón con el pollo.
—¿Qué tal? — saludó Vince, pero Kelly solo hizo una mueca con los labios, pues no lo quería cerca de su hermano y fue justo donde se sentó, a su lado.
—Vas a comer, pequeño— le sonrió Letty.
—Quita esa cara— alentó León mientras le besaba la sien.
—¿Quieres algo de pollo?
—¿Alquilaron una película? — dudó Bryan.
***
—Oye, ¿y mis palomitas?
—Prepáratelas tú— lo pateó mientras pasaba fuera de la sala, dispuesto a irse de nuevo.
—¿Qué te dije de molestarlo? — Kelly se levantó y le aventó lo primero que vio, el tenis de León.
—Oye— se quejó con la intención de devolverle el golpe, pero León ya se había levantado también, con la intención de defenderla por si se atrevía a golpearla.
***
—Dom, ya hablamos de esto.
—Kelly, tranquila.
—Jesse no puede correr en el desierto.
—¿No le tienes fe?
—Recuerda que una cosa son los motores y otra que arriesgue su vida.
—Cada año es la misma discusión.
—Lo vas a cuidar— sentenció levantando el dedo acusador.
—Lo vamos a cuidar— contraatacó.
—Claro que voy, pero debes prometer cuidarlo— dijo la rubia al tomarle a la cerveza de su primo.
—Va a estar bien.
—La cabeza de la familia lo debe asegurar— dijo Kelly—. León y yo ya hablamos con él pero siempre te hace más caso a ti que a mí.