14. Castigo.

3.3K 459 62
                                    

Después de aquella salida, Camille se había vuelto adicta a los dulces muggles. Cada vez que se le veía por el pasillo, llevaba alguna bolsa con gomitas. Lily no podía sentirse más orgullosa de saber que aquellos dulces le habían gustado tanto.

—¿Me das? —Lily escuchó como Sirius le preguntaba a Camille, durante una noche de octubre, estaban en el Gran Comedor para la cena.

—¿Darte qué? —preguntó la francesa en respuesta.

—Esos dulces que te la pasas comiendo. Ya antojaste.

Camille se rio y negó con la cabeza.

—Ah no, Saúl, consíguete los tuyos.

Y guardó la bolsa de colores en el bolsillo interior de su túnica.

—Eres muy cruel —Él se cruzó de brazos—. No te vuelvo a pasar nada.

—Ay, Saúl —Se quejó Camille, abrazándolo por los hombros y reposando su mejilla contra el hombro de él—. Te daré de mis dulces algún día, espera a que este lista. Los dulces de una dama no se le dan a cualquiera, ¿no sabías?

—¿Eso es cierto, Cornamenta? —preguntó Sirius, mirando a su amigo, esperando una respuesta.

—Claro que es cierto —respondió este con total naturalidad, pero cuando Sirius no veía, le guiñó un ojo a Camille—. Me debes algo de esos dulces —susurró, mirándola atentamente.

—Sigue soñando —le respondió la francesa con una sonrisa. Entonces ella miró a Remus con atención, seguía teniendo varias heridas en su cara—. ¿Cómo estás, Remus?

El muchacho dejó de comer, para mirar a Camille, como si quisiera confirmar que hablaba con él.

—Mejor —Se aclaró la garganta—. Ese perro que me atacó fue bastante violento... no sé qué habría hecho si James no llegaba a ayudarme.

Camille notó como le daba una mala mirada a Sirius, pero no entendía nada.

—Que bien —La francesa le sonrió, prefiriendo no preguntar más—. Si necesitas algún apunte de las clases a las que faltaste, pídemelo; lo conseguiré —Y le guiñó un ojo.

—Gracias —balbuceó, luciendo realmente agradecido.

El resto de la cena pasó tranquilamente, con algunas bromas de parte de Camille y Sirius.

—Este día estuvo algo aburrido —comentó Sirius cuando salían del Gran Comedor.

—Podríamos hacerle una broma a Quejicus —sugirió Camille, con una sonrisa traviesa. Los ojos de Sirius brillaron ante la proposición.

—¡Eres una maldita genio! —Y besó su mejilla rápidamente—. Rápido, Cornamenta, necesitamos una idea para hacerle imposible la vida a...

—Camille —Lily se acercó rápidamente.

—¿Pasa algo? —La francesa volteó para verla con atención.

Lily dudó un poco sobre qué decir, se había acercado únicamente porqué les había escuchado hablando de una broma a Severus, y no quería que Camille se metiera en problemas.

—¿Podemos... hablar? —terminó diciendo, mirando ansiosamente a la francesa.

—¿Qué hiciste ahora, Cam? —preguntó Sirius con diversión.

—Nada que te concierna —respondió ella, sonriendo levemente, entonces miró a Lily y asintió—. Vamos.

Ambas se alejaron de ellos, Lily guiando el camino. Caminaron durante unos segundos, hasta que sabían que nadie más podría seguirlas.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora