Aoi
19 de Marzo – 18:29 PM
Océano – Barco de Tartaglia
Era cierto que quería tener otro encuentro con su hermana, pero también había un segundo motivo para mi tozudez. Quería, sencillamente, ir con él. Sí, probablemente aquel barco se encaminaba al infierno. ¿Y por qué me importaba tan poco?
Tartaglia se encargaba de la navegación junto a unos hombres que había contratado para llevarnos a buen puerto. Y Xiao estaba sentado en lo más alto del barco, perdido en sus propios pensamientos. Como de costumbre.
Nathaniel y yo admirábamos el oleaje disfrutando de aquella paz ficticia pero igualmente valorable.
-Aoi: no pusiste ninguna resistencia ante tu hermana –comenté aquel detalle que me rondaba la mente.
La brisa removió su flequillo dorado, así como su larga coleta.
-Nathaniel: ...
Por primera vez, el sanador no tenía palabras. Debía estar dañándole sobremanera lo sucedido, y yo... quería que se desahogara. Él siempre me había consolado, era mi turno.
-Aoi: debió ser un shock –traté de ponerme en su lugar, aunque fue imposible por lo complejo de la situación.
-Nathaniel: para ella también debió serlo –murmuró, con la mirada perdida en el horizonte.
"Y Nathaniel, también como de costumbre, evitaba sus propios sentimientos", pensé, rabiosa.
-Aoi: estamos hablando de ti, no de ella –fui tajante-. No sé a qué te refieres, pero...
Detecté tristeza en su mirada.
-Nathaniel: estoy bien –mintió.
Lo agarré del brazo, para forzarle a mirarme de frente.
-Aoi: ¡arg! ¿Todos los dragones sois así de cabezotas? –recriminé, molesta-. ¿O sólo es cosa tuya?
En su rostro, la tristeza fue sustituida por el asombro.
-Nathaniel: es verdad -me miró con una leve estupefacción-. Sabes que soy un dragón y... no ha pasado nada.
Sonreí, quizá comprendiendo un poco más las cosas que debió pasar Nathaniel en el pasado por su naturaleza. De hecho, precisamente por la misma, habría sido instruido a guardarse sus sentimientos muy al fondo para que no lo descubrieran. ¡O al menos así me había montado la película en la cabeza! ¡Me encargaría de liberarlo un poco o explotaría! Ni siquiera un dragón era tan fuerte como para resistir un corazón melancólico.
-Aoi: ¡es que los dragones son geniales!
De pronto, su mirada se congeló, dejándome anonadada. ¿Le había gustado lo que había dicho o le había horrorizado?
-Nathaniel: eso... -su tono se oscureció-. Eso solía decir ella...
Apartó mi mano de su brazo y, en una especie de crisis emocional que pareció superarle, huyó hacia los camarotes.
"Creo que he metido la pata", lamenté, sintiéndome una inútil como amiga.
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El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionUndécima parte de El Pecado del Alquimista. Secretos que retumban en las almas.