18. Los Evans.

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Camille arrastró su baúl por el tren, hasta que encontró a Phoenix.

—¿Y bien? —preguntó, viéndolo—. ¿Dónde nos vamos a sentar?

—Eh... podríamos sentarnos con esos amigos tuyos —sugirió, rascándose la nuca, algo nervioso.

—¿No nos íbamos a sentar con los idiotas de Rosier y Lestrange?

Camille lo miró con atención.

—Dijeron que tenían asuntos importantes por discutir y me corrieron.

La francesa contuvo una risa y comenzó a caminar, escuchando a Phoenix hacer lo mismo tras ella.

—Vamos —gruñó él—. Sé que te quieres reír.

—¿No sería cruel si lo hiciera? ­—preguntó en respuesta, sonriendo.

—Siempre pensé que no te importaba si lo eras.

Camille dejó salir una carcajada.

—No, no me importa. Sin embargo, burlarme en tu cara de tus desgracias no es algo que haría una buena amiga.

Phoenix alzó ambas cejas.

—Vaya, que considerada.

—Así que me burlaré cuando no estés —agregó Camille. Phoenix soltó una risa mientras la seguía.

Siguieron caminando por el vagón, hasta que la francesa entró a un compartimiento con su baúl tras ella.

—Oh, hola, Stephan, no pensé que estarías aquí.

Phoenix se asomó, logrando ver a la pelirroja sentada junto a la ventana.

—Potter me arrastró aquí con mis cosas, y admito que no tengo ganas de buscar otro compartimiento —respondió con alegría, mirándola mientras sonreía.

Camille miró el compartimiento en su totalidad; en un lado estaba Lily junto a la ventana, luego le seguían James y Sirius; del otro lado estaban Remus y Peter.

—Solo hay espacio para una persona más —Chasqueó la lengua con disgusto—. Buscaremos otro compartim...

—O puedes sentarte en mi regazo —ofreció Sirius con una sonrisa.

—O Phoenix puede sentarte en tu regazo —rebatió Camille, jalando a su amigo de la camisa para que pudieran verlo.

—Oh, no creo que... —Sirius intentó decir algo, pero se calló.

—Puedes sentarte en mi regazo —ofreció Lily, sintiéndose avergonzada cuando todos la miraron—. Al menos sabes que no tengo las mismas intenciones que Sirius.

—¡Eh! —Él se quejó, ofendido.

—Me parece bien —Camille se encogió de hombros y caminó hacia Lily, entonces se sentó sobre ella, y recostó su espalda contra el cristal de la ventana.

—O Lily podría sentarse en mi regazo para que esté más cómoda —ofreció James, mirando fijamente a la pelirroja.

—N-no te preocupes —tartamudeó un poco, se sentía nerviosa—. Estoy bien —dijo con firmeza.

—¿Segura? —preguntó Camille, viendo con preocupación su rostro sonrojado—. Quizás puedo sentarme sobre Phoenix y...

Intentó ponerse de pie, pero Lily la jaló de la cintura y la obligó a quedarse sentada.

—Ya estás aquí —murmuró, con la esperanza de que los demás no la oyeran—. Sería mucho trabajo ir hasta tu amigo, ¿verdad?

Camille mostró una sonrisa y se acomodó para verla bien.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora