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—¿Es aquí?

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—¿Es aquí?

—Podrías esperar aquí.

—Podría...

—Pero no será, ¿o sí?

—Soy tu respaldo— le acarició el rostro, él la besó y ambos bajaron—. Lo lógico sería que tú tuvieras llave.

—Detrás de mí.

—A tu señal.

Deckard abrió ligeramente, descubrió un cable y lo pasó por encima, dio la mano a su esposa para decirle por dónde pasar sin activar las trampas. La rubia veía el lugar y Deckard analizaba el lugar, a Kelly le llamaba la atención el cambio de colores. Abrió un compartimento y ella fue la que revisó todas las armas, en busca de algo que delatara a su cuñada. Su esposo encontró la pantalla oculta debajo de la barra, Deckard jaló una silla, Kelly seguía buscando algún patrón en ese departamento.

—No te muevas.

—¿Yo o él? — ladeó la cabeza mientras se recogía el cabello.

—Déjame ver tus manos.

—¿Yo o él? — sonrió la rubia.

—Bien, pero no te gustará lo que hay en ellas— habló su esposo, se giró y disparó al de la derecha y apunto al de la izquierda cuando jaló a la rubia.

—Dispara.

—No quieres eso.

—Claro que sí.

Dio un cabezaso, este aturdido, aflojó el agarre y ella se soltó, fue cuando la bala casi le roza. Ella jaló una de las sillas e hizo tropezar a uno. Deckard lo golpeó para que no se levantara y a otro lo lastimó, la rubia le quitó la escopeta y siguió arremetiendo contra su adversario, lo azotó contra la mesa y Deckard rompió la otra con un sujeto. Los esposos se cubrían la espalda mientras daban patadas y frenaban todo lo posible. Kelly desarmó la escopeta y usó ambas partes para golpearlo, a tiempo que su esposo fue derribado por una botella en la cabeza.

Alcanzó a levantarse para cubrirse del disparo, la rubia lo pateó y rompió el vidrio central con él, Deckard lo levantó y ahora fue el turno de la mesa de centro. La rubia se quedó quieta un momento para ver el lugar y saber que le debía un nuevo departamento a su cuñada. Deckard se ajustó el saco y uno de los tipos se levantó y le dio un severo golpe. Fue suficiente provocación para que la rubia se impulsara en su esposo, se subiera en el hombro del tipo que lo golpeó y usó su pierna y brazo para romperle el cuello.

Deckard tomó el calentador para golpear a tres mientas su esposa recuperaba el aliento. Pateó a uno, rompió la ventana con él y su rubia casi cae con él. Deckard corrió a sujetarla para subirla, él recibió una puñalada cerca del hombro. Los esposos cruzaron una fugaz mirada y él se esforzó por lanzarla hacia atrás y golpearlo con ella; lo cual desembocó en una herida similar en la mujer. Quien jadeó al sentir el aire entrar. Deckard rompió una pared con otro sujeto y comenzó a dar puños hasta que dejó de moverse. Kelly le quitó el cuchillo casi de un tirón y lo degolló sin miramientos. Entre la pelea, activaron la granada, Deckard empujó a su esposa para alcanzar a cerrarla de nuevo.

La otra TorettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora