Capítulo 37

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Ábaco

23 de Marzo – 3:11 AM

Liyue – Hotel Goztamiel – Sala de Juegos Secreta

Conduje a Xiao a una habitación secreta especial. No sólo coleccionaba artefactos ancestrales, quizá también... tenía sellados en ánforas alguna que otra criatura interesante que se podría considerar histórica.

-Xiao: ¿qué es esto? –interrogó, en cuanto vio que yo estaba abriendo una de las ánforas de piedra justo al lado suyo.

-Ábaco: lo averiguarás profundamente –reí-. ¡Ya verás cómo te hacen muchas cosquillas!

-Xiao: ¿cosqui-? –temió.

Retiré la tapa y el sello que las contenía dentro.

Casi al instante, las pequeñas y blandas criaturas con tentáculos se fueron desperdigando por aquella habitación preparada, en exclusiva, para liberar los sellos por un tiempo. A su paso, secretaban una sustancia espesa y repugnante que incluso tenía mal olor.

Él pareció reconocerlas también "casi al instante". Palideció incluso.

-Xiao: son las que Rex Lapis... -enmudeció, en cuanto percibió cómo varias comenzaban a trepar por sus piernas-. Qué... -abrió los ojos como platos.

Por fortuna, a mí me obedecían porque era su amo.

-Ábaco: dadme un buen espectáculo y servídmelo en bandeja, pequeñitas –ordené con dulzura, y me senté en un cojín cercano.

En un acto reflejo, el peliverde trató de quitárselas, pero sólo conseguía resbalar sus manos sobre ellas. Eran húmedas y viscosas, perfectas para recorrer todo su cuerpo.

Acabó cayendo al suelo, donde se removió en un dilema evidente: permitir aquello o destruirlas.

Apretó sus puños con fuerzas, y eligió la primera opción. Yo di un sorbo a la copa de vino que me acababa de servir, sin perderme detalle del suceso.

-Xiao: no... ahí no... -mascullaba entre dientes, percibiendo cómo las criaturas ejercían cierta presión en su bien desarrollado trasero. Todo había que decirlo-. ¡Ahí menos! –alzó la voz, horrorizado, cuando uno de los tentáculos intentó entrometerse por debajo de sus pantalones.

-Criaturas: sshhs... assss... -hacían seseos un poco turbios a lo largo y ancho de su cuerpo, pero cumplían perfectamente con su trabajo.

Di otro sorbo.

-Ábaco: ¿qué has dicho, conejito? –le pregunté-. ¿Prefieres terminar la proposición aquí?

Pese a sus evidentes gestos de asco, lo tuvo claro:

-Xiao: ¡no!

-Ábaco: pero si pareces muy disgustado con mis mascotas... -sonreía, juguetón-. ¿Estás seguro de no querer parar? Es posible que sea tu última oportunidad para hacerlo.

Pese a todo, seguía sin tener dudas:

-Xiao: estoy seguro... -decía, conteniendo su expresión de repulsión como podía. Incluso tuvo que apretar fuertemente los ojos por un momento para coger fuerza.

Los tentáculos fueron creciendo en largura, y enredándose en las extremidades de aquel ahora sexy y mojado hombre. Lo fueron "atando" para tenerlo inmovilizado y, después, retiraron su camisa hacia arriba.

Bañaron su musculoso torso con viscosas y brillantes babas.

-Ábaco: uuuuuhhh.... –di otro sorbo más.

El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora