El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 55

Kazuha

23 de Marzo – 22:49 PM

Liyue – Mansión Brillo Nocturno

Aquella misma noche, Nathaniel y yo nos dirigimos a los alrededores inmediatos de la mansión donde tenían a Albedo. Incluso yo sabía que había escasas probabilidades de conseguir lo que planeábamos, pero... ¿qué otra cosa hacer? ¿Simplemente rendirse ante ellos y dejar que nos arrebataran todo, hasta a nuestros seres queridos?

Teníamos clara la respuesta y daríamos la vida por ella.

Escondidos por el momento tras un matorral, Nathaniel me dio el artefacto que contrarrestaría los efectos del artefacto que ya tenía su padre, permitiendo liberarlo. Portar aquello e infiltrarme, era una gran responsabilidad. No obstante, enfrentarse a todos aquellos gladiadores...

No tenía descripción posible.

-Nathaniel: buena suerte, Kazuha –deseó con una cálida sonrisa que agradecí en aquel tenso e importante momento-. Si todo sale bien, estoy seguro de que Kairi regresará con quien debe estar y es contigo.

-Kazuha: serás nuestro padrino –susurré de forma sentida-. Y si todo sale bien, yo también estoy seguro de que vosotros dos podréis amaros con libertad –aseguré, recordando cómo el joven dragón había estado todo el día mirando el collar de su amado.

No obstante, para aquella pelea que iba a acometer, prefirió dejar el accesorio en la casa de Tartaglia. Es posible... que él mismo temiera no poder volver a ver un nuevo día.

-Nathaniel: amar con libertad... -repitió, entristecido. La incertidumbre por la desaparición de Xiao debió afectarle sobremanera-. No sé si eso es posible en este mundo.

"¿Estás perdiendo la esperanza, Nathaniel?", lo miré también con melancolía.

Coloqué una mano en su hombro, en señal de apoyo.

-Kazuha: el verdadero amor no pregunta si es posible o no, simplemente ama por encima de todo impedimento. ¿No es... hermoso? –sonreí esta vez yo.

***

Kazuha

23 de Marzo – 22:55 PM

Liyue – Mansión Brillo Nocturno

Nathaniel quedó en silencio ante mis últimas palabras. No obstante, decidido, se incorporó sobre el matorral y comenzó a encaminarse hasta la entrada de la mansión. Así se daba por iniciado el plan.

Ya no había vuelta atrás.

"Sé que tú piensas lo mismo que yo", sabía cómo leer a los demás. "Pero hasta un dragón puede tener miedo. Miedo... de perder a quienes ama."

-Kazuha: si es por amor –pronuncié, trayendo a mi mente a Kairi-, merecerá la pena cualquier lucha y riesgo.

Cuando alcanzó el portón, no tardaron en percibirlo:

-Gladiadores: ¡tú, identifícate! ¡¿Quién eres?!

Entonces, se dio un estruendo. Pero no cualquier estruendo. Era "el estruendo". Activó de tal forma su poder, que todo a nuestro derredor tembló. Absolutamente todo.