Capítulo 86

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Ka...Ha... Ha... Haakön

5 de Abril – 18:33 PM

Inazuma – Tenshukaku

Cuando pusieron aquella corona sobre su cabeza, ¿por qué sentí que todo había merecido la pena por tan solo poder visualizar aquel momento? Mi hijo prodigio me mató y ahora, pese a la destrucción de nuestro mundo, era al fin el Rey de Serphiat.

Y lo único que sentía era orgullo y alivio.

Aquella era quizá la imagen con la que más había soñado, al fin cumplida ante mis ojos.

-Soldado: nunca había probado esta técnica de congelación con los orbes, ¡el efecto dura más! –decía un joven que debía tener unos pocos siglos-. Muchas gracias por permitirme verlo entrenar, Majestad –realizó una larga reverencia.

-Däriel: sólo mantente en la distancia, soldado –advirtió, y continuó experimentando con aquellas grandiosas luces-. O podría salirte caro.

"Siempre mejoraste cada lección que te impartí", pensaba, analizando con una sonrisa cada uno de sus movimientos.

-Soldado 1: ¡sí, Majestad!

Yo no era el único que veía a mi hijo durante su entrenamiento. Como en el pasado, hoy incluso varios generales se reunieron para atestiguar su destreza.

Pero yo era el único que lo hacía a escondidas.

Incluso en el cuerpo de otro ser, si en aquel momento se acercara a mí, no podría contener mis ganas de abrazarlo.

Pese a que fuera repugnante aquella sensiblería, era incapaz de ahogar como siempre aquel deseo. Era tan intenso que incluso, en aquel momento, mi alma acabó sobresaliendo finalmente sobre la de la dueña de aquel cuerpo.

Y, siendo consciente de que estaba muerto, no vinieron a mí los recuerdos de las innumerables batallas vencidas. Los primeros y únicos recuerdos que emergieron en mi oscura mente, fueron... los que compartí a su lado.

-General 1: ¿también entrena su poder onírico, Majestad? –preguntó con curiosidad-. El poder de apresar y torturar almas –mencionó, también con cierto orgullo.

"El poder onírico lo heredó de su madre, pero su civilización le daba usos totalmente distintos", recordé. Yo fui quien le obligó a reestructurarlo para fines bélicos, y fue un verdadero éxito. Mi mujer decía que todos teníamos el poder de estar en el mundo onírico, pero pocos tenían la capacidad de ejercer control en el mismo. Decía que su poder era fruto de un gran entrenamiento, que el Onírico era peligroso por sus distintas capas de profundidad y mucho más datos que no escuché, porque la marqué y aniquilé a toda su raza salvo a ella.

-Däriel: es posible, pero no con los ojos abiertos –respondió, serio y amenazante al mismo tiempo, como debía hacer.

Al fin y al cabo, con aquella frase lanzaba un mensaje claro: "soy peligroso tanto despierto como dormido".

"¿Mis nietos también lo habrían heredado?", me pregunté de pronto, pero no encontré por ahora rastro de tal poder en el cuerpo en el que me encontraba. Quizá debería esperar, tal y como había dicho mi hijo, a cerrar los ojos.

El Pecado del Alquimista 11 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora