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—Vamos, ve con él— susurró, la pelinegra salió y besó a su esposo

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—Vamos, ve con él— susurró, la pelinegra salió y besó a su esposo. Kelly también salió, ignoró el barullo de sus amigos, solo estaba concentrada en esa escena.

—¿No piensas venir?

—Seguro tienen mucho de qué hablar— se dejó envolver por los enormes brazos de su primo—. Te extrañé.

—Y yo a ti.

—Sabía que volverías.

—Aún esperamos una llamada.

—Vete con él, yo me llevo tu coche.

—Hecho— dijo Dom.

—Ramsey, ¿quieres transporte?

—Por favor.

—Prometo apagar el radio.

***

—¿No nos falta nadie?

—El niño bonito se queda.

—¿Es tu teléfono?

—¿Es la llamada que dijiste?

—No sabremos si no contestas.

—¿Diga?

Toretto, tú no me conoces...

—Pero yo a ti sí.

Te buscaré, te encontraré...

—¿Cómo conseguiste mi número?

—¿Sorprendida?

—Bastante.

Me dijeron que marcara este número.

—¿Tienes el paquete?

Ya lo había confirmado.

—A mí nadie me dijo nada.

Necesito saber la nueva ubicación.

—Dom aún no me dice nada, así que te lo comunicaré a la brevedad.

Espera...

—Dime.

—¿Crees que no haya extradición a donde vamos?

—Me encargaré que te exoneren.

—¿Cobrarás un par de favores?

—Te los cobraré a ti— dijo en tono pícaro.

Entonces tú decide a dónde quieres que nos vayamos.

—Primero entreguemos el paquete.

Perfecto.

—Espero hayas guardado mi número.

La otra TorettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora