El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 56

Aria

23 de Marzo – 22:59 PM

Liyue – Casa de Jade

Repentinamente, abrí los ojos tras una especie de poderoso terremoto que me despertó del letargo. Xiao seguía manteniéndome entre sus brazos para que no tuviera que descansar sobre el suelo. No obstante, ahora su mirada también temblaba.

-Xiao: Nathaniel... -temió al instante.

Reuní fuerzas para poder incorporarme. Al menos las heridas habían dejado de sangrar, lo cual era un avance.

-Aria: ¿crees que ha sido Nathaniel? –lamentablemente no me pareció una teoría imposible.

"Ha ido por su padre...", me vino a la cabeza, en cuanto recuperé algo de lucidez.

Entonces, aterrada, intenté levantarme precipitadamente. Sin embargo, debido a la gravedad de las heridas, no duró mucho el intento.

-Xiao: ¡Aria! ¡¿Qué estás haciendo?! –me cogió en brazos, lo que evitó una más que evidente caída contra el suelo rocoso-. ¡No puedes ir a ninguna parte en este estado!

-Aria: ... mi niño... necesito ir... -tenía claro. Aunque tuviera que arrastrarme por el suelo, llegaría hasta él.

-Xiao: te dejarías de nuevo aplastar por Kairi si sales de aquí –él también tenía claro.

-Aria: ... -no podía quitarle razón.

De nuevo otro temblor, no sólo en el cuerpo de Xiao, sino también en aquel edificio. Eran tan violentas las sacudidas que hacían pensar que no fuera a aguantar en el aire.

-Xiao: prometí que no iba a huir más –murmuró.

***

Scaramouche

23 de Marzo – 23:05 PM

Liyue – Casa de Jade

Salí al exterior de la Cámara de Jade con unos prismáticos y contemplé la zona origen del "terremoto" desde arriba.

No hacía falta usar nada para ver a simple vista aquel monumental poder carmesí. Era evidente que se estaba dando una pelea entre luminosos orbes, que estaba incluso abriendo brechas en el suelo. Sin embargo... aquellas energías... aquellas energías de dragón...

Podía ver también el fuego y, a través de los prismáticos, aquellos cuernos que yo recordaba bien.

¿Por qué todo mi cuerpo estaba temblando?

-Scaramouche: ¿acaso tengo... miedo? –declaré, en shock, retirándome aquel utensilio de la cara para no ver más su atemorizante mirada.

Incluso sentí cómo las antiguas quemaduras comenzaban a arder de nuevo, muy hondo.

La ciudad de Liyue, así como todo Teyvat, parecía ser sacudida al son de las gigantes bolas de fuego que dejaba caer a su derredor.

Y el miedo crecía y crecía. El miedo... asfixiaba.

Sin embargo, pese a que me estuviese superando aquella visión de pesadilla, también se dio entonces otro estruendo, aunque de menor intensidad, dentro de la Cámara de Jade.