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Necesito que vengas— dijo Roman.

—¿Siguen allí?

—Nos emboscaron.

—Que idiotas, vamos para allá.

—Yo conduzco— dijo Tej.

Kelly subió al copiloto y Tej no tardó en arrancar, no fueron en los nuevos autos, sino en los conocidos, era una situación improvisada, fuera de lo que tenían pensado que el equipo de Shaw haría. Llegaron al lugar, había llegado una primera camioneta con dos sujetos y Letty. Con todo el dolor de su corazón, le rompería el hocico a su cuñada si eso le aseguraba sacarla de ahí e infiltrarse en un solo movimiento. Giselle y Riley tenían sometido a un rubio, Roman y Han peleaban con dos de los que llegaron, Letty iba de refuerzo, así que Kelly bajó, aún sin Tej haber frenado, corrió y tiró a su cuñada de un puñetazo.

Su equipo titubeó, sabían cuánto quería a la pelinegra, así que los tomó desprevenidos que se uniera a la acción sin anunciarse, pues ella jamás se metía en el campo de batalla sin un respaldo. Llegó una segunda camioneta de donde bajan una mole más mole que Hobbs, la rubia y otro sujeto. Ahora era una pelea de gatas, bueno de rubias. Riley se pone a pelear con Letty, mientras Kelly intenta derribar a la rubia del bando de Shaw. Giselle logró conseguir el móvil, así que se lo dio a Tej y le ordenó que marchara de ahí.

Kelly se apoyó en la rodilla de Giselle para brincar sobre la rubia y romperle el cuello de un tirón. Giselle disparó al negro que intentaba escapar detrás de Tej. La mole logra someterla en el suelo a tiempo que Han y Roman ordenan la retirada. Kelly sigue pataleando intentando defenderse, porque temía que el grandulón le rompiera el cráneo de una movida. Dejó de moverse cuando vio a alguien caminar hacia ella, el tumulto se había detenido, luego se puso en cuclillas y la rubia temió.

—Mataste a mi segunda al mando.

—Mató a mi novio, ¿esperabas que me quedara de brazos cruzados?

—Levántate— ordenó, el grandulón la jaló y la rubia sintió su brazo torcerse aún más—. ¿Mínimo eres valiosa?

—Depende de qué consideres valioso.

—Muéstrame— la empujó hacia el taller. Kelly suspiró de forma pesada, comenzó a atacar a Shaw y este a defenderse, pero sabía que la rubia no atacaba a dañar o matar, así que, en un despiste, le quitó la pistola y la desarmó mientras seguían peleando antes de pasarle las partes al grandulón.

—Francotiradora, corredora...

—¿Corredora?

—¿Has oído hablar de la ramera de Los Ángeles?

—Esa solo organiza las carreras.

—Le cedí mi volante a mi novio— se encogió de hombros.

—Gracias a ti, tengo una vacante; estás a prueba.

—Eso fue bastante fácil.

—Estás a prueba hasta que consiga tu expediente, no trabajo con alguien que no he investigado.

—Tú dirás.

La otra TorettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora