*Basada en la saga Rápidos y Furiosos*
El señor Toretto murió en un accidente de carreras, Jakob huyó y Dom fue enviado preso, así que Kelly se vuelve la cabeza de familia. Ahora que están reunidos todos los Toretto, compiten en carreras callejeras...
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—No vas a venir.
—No, tú no vendrás, él me conoce, yo lo entrené.
—¿Y tu frente?
—Llora todo lo que quieras, era tu apoyo antes de O'Conner, así que iré contigo.
—Esta familia es mi responsabilidad.
—También mía, por si ya se te olvidó.
—¿No vas a dimitir?
—Conduciré el avión si no te callas— sonrió antes de que se cerraran las puertas del ascensor.
***
Tokio
—México— dijo Dom abriendo la puerta para que su prima subiera, a lo que la rubia sonrió con nostalgia.
—Bellos recuerdos.
—Tuviste un pupilo.
—Un idiota bien parecido.
—Era tu alumno.
—¿Cuántas profesoras no se han enredado con sus alumnos? Es el sueño romántico de toda chica universitaria, tener una historia de amor con su profesor de la universidad.
—¿No deberías llamarlo?
—Claro que por supuesto que ya lo hice— se carcajeó a tiempo que su primo pisaba el acelerador a fondo, ella exclamó mientras alzaba la mano en el aire, por fuera del coche.
***
—¡Oye, Sean! Mira esto, hombre. Este tipo quiere competir contra el nuevo DK.
—Esta noche no, Twinkie.
—Dice que conoció a Han. Dijo que era de la familia.
—Bien, a competir.
—Permiso, Toretto pasando— canturreó la rubia usando su típico traje de porrista fácil, se sentía rara usarlo luego de lo ocurrido en Londres, pero debía mezclarse con el ambiente; la novia de su pupilo la recortó con la mirada y simplemente pasó de ella.
—Buen auto.
—Se lo gané a mi amigo Han hace muchos años.
—¿Le gustaban los autos estadounidenses?
—Cuando competía con ella, sí— señaló hacia enfrente, su pupilo se sorprendió de verla ahí.
—Esta carrera no durará diez segundos.
—Me sobra el tiempo. ¿Estás listo, chico?
—En sus marcas, listos, ¡fuera! — lanzó la pañoleta al aire.
—Han dijo que eras rápido, pero no tanto— dijo Sean.
—Creí que te había entrenado bien— dijo Kelly al abrazarlo—, solo te falta la sangre Toretto.
—¿Quién dijo que los autos americanos no se deslizan?
—Sí, Han dijo que dejó a sus enemigos en el retrovisor.
—Nunca habló mucho sobre eso— dijo Kelly, recargada en la barandilla, al otro lado de Sean.
—Era más discreto que una tumba.
—Encontramos algunas cosas después del choque, no quedó mucho— Kelly lo recibió.
—Gisele, era una mujer hermosa— sonrió con nostalgia, antes de pasarla a su primo.
—Hay algo más, encontré esto— dijo Sean entregando la cruz de plata directamente a Dom—. Debió significar mucho para él.
—No era para él— murmuró la rubia.
—Cuando encuentren al asesino de Han, ¿qué harán?
—Aún no existen palabras para describirlo— dijo Dom apreciando la hermosa reliquia familiar.
