74. El sol.

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—¡Benny!

Petunia lo persiguió por la calle, aunque él caminaba con rapidez, casi corriendo. Era obvio que Benny no quería hablar con ella... pero necesitaba saber por qué.

—Benny —repitió cuando logró alcanzarlo y lo sujetó del brazo.

No le sorprendió haberlo alcanzado tan fácil, sabía que Benny no era precisamente rápido y tampoco tenía la resistencia suficiente para correr más de cinco minutos.

—¿Qué quieres? —Él apartó su brazo de su agarre con brusquedad. Petunia ignoró el dolor que le generó que la mirara como si le hubiera hecho algo malo.

—¿Qué te pasa? —le preguntó, conteniéndose de volver a tocarlo—. Te he llamado mil veces y nunca me contestas... y ahora casi corriste de mí. ¿Qué te pasa?

—¿Qué me pasa? —repitió Benny, mirándola como si no pudiera creerse que estuviera preguntándole eso—. ¿Por qué mierda tenías que decirle a tu papá que soy gay?

—¿Qué? —Petunia lo miró, confusa—. ¿Qué...? ¿Tú crees que yo sería capaz de decirle?

Benny no respondió. Petunia respiró profundamente para no demostrar lo herida que se sentía por cómo pensaba Benny de ella... por lo que pensaba, aún después de que no le había mostrado nada más que su más sincero apoyo después de hubiera salido del closet con ella.

—Pues lo supo de alguna forma.

De repente, Benny ya no parecía tan enojado como antes, sino avergonzado. Petunia se dio cuenta de cómo frotaba sus manos y luego se tronaba los dedos, como si no pudiera mantener las manos quietas.

—Yo no dije nada... ¿qué está pasando?

Benny evitó mirarla.

—Benny...

—Él y un estúpido me pillaron a la salida del apartamento de Terry y me golpearon —dijo, casi en un suspiro, como si no quisiera—. Me rompieron una costilla y todo.

—Benny...

Benny se apartó cuando Petunia le quiso tocar el rostro.

—Yo creo que es mejor que no hablemos más —dijo, sin mirarla—. Lo siento.

Petunia lo vio darse media vuelta e irse, aún sin dejar las manos quietas.

♦♦♦

El primer día de Lily sin Camille había sido aún más miserable que su primera noche sin ella. Se suponía que de día no se veían las estrellas... pero Lily sintió su ausencia como si fuera el sol de todas sus mañanas.

Marlene y Sophie la habían tratado como si fuera de cristal y se fuera a romper al más mínimo roce. Lily lo valoraba... pero que la trataran así solo la hacía sentir peor.

En el desayuno, vio a Camille sentarse en la mesa de Slytherin, dándole la espalda a la mesa de Gryffindor. Lily solo pudo encogerse lo máximo posible y desayunar. Quería volver a su habitación y llorar un par de horas más, pero tenía clases.

Quizás escuchar las palabras aburridas de la profesora de Herbología la hacía olvidarse un rato de Camille... y de las palabras de su padre, que no habían dejado su mente ni un solo segundo desde que las había pronunciado.

♦♦♦

Para cuando Lily salió de clase, seguía pensando en Camille.

No había excusa ni actividad que la hiciera dejarla de lado por más de dos segundos. Había estado pensando en que, aunque Camille también viera clases de Herbología, lo hacía en otro horario, y había terminado con una mordida en un dedo, cortesía del arbusto que estaba recortando.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora