El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 39

Xiao

23 de Marzo – 3:40 AM

Liyue – Hotel Goztamiel – Sala de Juegos Secreta

Acabó él también siendo engullido por los tentáculos. Con aquellas criaturas, no servía la fuerza bruta. Se adherían a ti de forma inexorable.

-Ábaco: vivir merece la pena para esto –se vanagloriaba con las vistas.

Mientras nuestras ropas eran retiradas por los tirones de las viscosas criaturas, él se servía otro vaso más de vino y yo... debía admitir que no podía tampoco perder la vista de Nathaniel.

-Nathaniel: hmmp... -se quejaba como podía, teniendo la boca ocupada por uno de los tentáculos-. ¡hmpp! –abrió los ojos aún más, cuando aquella cosa debió alcanzar su garganta.

Frente a mí, habían colocado sus brazos detrás de la espalda para después enredarlos e impedirles todo movimiento.

Lo veía sometido y siendo babeado, y me estaba excitando.

-Nathaniel: ¡ah! –jadeó, al fin pudiendo coger aire cuando el tentáculo salió súbitamente del interior de su boca-. Xiao... ¿Estás bien? Si activo mi poder, podría... -quedó confundido al examinarme un poco más-. ¿Por qué estás poniendo esa cara? –se sorprendió.

¡¿Se estaba notando?! ¡Maldita sea!

-Nathaniel: ¿acaso te está gus-? –tuvo que callar, puesto que el tentáculo volvió a insertarse en su boca a traición.

Junto a los sonidos viscosos y repugnantes de las criaturas, se escucharon las carcajadas de Ábaco haciendo eco en la habitación.

-Ábaco: ¡por supuesto que lo estáis disfrutando desde que ambos estáis en esa situación! –echó la vista hacia abajo y sonrió con satisfacción-. ¡Miraros, miraros!

Sí, ambos nos habíamos "endurecido".

-Xiao y Nathaniel: ...

Los tentáculos recorrían el torso ya desnudo del pelirrubio, dejando aquel rastro brillante sobre su piel. Humedecieron sus pezones, haciendo movimientos sobre ellos que le hicieron pegar un sobresalto.

Llegaba un momento que perdías la cuenta de por dónde te estaban tocando, puesto que había demasiados frentes abiertos. No obstante, cuando envolvieron mi pene para frotarlo, me provocaron escalofríos.

-Xiao: aah... -no pude evitar gemir. Entre el intenso contacto en mis partes íntimas y la visión de Nathaniel, estaba perdiendo el norte.

Las mejillas de Nathaniel se sonrojaron tras mi ruido. Sus ojos verdes se entrecerraron ligeramente, clavándome una ansiosa mirada.

Entonces, Ábaco se levantó.