66. Phoenix y Rebekah.

1.2K 211 61
                                    

—Voy a salir —le avisó Camille a su madre a la mañana siguiente.

—Claro, no pidas permiso, ya que eres tan grande y tan madura —respondió ella, negando con la cabeza—. ¿Se puede saber a dónde vas?

—Es secreto.

Rebekah frunció el entrecejo, mirándola.

—Bueno... —Camille cedió—. Voy a buscar a Lily.

—Ah, ¿también viene estas vacaciones? —preguntó ella—. Si no la quieren en casa, solo tienen que decirlo —bromeó, pero Camille hizo una mueca. Después de todo lo que había dicho Lily la noche anterior, esa broma no le hacía gracia—. ¿Y si Phoenix viene? ¿Qué hago?

Camille la miró con diversión.

—Bueno... no sé, hablar con él sobre la poción.

—Nunca antes hemos hablado a solas —dijo Rebekah—. ¿Y si lo intimido porque soy tan inteligente y genial con las plantas? No quiero que eso corte su flujo de ideas y la experimentación con la poción.

—Ya lo intimidabas desde antes —Camille le quitó importancia—. Voy a volver lo más pronto posible.

—Ve con cuidado —indicó Rebekah—. No dejes que los muggles te vean sobrevolando los cielos con un coche. No queremos que Ben tenga que defenderte ante una corte.

Camille simplemente sonrió y asintió. Tomó el envase que había arreglado la noche anterior y salió de la casa con las llaves en su otra mano.

No podía esperar para ver a Lily.

♦♦♦

Lily se había encerrado en su habitación desde la noche anterior. Había llorado otro rato y después se había dormido, luego, a la mañana, había ignorado el llamado de su madre para que fuera a desayunar. Para su fortuna, esa vez no fue a decirle que fuera a comer como la noche anterior, sino que la dejó tranquila.

Llevaba un rato pensando en Camille y si siempre sería así. Había estado tratando de evitar pensar al respecto durante tanto tiempo, pero las palabras que su padre había dicho la noche anterior... Lily no podía pensar en nada más, le era imposible.

Se quedó acostada en su cama, antes había dado un par de vueltas en su habitación, pero no la habían ayudado a pensar, así que había vuelto a acostarse. Desde hace un rato que podía escuchar a Petunia reírse de vez en cuando, se preguntaba de qué se reía tanto, pero no iba a bajar solo para averiguarlo.

Cerró los ojos y siguió pensando, aunque quisiera dejar de hacerlo.

♦♦♦

Camille detuvo el coche frente a la casa de Lily. Si entraba y no demoraba mucho, podría volver ese mismo día a Francia sin que se le hiciera muy tarde. Camille se odió por priorizar el tiempo de su regreso, en lugar de hacer que Lily se sintiera mejor.

Salió del vehículo, con el envase lleno de galletas y las llaves del coche en una mano. Caminó hacia la puerta y tocó el timbre.

Petunia parecía sorprendida de verla ahí.

—¿Vienes a buscar a Lily?

—Bueno, definitivamente no vengo a buscarte a ti.

Petunia hizo un gesto de fastidio y la dejó pasar. Camille le hizo una mueca y pasó, entonces notó al chico que estaba sentado en el sofá.

—Pensé que habían terminado.

—Y somos lo suficientemente maduros como para seguir siendo amigos —le dijo Petunia, pasando a su lado para acercarse a Benny—. Madurez... algo que seguro no entiendes.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora