63. La cabina de fotos.

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«Dile al chico que nos veremos en Hogsmeade cuando tengan su próxima salida, allí podremos hablar de lo que intenta hacer. Por cierto, la próxima vez no lo pongas tan explícito en una carta, nunca sabes en qué manos puede caer. Todo el mundo sabe que a... bueno, los destinados a la poción que quiere hacer, no son precisamente queridos por muchos.

Te mandé unas galletas. No van a llegar calientes, pero espero que no estén duras.

PD: Ponle un poco de sentimiento a la carta para la próxima, soy tu mamá, no una conocida cualquiera. Y dale unas galletas a Phoenix.

Con amor, Rebekah Blackburn.»

Camille sonrió ampliamente, mirando el pergamino entre sus manos. Ignoró la manía que tenía su madre de firmar con su apellido de soltera cuando se trataba de algo que tuviera que ver con Herbología. Camille prefirió centrarse en la gran caja llena de galletas que tenía en frente. No la abrió ahí, en medio del Gran Comedor, seguramente tendría que compartirle a Sirius y los demás... le caían bien, pero no tanto.

—¿Qué tienes ahí?

Sirius intentó agarrar la caja para abrirla y mirar qué tenía dentro, pero Camille lo empujó por la cabeza.

—¡Eh! —Sirius se quejó, sobándose la frente.

—Son cosas femeninas privadas.

—O sea, magia negra —dijo James, haciéndolos reír.

—Exacto, y si la abres, te maldice de por vida —le respondió Camille, siguiéndole el juego.

—Suena genial —opinó Phoenix.

—Qué emo —lo molestó Remus.

—Cállate —Phoenix lo empujó con su hombro, sonriendo.

Remus se giró y lo miró, Phoenix también se giró para mirarlo. Ambos se miraron unos segundos, luego volvieron a lo suyo.

—Los novios se miraron mucho —Sirius los molestó cuando se dio cuenta.

—Con tanto amor —James se burló.

—Exacto, como nadie los mira a ustedes —respondió Remus, sonriendo.

—Ouch —Sirius se llevó una mano al pecho—. Supo justo que decir.

—Y no fue ninguna mentira —agregó Camille, divertida.

—Eso fue lo mejor —dijo Phoenix.

Camille siguió desayunando, viéndolos molestarse entre ellos. Amaba el caos de la mesa de Gryffindor.

♦♦♦

Unos días después llegó el momento de ir a Hogsmeade, Phoenix estaba más que emocionado de ver a Rebekah.

—¿Y si no le caigo bien y no me quiere ayudar? —preguntó él, dando pequeños saltos ansiosos mientras andaba junto a ella.

—Le vas a caer bien —le aseguró Camille—. Además, conociéndola, le encantará la idea de crear algo que pueda ayudar.

—Ojalá podamos concluir qué es lo que me falta —Phoenix bajó la mirada al montón de pergaminos sueltos que llevaba en sus manos—. Ay, ¿crees que le moleste que esté todo desordenado?

—Probablemente.

—¿Y si volvemos? —Phoenix intentó dar media vuelta, pero Camille lo agarró del brazo.

—Debe estar ya en el Cabeza de Cerdo...

—¿Por qué ahí y no en Las Tres Escobas?

—Yo que voy a saber —respondió Camille—. Vamos, que Lily y yo tenemos una cita programada.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora