Recuerdos del ánima

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Nathaniel

Éramos como la noche y el día. Y, pese a ello, desde que nos encontramos, la conexión entre ambos fue mágica. Sin importar las tantas circunstancias que debimos experimentar, el mundo se volvía benévolo y seguro si estábamos juntos.

-Kairi: conseguí una cinta adeptus para ti –anunció, aquella entonces adolescente Kairi de mis más hermosos recuerdos-. ¡Llevar esto es tener categoría, Nath!

Yo reí.

-Nathaniel: ¿estaré a la altura? –bromeé, mientras me sentaba delante de ella sobre la hierba, para así dejarme peinar una vez más por sus cálidas manos.

Me daban paz.

-Kairi: ... nada nunca estará a tu altura –susurró, acercándose a mi coleta y comenzando a desenredar el lazo que ya tenía para colocarme la nueva cinta.

En aquella época, en la que vivíamos juntos con mi padre y nuestra madre, disfrutamos el sueño de estar ambos bajo el mismo techo. No obstante, por supuesto no era el ambiente ideal. Nos dolía ver a nuestra madre con el alma destrozada y a mi padre luchando desesperadamente para que todo no se viniera abajo por completo. Dentro de sus posibilidades, se esforzaban en que no nos afectara, en fingir que todo estaba bien. No obstante, la pérdida de la calidez de una madre era imposible de actuar.

Kairi y yo sabíamos que la familia no era un asunto fácil. Sin embargo, había algo que siempre nos haría felices y que jamás perderíamos: tenernos el uno al otro.

Era una sensación gloriosa.

-Nathaniel: lo dice quien me daría una paliza en cualquier actividad –sonreí, orgulloso de tenerla a mi lado y, sobre todo, agradecido de sentir su calor.

Mi largo cabello dorado se liberó, ella lo tomó y lo peinó cuidadosamente, como casi cada día.

-Kairi: por supuesto que puedo darte una paliza con el arma que quieras –rió, orgullosa de sí misma-. ¡Y dejarte muuuy muuuuy atrás con tan sólo unos saltos!

Ambos reímos, en un ambiente perfecto y distendido. Nuestro ambiente.

-Nathaniel: es que tengo miedo a las alturas –bromeé de nuevo.

Le dio un ataque de risa.

-Kairi: JAJAJAJAJAJA... Un dragón que.... JAJAJAJAJAJAJA –no cesaban las carcajadas, y yo disfrutaba de escuchar cada una de ellas-. Si lo llega a escuchar Tarta... JAJAJAJAJJAJAJA ¡Se lo pienso contar! ¡Mi Nath también es gracioso a veces! JAJAJAJJAAJ

"Y tú eres extraordinaria," pensé con todas las fuerzas de mi corazón.

Cuando terminó de realizarme una nueva coleta, yo tomé una flor de la que no pude apartar la vista. Me volví hacia ella y se la coloqué encima de la oreja.

-Kairi: ... gracias –jamás olvidaría aquella hermosa sonrisa.

Una hermosa sonrisa que no me permitió caer, por mucho que escuchara cada día la voz de mi oscuridad. Incluso en aquel instante:

"Somételos... Somételos...", oía, cada vez más a medida que crecía, dentro de mi cabeza.

Pero su voz acaparaba mi atención:

-Kairi: ¿y esa cara? –preguntó, quizá al percatarse de que había disminuido levemente mi propia sonrisa-. ¡Te tiraré de las mejillas!

Y se abalanzó sobre mí una vez más.

El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora