Capítulo 4

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Kokomi

19 de Marzo – 22:23 PM

Liyue – Mansión Brillo Nocturno – Laboratorio alquímico

El general gladiador comenzaba a impacientarse, lo que sirvió de impulso para que traspasara la primera línea difícil y... tocara la punta de su pene con la yema de mis dedos.

Ante mi contacto, no hubo reacción alguna en el pelirrubio. No sabía si entristecerme o tomar aquello como una señal para proceder con más tranquilidad.

Nerviosa por mi inexperiencia y por el carácter público del acto, envolví torpemente aquella gran torre entre mi mano derecha.

-Kokomi: l-lo siento... -me disculpé con él, pese a que, en apariencia, no le hubiese importado en absoluto.

"Vamos, Kokomi, piensa en una estrategia...", me decía, haciendo un llamado a mi inteligencia para salir airosa de la situación. La guerra era tensa y compleja... ¡Aquello no podría conmigo...! ¿Verdad?

Comencé a deslizar hacia abajo mi mano, presionando mis dedos sobre el aparato para que los percibiera bien. Tras un rato, al alcanzar el final, volví a subir dándome mi tiempo para ir haciéndolo entrar en calor.

Después, continué bajando y subiendo para frotar el erguido miembro. Cada vez a un ritmo mayor, mientras yo procuraba no mirar a los "espectadores" y hacer oídos sordos de sus lápices escribiendo, insistentemente, sobre sus cuadernos.

No obstante, seguía sin haber reacción en Albedo.

De la tristeza pasé a sentirme un poco ofendida. "¿De verdad no te estás excitando?", alcé una ceja, un poco molesta con él aunque no tuviera culpa alguna.

-Kokomi: ¿no te está gustando así? –pregunté, manteniendo la agitación de mi mano sobre su pene-. ¿Más rápido, quizá?

Él fue escueto, con una voz neutra:

-Albedo: me es irrelevante.

"¡¿Cómo que irrelevante?!", fruncí el ceño, más que ofendida.

-Alquimista 1: las constantes no han variado pese a la estimulación, ¿ya vamos a conseguir los fluidos de esta forma? –comenzaba a dudar realmente de mis "capacidades", generándome aún mayor enfado.

-Alquimista 2: quizá los dragones tengan mayor resistencia a la sexualidad –decía, mientras anotaba la hipótesis en su cuaderno.

-Alquimista 3: o sean muy exquisitos con su compañía reproductiva –teorizó.

-Alquimista 1: ¡eso tendría sentido! ¡Por eso permitió que la sangre azul lo marcara! –no comprendía a qué se referían-. Una raza superior, como la de los fuertes invasores –trató de hacerle la pelota al general. Un elogio que recibió con gusto-, continuamente busca mejorar su estirpe.

De un momento a otro, comencé a sentirme no suficiente y eso... era un sentimiento con el que había tenido que luchar toda mi vida como sacerdotisa. Siempre había tenido que estar a la altura. ¡Necesitaba, más bien, estar a la altura! Y aquella ocasión no sería distinta.

Aparté mi mano de su pene y me encorvé hacia delante para bajar la cabeza entre sus piernas.

El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora