17. Verdadero castigo.

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—¿Vas a pasar las vacaciones de Navidad con Evans? —preguntó Phoenix, mirándola con incredulidad, entonces resopló—. Qué suertuda.

Camille sonrió ampliamente.

—Lo sé —Asintió—. No habría salido mejor ni aunque lo hubiera planeado.

Phoenix suspiró, entonces se sentó a su lado. Estaban en su habitación, y Camille se había sentado en su cama.

—Solo faltan unas cuantas semanas para que nos separemos —Se veía algo triste mientras hablaba—. Me habría encantado que vinieras a mi casa, pero entiendo que prefieras...

—Si de verdad quieres que vaya a tu casa, puedo decirle a Lily —ofreció Camille, mirándolo con atención. Sí, Lily le gustaba, pero Phoenix era su amigo y lo quería demasiado.

—¡No! —negó él de inmediato—. Tienes que ir con ella. Jamás me perdonaría que te perdieras de la oportunidad de estar con ella en Navidad.

—Si eso quieres...

Phoenix asintió fervientemente.

—Eso quiero.

—Bien —Camille suspiró antes de recostarse en la cama—. ¿Tienes algunas varitas de regaliz por ahí? Se me antojaron.

Phoenix le señaló a su mesita de noche; luego se pasaron horas y horas hablando sobre cualquier cosa que se les ocurriera.

♦♦♦

James sonrió ampliamente mientras se sentaba junto a Camille, que sorpresivamente estaba desayunando en la mesa de Gryffindor junto a Sirius.

—Pásame esos panqueques, Saúl.

Sirius murmuró varias quejas sobre que no era su esclavo, pero le hizo caso de todas formas.

—¿Y esa sonrisa, James? —preguntó él, mirando a su amigo con atención—. ¿Por fin Lily aceptó salir contigo?

Camille se tensó, y Sirius lo notó, le dio una mirada extrañada, pero ella siguió comiendo, prefiriendo ignorarlo. James hizo una mueca y negó.

—Mis padres respondieron a mi carta —Alzó un pergamino para poder mostrárselo a Sirius.

—¿Carta? —preguntó la francesa, dejando de comer para mirarles con curiosidad—. ¿De qué hablan?

Sirius leyó el pergamino, ignorando a Camille, que intentaba mirar sobre su hombro.

—¡Maravilloso! —exclamó, regresándole el pergamino a James.

—¿Qué demonios es maravilloso? —preguntó Camille, sintiéndose algo molesta por ser ignorada.

—¡Puedes venir a mi casa por Navidad! —respondió James con emoción. Quizás conocía a Camille de poco tiempo, pero realmente le caía bien... y parecía que a Sirius también.

—¿No es genial? —presionó Sirius cuando ella no respondió.

—Bueno... —Ella sonrió levemente—. No iré a tu casa, Jessie.

Las sonrisas de James y Sirius decayeron, siendo intercambiadas por expresiones de confusión.

—¿Entonces a dónde vas a ir? —preguntó el de gafas, notablemente desconcertado.

—Es la casa de James o quedarte en el castillo —Sirius se rascó la cabeza—. No entiendo cómo el castillo sería mejor opción.

—No me quedaré en el castillo.

James y Sirius intercambiaron miradas confundidas.

—Explica —pidió Sirius, pero sonó como si le estuviera dando una orden.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora