El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 17

Xiao

22 de Marzo – 9:11 AM

Liyue – Hotel Goztamiel – Pub

De nuevo en aquella taberna altanera, llena de mortales que daban rienda suelta a sus hormonas sin ninguna clase de límite. Ni siquiera con el límite de la vergüenza.

No paraban de mirarlo entre repugnantes sonrisas.

Sin embargo, Nathaniel parecía ser inmune a la atención que estaba generando a su paso. Sencillamente, buscó una mesa libre para nosotros dos, me pidió que tomara asiento y, tras rechazarle mil veces cualquier ofrecimiento de bebida, él fue a pedir algo en la barra al menos para sí mismo.

-Participante 1: quiero tirarle de esa cole... -escuché y fulminé con una mirada aún más intensa que la que aquella escoria estaba clavando en el pelirrubio-. Uy... -se atemorizó y trató de llevar sus ojos a otro lado para que lo dejara de tener en mi mira.

"No debes matarlos, debes aguantar... Debes aguantar...", me repetía constantemente, aunque mi cuerpo flaqueara ante el odio que me estaba generando aquel ambiente.

-Nathaniel: sé que no querías nada, pero quizá esto te guste –regresó a la mesa con una amplia sonrisa. Una sonrisa que redujo cuando se percató de mi estado-. Xiao, ¿estás de aún peor malhumor? –suspiró y se sentó a mi lado-. Ya has pasado mala noche y ahora... -volvió a suspirar.

Colocó las bebidas sobre la mesa. Se llevó la suya a la boca y dio un sorbo, esperando que yo también hiciera lo mismo. Por supuesto, no lo hice.

-Nathaniel: tiene aroma a frutos secos, deberías probarla –insistió-. Quizá así te animes un poco.

"Matarlos a todos sería lo único que me animaría ahora mismo", me estaba dando un tic en el ojo. Al fin y al cabo, veía cómo, de forma inevitable, una pareja se estaba acercando a nuestra mesa.

-Sasha: incluso tras más de una década, jamás olvidaría a un buenorro de revista como tú –me horrorizó escuchar.

"No...", temblé por dentro. "¡Dime que no se refiere a...!", comencé a gritar internamente.

-Sasha: tu nombre era... -hizo memoria.

Saliendo de mi crisis, grité para evitar una situación abominable:

-Xiao: ¡Nathaniel! ¡Se llama Nathaniel!

El pelirrubio se volvió hacia mí, alzando una ceja. Se veía absolutamente confuso con mi reacción.

-Sasha: ¿Nathaniel? –indagó más en su mente y, después, miró a su pareja.

-Freddy: yo ya no me acuerdo, cielo –se encogió de hombros-. Ha pasado mucho tiempo.

Sin invitarlos, tomaron asiento en nuestra misma mesa.

-Sasha: pues Nathaniel... ¡me alegra muchísimo volver a verte! –guiñó un ojo-. Si estás interesado en comprar –pronunció aquel verbo con malicia- información de nuevo, yo estaré encantada de continuar lo que, en su día, dejamos a medias por tu noviecito.

-Freddy: estuvo semanas lamentándose por haberse quedado con las ganas –recordaba con cierto hastío-. Fue duro aguantarla –bromeó a medias.

La confusión de Nathaniel, como era natural, no hacía más que crecer.

-Nathaniel: emm... creo que te confundes de persona –comentó, sin poder dar más sorbos a su bebida debido a la extraña situación.

Ella se entristeció.

-Sasha: vaya... ¿tú sí me olvidaste? –hizo una mueca de desagrado-. Bueno, pese a ello, ¡sigue en pie mi oferta!

El pelirrubio no se dejó avasallar ante la súbita intensidad de aquella mujer.

-Nathaniel: gracias, pero no necesito información –fue tajante. Tal vez percibió que era sospechosa. No podía culparlo. Él no lo sabía, pero ella había drogado a su padre en su día.

Aunque quizá las drogas eran de lo más normal por aquel lugar.