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Bajaron de la camioneta, Brian y Tej volvieron con el resto, Roman la jaló de la mano para atraerla hacia sí y aprisionar sus labios mientras la acorralaba entre su cuerpo y la camioneta

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Bajaron de la camioneta, Brian y Tej volvieron con el resto, Roman la jaló de la mano para atraerla hacia sí y aprisionar sus labios mientras la acorralaba entre su cuerpo y la camioneta. Kelly jadeó al sentirlo demasiado cerca, subió la pierna derecha para apretarlo contra sí, él se alejó, el resto estaba a solo unos metros y no sabían qué tan escandaloso era el otro durante el coito. Kelly le dejó un par de besos en el cuello en tanto le acariciaba el pecho. Se besaron y él la tomó de la mano para llevarla con el resto.

—Campo visual de cien grados— dijo Han—, diez segundos de oscilación.

—Eso es poco tiempo— dijo Brian.

—¿No podemos reemplazar la imagen? — inquirió Gisele.

—No, está enlazada a un sincronizador— dijo Tej—, sabrían que entramos al sistema. Solo podemos espiar.

—Necesitamos autos rápidos para pasar— dijo Roman.

—No solo rápidos— dijo Han—, hay que dar curvas muy cerradas.

—Necesitamos algo ágil— dijo Kelly.

—Preparen una pista— dijo Dom—. Toretto, O'Conner, vamos por autos.

Los otros dos se emocionaron. Llegaron lo más rápido posible. Kelly se puso sus leggins de cuero y su top de pedrería dorada, bajó de su auto y enseguida le ofrecieron cerveza, Leon se aproximó a ella y Brian dejó de ver el auto que llamó su atención para ver al eexcolega de los Toretto—. Tienes agallas para traer aquí tus problemas.

—Antes eran tuyos también.

—Ya no estamos juntos— dijeron ambos.

—¿Y entonces a qué vas todas las noches? — intervino Brian.

—Por los viejos tiempos— dijo Kelly.

—Se rumorea que mucha gente los está buscando...

—Sabes que el monstruo jamás ha visto las luces traseras.

—No te voy a ceder el mejor de mis coches.

—No lo hará.

—Auto por auto.

—¿Auto por auto?

—Te dije que perdería— se burló Dom en cuanto subió al coche.

—Ya cállate— se carcajeó.

—Seguro se enojó.

—Los habría sacado de la bodega.

—¿De dónde sacaron esa cosa horrible? ¿De papá pitufo? — se burló Roman y Kelly se apresuró a abrazarlo.

—¿Vienes? — le susurró al oído.

Roman tomó la mano de la rubia, su cerveza y se despidió de todos alzando la bebida. Fueron a la parte de atrás, por donde se accedía al ala de departamentos donde todos se quedaban. Kelly lideraba la marcha, pero no fue al propio, sino al de él. Ella se bebió la cerveza de un trago y dejó caer la botella vacía. Roman la cargó y ella rodeó su cintura con sus piernas mientras se besaban con desesperación, ambos corrían autos, sabían de la adrenalina que recorría luego de llegar a la meta. Comenzó a besar su cuello y ella a jadear en su oído.

Él apretaba su trasero con fuerza y ella apenas se concentraba para desabotonar su camisa de mezclilla y dejarla caer. Roman dio un portazo antes de avanzar a la cama, se sentó con ella ahorcajadas sobre sus piernas y comenzó a recorrer su espalda despertando ciertas sensaciones y ambos jadeaban entre besos. Con cuidado, desanudó el top y descubrió sus diminutos senos, la vio completa antes de repartir besos y chupar sus senos.

Kelly comenzó a restregarse sobre él, haciendo movimientos circulares. Roman jadeó, así que la rubia se puso de pie para desprenderse de las botas y los leggins en el proceso, Roman no tuvo tiempo de bajar su pantalón porque la chica ya lo montaba, así que la tomó de las cinturas para hacer las embestidas profundas mientras ella lo apretaba de los hombros, casi clavándole las uñas y gemía con cada embestida. Él atrapó sus labios para amortiguar los gemidos de ambos. Salió de ella cuando sintió que estaba por terminar y ella le hizo una felación para ayudarlo.

—Eso fue...

—¿Quieres que me quede?

—Por supuesto— la tomó del mentón para besarla.

***

—Vamos, O'Conner, haz lo que puedas. Brian entró en el recinto y trató de hacer la carrera sin que su coche fuese visto, pero solo consiguió patinar el auto.

—¿Cómo estuvo?

—La cámara te vio— dijo Han.

—¿Qué? Exprimí ese auto.

—Necesitamos algo más veloz.

El siguiente fue Santiago, quien chocó luego de una curva ganándose las risas de varios; después Tej, seguido de Tego, Roman secundó, luego Gisele, donde casi ni lo patinó, Han murmuró algo que solo la rubia escuchó y esta se buró de él cerrándole la boca. Le informaron que la vio la cámara tres y pidió hacer la prueba de nuevo, salvo que la seguía notando. Toretto le dijo a su prima que tomara el volante, lo cual sorprendió a las otras dos del mismo apellido. Kelly subió y esperó la señal de Mía en el radio, condujo de forma casi perfecta, igual que Gisele, la notó una de las cámaras.

—Sigues haciendo los cambios igual que Leon— dijo Dom.

—Oye, yo siempre voy de copiloto.

—¿Quieres hacerla de nuevo?

—Un momento, ¿quién es Leon? — dudó Roman al ver el sonrojo de la rubia y Brian soltó una risotada. Mía se encogió de hombros y Dom ya se había ido con los latinos.

—Es la alcancía que ordenaste— dijo Tego.

—Es una broma— dijo Tej—, ¿de dónde rayos sacaron esto?

—Teníamos una vida antes de conocerte— dijo Han.

—Empezaré a trabajar en el activador electrónico... pero hay un problema: el lector de palmas; sin la huella de Reyes... ni el mismo Houdini podría abrirla.

—¿Cómo sabes que es la huella de Reyes? — inquirió Tego.

—¿Con cien millones de dólares, pondrías la huella de otro?

—Que pregunta tan estúpida.

—Otra vez esa negatividad, te está comiendo vivo.

—Basta.

—Cállate.

—¿Cómo conseguimos la huella de Reyes? — intervino Roman.

—Han, tu turno— dijo Dom.

—Claro, lo más sencillo.

—Vamos, yo conduzco— dijo Gisele.

—Te enseño cómo se logra— dijo Kelly tomando la mano de Roman. La abrazó de la cintura por la espalda, dejando besos en su hombro, una vez en el cuarto, se quitó la blusa y falda, llevaba un lindo conjunto en guinda. Roman la subió a la cama y la puso en cuatro, metió dos dedos para estimularla y, cuando sus dedos resbalaban y ella no podía contener los gemidos, entró de lleno. Kelly se aferró a la cama mientras le apretaba las caderas y ambos gemían, se dobló sobre ella para seguir besando su hombro.

—¿Qué pasó? Creí que preferías las tangas.

—Tenemos la huella.

—¿Dónde?

—Que locura.

—¿Entonces te dio una palmada o te manoseó firmemente?

—¿Quién no se resistiría a tu cuerpo? — sonrió Kelly viendo a su amiga y Roman la abrazaba.

La otra TorettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora