Capítulo 8

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Niels

20 de Marzo – 17:06 PM

Liyue – Mansión Brillo Nocturno

Los sonidos en la habitación del dragón eran más que evidentes. Su cuidadora debía estar sacando provecho de la situación, pero los generales no teníamos nada en contra de ello. De hecho, consideraron que, si lo mantenía ejercitado sexualmente, sería lo mejor para cuando consiguieran apresar a la sangre azul que lo había marcado.

-Kokomi: aaaah.... No sé si va a entrar... aaah –gemía, al otro lado de la puerta. Sí, se escuchaba todo desde el pasillo, donde había dos guardias apostados por si sucedía cualquier cosa-. ¡Me da igual, la meteré como sea! –Se escuchó un extraño sonido-. ¡AAAAAAAAH! ¡ALBEDO, ALBEDO! ¡QUÉ GUSTO!

Los humanos eran, sin duda alguna, muy acalorados. No obstante, nuestra raza era igual o peor. Aquellos hombres pensaban constantemente en sexo. De hecho, no había general que no hubiese visitado el famoso hotel del adeptus extravagante.

Bueno... Yo no había pasado aún. Era, como de costumbre, la excepción.

-Kokomi: ¡vamos, vamos! –gritaba de placer-. ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaaaaah! –seguía jadeando, haciendo crujir incluso la cama-. ¡Es tan gorda, Albedo!

-Niels: joder... -susurré, con asombro por la que llamaban "Sacerdotisa Divina".

Los dos guardias que custodiaban la puerta, realizaron una risita.

"De no ser por aquella nota misteriosa, la sangre azul Kairi hubiera conseguido matar al dragón mediante una mera orden", me vino a la cabeza aquel suceso. Alguien que desconocíamos por ahora había alertado a los otros generales de la búsqueda y caza del dragón.

Tal vez era un misterio que no íbamos a resolver.

Lo mejor era que yo me mantuviera como un espectador. Un espectador que también tenía su propia búsqueda en aquel mundo.

"Däriel...", seguía suspirando.

***

Kokomi

20 de Marzo – 17:11 PM

Liyue – Mansión Brillo Nocturno – Aposentos del Dragón

Lo tumbé en la cama bocarriba como si fuera un juguete, me inserté lentamente su miembro dentro y, cuando lo conseguí pese a la estrechez de mi agujero, fui saltando encima como toda una histérica.

-Kokomi: me encanta... aaah... -gemía, una y otra vez, sintiendo su pene acaparando todo el interior de mi vagina.

Si al día siguiente me mataban, ya no tendría tantos remordimientos de vida.

-Kokomi: ¿te gusta, Albedo? ¿Te gusta mi interior? –pregunté, en un impulso.

-Albedo: ...

Debí esperar que no habría respuesta. De hecho, pese a que lo estuviera follando, parecía literalmente un muñeco. Sólo me miraba con aquella frialdad. Y, pese a ello, no podía parar. De hecho, sin dejar de montarlo, a veces bajaba a su rostro para volver a besarlo.

El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora