29

406 20 9
                                    

—No te levantes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No te levantes.

—Ni siquiera puedo hacerlo.

—Fue una cirugía muy riesgosa, Leon dijo que casi no la cuentas.

—Significa que voy a durar aquí un tiempo, ¿no es así?

—Terminamos el trabajo, me quedaré aquí el tiempo que haga falta.

—No es necesario, voy a estar bien— trató de girarse para verlo mejor—, mejor dime, ¿Letty ya recuerda?

—Me dijo que te trajo aquí y que balbuceaste un número de emergencia. ¿Mi número no era más fácil? — intentó burlarse, pero ella no podía reírse.

—Cuando estás al borde de la muerte, no piensas en nada, realmente no razonas lo que te pasa. Estoy segura de que tuve una conversación con Jesse.

—¿Algún día lo conoceré?

—Claro que sí, es un niño muy apuesto, tiene un síndrome, así que no lo veas por mucho tiempo o se dará cuenta que tú te has dado cuenta... Leon y yo hemos trabajado mucho para que no se sienta diferente y no se crea las palabras de los demás, de que es un fenómeno y todas esas cosas despectivas.

—Suena a una persona muy interesante.

—Hace un rato estaba en esa esquina...— intentó verlo detrás de sí y las máquinas comenzaron a pitar y a cambiar, así que Roman lanzó el cojín y corrió fuera de la habitación en busca de un médico o una enfermera.

Su cabeza daba vueltas, le punzaba. Trató de no moverse con fuerza, tardó en acostumbrarse a la luz, incluso veía borroso. Palpaba la cama en busca del control remoto de la cama, el que llamaba a las enfermeras... ¡algo! No podía con el escozor, pero sabía que no podía rascarse o se lastimaría en sobremanera, tanto tiempo que estuvo sobre la camilla, en cirugía, no los desperdiciaría así nada más. Cuando estaba por recuperar la cordura y preguntarle al sujeto en la habitación cuánto había pasado desde que Roman se fue, sabiendo que ya llevaba varios días inconsciente, hasta que ese sujeto puso la almohada con fuerza sobre su rostro.

Las máquinas pitaban, ella pataleaba con fuerza, intentó levantarse, pero él era tan fuerte, giró la cabeza muy apenas para tomar un respiro habilidoso, se notaba que él no cejaría, tenía tiempo para retenerla ahí lo suficiente. Seguro dijo en recepción que se trataba de algún familiar, alguien cercano para que no los interrumpieran. Kelly se frustró de la situación e hizo algo suicida. Tomó fuerza no sabía de dónde y se quitó la intravenosa de un tirón. Clavó la aguja varias veces en su atacante antes de que aflojara el agarre, lo empujó y corrió hacia las escaleras de emergencia, se asustó al ver el lugar destrozado, corrió hasta un cubículo y golpeó las teclas con fuerza, balbuceó cosas antes de desmayarse y que una enfermera la encontrara.

—Para ser una resucitada, fuiste muy ágil.

—Cállate, Hobbs.

—¿Lo reconociste?

—No, creí que era un enfermero, no veía bien, incluso pensé que era Leon— balbuceaba al borde del colapso, no quería romperse frente a esa mole, pasó la vista del vendaje en el abdomen al del brazo; se puso el respirador un momento y se lo volvió a quitar a pesar de las objeciones de la enfermera—. ¿Por qué pasa esto? Habíamos atrapado a Owen, murió en el avión, ¿verdad? ¡verdad!

—Viste el lugar, ¿no? Owen Shaw estaba en otra ala... necesitas protección las 24 horas.

—¡No! — espetó—. Me niego en rotundo, no necesito una niñera, sino irme de aquí.

—Se te abrieron los puntos en el forcejeo.

—Dile a Han y Giselle que retrasen su luna de miel y que nos vamos a mi casa de campo en lo que me recupero... ¿por qué pones esa cara?

—Supe que Roman estuvo aquí, ¿él no te dijo?

—¿Decirme qué?

—Giselle murió en el accidente, luego de recuperar el chip— Kelly se hizo bolita apretando la almohada entre sus extremidades y lloró por lo bajo.

—¿Por qué Dom no vino a decirme?

—Él y Brian están reparando su vieja casa en Los Ángeles para Mía, ahora con su hijo.

—¿Y Han?

—Creo que iba a Tokio.

—¿No me puedes dar el alta? Necesito ir a verlo, darle mis condolencias. Ambos son mis amigos, era mi mejor amiga.

—Por eso estoy yo aquí— dijo una roja platinada, no sabía cómo lograba hacer esas combinaciones en su cabello, seguro estaba jodido. La rubia tomó la mano de Hobbs para ponerse de pie, esa chica merecía un recibimiento en forma, aunque solo llevase encima un bóxer de tela.

—Creí que manejabas mis negocios en Los Angeles.

—No enfrente de un policía.

—Te presento a Luke Hobbs, por si no lo han hecho, él es la caballería en persona.

—Es un mastodonte— comenzó a apretar sus músculos de los brazos.

—Señoritas— intentó centrarla.

—Juliana Zapata, mi mejor amiga— sonrió mientras la pelirroja le pasaba su bolsa con ropa, no la que tenía cuando llegó—. Ella es amiga, es de la familia; al igual que él— giró a su amiga—, bueno, Hobbs, ¿me ayudarás a vestirme o esperas afuera?

 Ella es amiga, es de la familia; al igual que él— giró a su amiga—, bueno, Hobbs, ¿me ayudarás a vestirme o esperas afuera?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La otra TorettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora