Secretario Real Ghör
5 de Abril – 11:24 AM
Inazuma – Tenshukaku - Biblioteca
No importaba cuántos maestros de entrenamiento le mandara al Príncipe, ¡siempre desaparecían sin dejar rastro!
-Ghör: Alteza, ¿qué le ha pasado al último maestro? –pregunté, frente a la mesa en la que él no apartaba la vista de un libro que estaba ojeando.
-Nathaniel: no lo sé, quizá no le gustaba el trabajo y se marchó a otra nación –hipotetizó, con toda tranquilidad y sin darle importancia alguna.
En un impulso de frustración, le arrebaté aquel libro de la mesa.
-Ghör: voy a tener que prohibirle la entrada a la biblioteca, ¡los libros no hacen ganar batallas! –espeté, molesto con su actitud. Yo tenía la gran responsabilidad de hacerme cargo del Príncipe y de organizar sus deberes diarios, pero a veces ocurrían sucesos extraños a su derredor. Demasiadas... desapariciones.
-Nathaniel: eso es lo que tú crees -susurró, manteniendo su vista lejos de mí pese a no tener ya su lectura delante.
Clavé mi mirada en aquel joven dragón. No iba a negar que lo temía, como cualquiera con sentido común, pero mi deber estaba por encima.
-Ghör: el entrenamiento debe ser primordial para un hombre de Serphiat, más aún para alguien de vuestra categoría –insistí. No me iba a mover de allí hasta que me escuchara-. ¿De qué sirve tanto poder si no sabe usarlo con destreza?
Suspiró.
-Nathaniel: supongo que tienes razón, Ghör –mi mirada se iluminó cuando lo escuché. Incluso me miró al fin y sonrió-. ¡Conozco al maestro perfecto!
***
Xiao
5 de Abril – 15:39 PM
Inazuma – Tenshukaku - Prisión
Incluso a los prisioneros nos habían trasladado en barco. No nos dijeron el destino, pero era evidente que era Inazuma. Antes de que nos volvieran a encerrar, pudimos ver el exterior una vez más. Sentir la brisa por un momento fue revitalizador, especialmente para el maldito fatui, que seguía siendo el que peor estaba llevando el encarcelamiento.
No obstante, con el paso de los días, iban desarrollando actividades dentro de la celda.
-Tartaglia: estira más el brazo, Aoi –aconsejó, mientras ambos estaban haciendo flexiones bajo su supervisión.
-Aoi: ¿a-así? –le estaba costando mantener la postura.
-Tartaglia: ¡perfecto! Ahora baja hasta casi tocar el suelo con la nariz y sube hasta arriba del todo –explicaba, junto a ella-. ¡Vamos!
Los brazos de la joven de coletas temblequeaban, pero al menos lo intentaba.
Fue entonces cuando unos guardias más se adentraron en la prisión, atravesaron la misma y abrieron mi celda.
-Gladiador: ¿eres Xiao?
ESTÁS LEYENDO
El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)
FanficUndécima parte de El Pecado del Alquimista. Secretos que retumban en las almas.