52. La distracción de Lily.

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Lily solo había querido llegar al tren, sentarse en el compartimiento que siempre compartía con Marlene y Sophie, y dormir un rato. Llevaba días sin dormir bien. Sin embargo, las responsabilidades de prefecta no la dejaron seguir su plan.

Apenas había puesto un pie en el tren, había ido al compartimiento, pero ni Marlene ni Sophie estaban. Se resignó a dejar su baúl ahí, solo, con el riesgo de que cualquiera pudiera abrirlo. No quería tomarse la molestia de buscar por todo el tren hasta encontrar a James y los demás o a Camille, quien Lily supuso estaría con ellos.

Después de que le dieran la tarea de patrullar por los pasillos en compañía de uno de los nuevos prefectos de Hufflepuff, Lily se dedicó a ello. No conocía al chico de ningún lugar, tampoco se molestó en sacar algún tema de conversación y él tampoco lo hizo. Lily estaba bien con el silencio, ya tenía suficiente caos y ruido en su mente como para también escucharlo fuera.

Cuando tuvo oportunidad de liberarse del patrullaje y del muchacho, Lily no perdió la oportunidad. Ya le habían explicado lo que tenía que hacer y lo estaba haciendo bien, ella confiaba en que pudiera hacerlo solo. Mintió sobre su necesidad de ir al baño y se dirigió al compartimiento en el que había dejado su baúl.

Se sintió sola cuando notó, a través de la ventanilla de la puerta, que estaba vacío. Marlene y Sophie no estaban... Lily se preguntó dónde estarían, pero decidió que estaba demasiado cansada como para ir a buscarlas. Bajó la pequeña persiana que tenía la puerta para cubrir la ventanilla y se dejó caer en uno de los asientos.

Llevaba noches sin poder dormir bien. No lograba dormirse antes de las dos de la madrugada y tampoco lograba dormir más de cinco horas seguidas. Tanto pensar y pensar sobre lo que había pasado en la playa la estaba destruyendo.

Suspiró y se acomodó, buscando una posición cómoda. Quizás el balanceo del tren podría ayudarla a dormir un rato. Quizás el saber que estaba volviendo a Hogwarts, que, relativamente, era un lugar seguro para personas como ella...

Lily se odió por pensarlo así. «Personas como ella», como si se estuviera excluyendo del resto de personas. En el mundo muggle era así, pero no tenía porque pensarlo también.

Cuando cerró los ojos, pudo imaginarse de nuevo en la playa, con Camille... justo antes de que la besara. Dentro de ella estaba el sentimiento de rabia hacia Camille por haberlo hecho delante de todo el mundo. ¿No podría haber esperado? Incluso podría haberle preguntado antes de inclinarse y besarla... Ni siquiera había podido escucharla cuando trató de decírselo.

Lily subió sus pies al asiento, abrazando sus rodillas contra su pecho. Dudaba que las palabras de esa gente la hubieran afectado tanto si no estuviera segura de que su familia pensaba lo mismo. Su padre cambiaba de canal siempre que se mencionaba algo al respecto, su madre se hacía la sorda y Petunia hacía una mueca. ¿Qué más señales necesitaba?

Estaba enojada, estaba triste... Lily tenía un torbellino de sentimientos dentro de ella, aunque se estuviera manteniendo neutral delante de todos. O actuaba indiferente, o acababa estallando. Lily prefería la primera opción, al menos por el momento.

Había pensado en hablar al respecto con Marlene o Sophie, pero ahora estaba sola. Ninguna estaba en el compartimiento, tampoco sabía donde estaban. Quizás era una señal de que no debía molestar a sus amigas con sus problemas.

Lily abrió los ojos, sabiendo que no iba a poder dormir, no con todos esos pensamientos dando vueltas por su mente. Se limitó a mirar por la ventanilla, deseando dejar de pensar un rato. Odió estar sola, si hubiera alguien, al menos habría tenido la oportunidad de distraerse e ignorar sus pensamientos.

Suspiró y se resignó a quedarse sola.

♦♦♦

—¿Para qué es? —preguntó James, viendo a Camille darle forma de flor a un trozo de pergamino—. ¿Alguien a quien quieras impresionar?

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora