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Pronto se dieron cuenta de que el departamento no era suficiente, se mudaron a una de las casas de la abuela

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Pronto se dieron cuenta de que el departamento no era suficiente, se mudaron a una de las casas de la abuela. Decoraron el cuarto del bebé de un lila con melón, con algunas jirafas y pequeños changuitos, con una cuna, una cómoda, incluso una mecedora. Kelly estaba orgullosa de su nueva casa. Deckard se concentró en crear una habitación donde ambos guardarían sus trofeos de misiones pasadas, juntos, las individuales y todo permanecería bajo llave para que su futuro heredero no las viera antes de lo debido.

Mudaron los coches, el deportivo y la mini van que Deckard se aferraba a que usaran de ahí en delante. Hattie y Luke fueron a visitarlos, al igual que Owen y Magdalene. Juliana y Leon también se dieron la vuelta. Incluso llevó a la abuela Toretto ahí, no era su casa en Los Ángeles, pero se respiraba el mismo aire que la matriarca dejó atrás. Abrazó a su nieta emocionada de verla tan feliz. Magdalene se ponía al día con su consuegra y hablaban de sus hijos.

Kelly dejó de conducir porque el vientre era cada vez más grande. Los viajes en su jet privado pronto se vieron limitados. Así que era el aniversario de la muerte de Jesse y la pareja viajó al otro lado del mundo, sus mejores amigos los acompañaron, ofrecieron una misa por su eterno descanso, llevaron flores al cementerio, también algunas a la madre de Leon y la propia. Kelly se levantó con esfuerzo y sintió un tirón que la hizo sostenerse del vientre.

—¿Viene? — inquirió Juliana.

—Sí— murmuró apenas. La mujer sacó su teléfono.

—Hola, Brian, sí, soy yo. No interrumpas, cielo, esto es una emergencia. Llena la tina con agua caliente, de preferencia hirviendo, habrá tráfico y no creo que lleguemos pronto. Hay otro mini Strong en camino.

Kelly lloraba con desesperación, ¿quién dijo que parir hijos era fácil? Deckard la mimaba, Juliana recibiría al bebé y Leon se aseguraba de que nadie irrumpiera en la habitación. Kelly pujaba en brazos de su esposo. Le dolía, pero sabía que ese dolor pasaría y pronto se sentiría mejor, ya que tendría a un nene en brazos. Se aferraba a Shaw mientras gruñía y pujaba. Nota mental: no volver a tener un parto en casa, de preferencia no volver a tener hijos.

—Vas a estar bien, mi niña.

—Solo un poco más.

—Haz que pare— sollozó de nuevo.

—Vamos— besó su frente y ella sonrió enternecida.

—Solo una vez más, señora Shaw.

—Es Toretto— gruñó de vuelta y sintió cómo Juliana terminaba de sacar al bebé.

—Varón.

—Mi amor, quiero presentarte...

—¿A Jesse?

Kelly asentía con la cabeza de forma frenética mientras sonreía y lloraba de felicidad. Deckard los estrechó entre sus brazos y besó con pasión a la ahora madre de su hijo. Juliana vitoreaba alrededor del matrimonio y Leon entró a prisa para ver qué pasaba y se vio tan feliz por su primer amor. La otra Toretto olvidó el dolor que sintió, incluso las contracciones sonaban ya tan lejanas. Acarició el mentón de su esposo y le sonrió. Juliana comenzó a limpiar y revisar al bebé, la abuela de Juliana entró por la cocina y fue conducida por su nieta a la habitación donde estaba el bebé. León y Deckard ayudaron a Kelly a salir de la tina.

—Los dejaré solos.

—Gracias, amor— besó la mejilla de Leon antes de que cerrara la puerta del baño.

—Lo hiciste bien— comenzó a secarla mientras ella se recogía el cabello.

—Lo hicimos bien, los dos, porque este hijo es de ambos.

—El primero de muchos.

—No, con uno estoy bien.

—Eso dijo mi madre luego de tenerme.

—No lo sabrías, eras un bebé.

—Me lo dijo luego de tener a Owen.

—Patrañas.

—Te ves hermosa.

—Solo lo dices para que me sienta mejor.

—Esperaremos a ver qué dice la enfermera— la envolvió en la toalla y salían del baño cuando se toparon a la abuela de Juliana.

—Doctora, niño, doctora.

—¿Oíste, niño? Ahora lleva a tu flamante esposa a la habitación.

—Si insiste— la cargó en brazos y la llevó a la habitación que alguna vez fue suya.

Deckard se sentó en la cama con su esposa en sus piernas, yacía dormida, estaba tan agotada por la labor de parto que cayó rendida, así que Shaw la acostó, puso varios cojines para evitar que cayera, ya que no era consciente de que estaba ahí. Juliana llevó un par de bocadillos y tés para la nueva madre, él los aceptó por ella y le pidió que cuidaran del bebé mientras Kelly descansaba. León no tuvo problema, estaba agradecido de tener a ese niño en brazos porque le recordaba al amigo que perdió hacía tantos años.

La otra TorettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora