El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 89

Aria

En lo onírico

Aquel prado de Mondstadt, tenía grabado un nombre que yo había pronunciado casi toda mi vida. El del amor de mi vida, a quien encontré una vez más sentado sobre la hierba, aguardando mi aparición:

-Aria: ¡Al! –alcé la voz, feliz de identificarlo y corrí hacia él.

No obstante, cuando quise abalanzarme sobre su cuerpo, Al me detuvo haciendo un gesto con una de sus manos enguantadas.

-Albedo: si tocas ahora mi alma, te electrocutarás –advirtió, con una sonrisa entristecida-. Pero necesitaba verte de nuevo... Necesitaba coger fuerzas y algo más.

"¿Electrocutarme?", pensé, extrañada.

-Aria: cualquier precio sería poco con tal de poder abrazarte –susurré, ansiosa de poder tocarlo de nuevo.

Me dispuse a lanzarme sobre él igualmente.

Se teletransportó a otro lugar, evitándome.

-Aria: ¡Al! –repliqué, inflando mis mofletes-. ¡Yo también necesito coger fuerzas! ¡Necesito...!

Su sonrisa mostró una melancolía que iba en aumento. Incluso, a la par, el cielo se fue oscureciéndose poco a poco.

-Albedo: lo que más he querido en la vida es que estuvieras bien –dijo de pronto-, y pese a ello... -masculló entre dientes y apretó sus manos en puño-. Pese a ello, yo...

Era evidente que algo lo estaba atormentando.

-Aria: ¿qué ha pasado, Al? –pregunté, sin cesar mi empeño de querer alcanzarlo.

Se teletransportaba una y otra vez. ¡Pero yo no iba a rendirme!

-Albedo: yo o lo que sea que haya dentro de mí, te... -se le estaba haciendo difícil terminar la frase.

-Aria: ¿lo que sea que haya dentro de ti? –repetí, extrañada-. Ya te lo dije. Lo quiero todo de ti –insistí, segura de lo que estaba diciendo.

Entonces, soltó la bomba:

-Albedo: mi dragón fue el que firmó tu divorcio con Xiao –confesó, provocando que me detuviera en el acto. Todos mis pensamientos se congelaron-. Supongo que... tanto mi luz como mi oscuridad querían hacerte solamente mía.

-Aria: ...

Quedé petrificada, no pude responder nada.

-Albedo: ódiame, Aria –pidió, conteniendo las lágrimas-. Es lo único que merezco.

Y el sueño concluyó.