El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 83

Scaramouche

5 de Abril – 12:14 PM

Inazuma – Ciudad de Inazuma – Consultorio Privado

Desde que fui testigo del poder de dragón hijo, no hacía más que tener pesadillas con él. La cercanía con la muerte que me provocó su padre, y ahora la desmedida fuerza del hijo... me estaban provocando un terror que ya ni me permitía pensar. Y era, precisamente, el momento en el que más necesitaba pensar.

El tablero se había vuelto en mi contra por culpa del llamado Däriel que ahora se había vuelto, nada más y nada menos, el Rey. ¡El maldito Rey de este mundo y de esos monstruos! Y ya no sólo había un dragón cerca al que tenían al menos controlado con un artefacto, sino que habían convertido a uno aún más poderoso en príncipe.

Todo se venía abajo, y no podía dejarme arrastrar por el miedo.

-Scaramouche: ¡eres una inútil! –grité, enfadado-. ¡¿Por qué no me hipnotizas y ya para que no vuelva a temer?!

Mi insulto no le alteró en absoluto.

-Maggi: la terapia no funciona así, señor Scaramouche –volvió a decir tonterías-. Hay que ahondar en el miedo, hallar su explicación, enfrentarlo...

Agarré un extraño incienso que tenía debajo de la silla y lo lancé contra la pared, destrozándolo en mil pedazos.

-Maggi: también deberíamos trabajar en sus ataques de ira –propuso, manteniendo la tranquilidad.

Acto seguido, me levanté del cojín y me marché de allí tras dar un potente portazo.

***

Scaramouche

5 de Abril – 13:34 PM

Inazuma – Tenshukaku – Habitación de Kairi y Scaramouche

La Cámara de Jade había sido dañada por las horribles sacudidas que provocó el dragón hijo en toda Liyue, por lo que acepté que nos quedáramos en Tenshukaku (así lo pidió el ahora maldito Rey).

Eso sí, Kairi y yo estábamos en el ala derecha del palacio. En la zona más lejana a los aposentos del Príncipe. Así yo lo exigí como condición para que nos quedáramos allí.

Después de tratar con aquella estafadora, pensé que el día no podía ir peor.

Pero me equivocaba.

-Scaramouche: Kairi, ve a la cama que voy a... -dije y callé nada más entrar-. ¿Qué...? ¡¿Qué hace él aquí?!