24. Cumpleaños.

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Lily se removió en su cama, quejándose.

Había amanecido y, no estaba segura de quién había sido, pero habían corrido las cortinas de las ventanas y las de su cama, y el sol estaba dándole de lleno en la cara.

Lily había estado esperando el fin de semana con entusiasmo, por el simple hecho de que podría dormir más de lo que usualmente dormía, lo cual era poco porque la mayoría de las noches le costaba dormir. El hecho de que era su cumpleaños no le había interesado mucho, lo único que era seguro para ella era que Marlene y Sophie lo recordarían, habían estado mencionándolo toda la semana.

Tomó su almohada y la puso sobre su rostro, protegiendo su rostro del sol. Esperaba que a Marlene y Sophie no se les antojara comenzar a hacer un escándalo.

—No te veía del tipo que duerme hasta tarde —Lily se quitó la almohada del rostro, encontrándose con Camille, que estaba apoyada contra el marco de la puerta—. Pero, ¿quién podría culparte? Yo seguiría durmiendo hasta las siete de la noche si hoy no tuviera un compromiso importante.

—¿Tienes un compromiso importante? —preguntó Lily, intentando quitarse la baba de la mejilla de forma disimulada.

—Claro, hoy es tu cumpleaños, ¿no?

Lily detuvo cualquier movimiento ante lo que Camille había dicho.

—Me ofende un poco que hubiera tenido que enterarme ayer, cuando Marlene me preguntó que te iba a regalar.

—Nunca preguntaste —Lily se intentó excusar. Camille inclinó un poco la cabeza hacia adelante y se quedó en silencio, como si estuviera pensando en qué decir.

—Entonces supongo es mi culpa —terminó diciendo, entonces caminó dentro de la habitación y cerró la puerta tras ella—. ¿Tienes algún plan para hoy?

—El plan era dormir.

—Entonces lamento arruinar tus planes.

—Puedes arruinarlos cuando quieras.

Camille rio por lo bajo. Entonces Lily se fijó en su vestimenta, llevaba un abrigo negro sobre una blusa gris, sus piernas estaban cubiertas por un pantalón negro, y en sus pies llevaba unas botas negras.

—Espero puedas disculpar que mi regalo sea una baratija —dijo Camille mientras comenzaba a acercarse a la cama, entonces se sentó a sus pies, mirando a Lily con atención—, no tuve mucho tiempo para conseguir algo mejor.

Lily la miró meter una mano en el interior del abrigo, cuando Camille sacó la mano, llevaba una cadena dorada.

—No es mucho, pero pensé que te gustaría —dijo con suavidad, entonces se movió por la cama hasta sentarse junto a Lily, pero de una forma que le permitía verla de frente—. Ya te darás cuenta de que no tiene ningún dije —comentó, abriendo la palma para mostrar la cadena—, pero Phoenix me dijo que hay una tienda en Hogsmeade que tiene ese tipo de cosas, así que podrías personalizarla.

—Es un lindo detalle —murmuró Lily. No había esperado ningún regalo de parte de Camille, así que aunque hubiera llegado con una piedra, ella habría pensado que era un lindo detalle.

—¿Te lo pongo o...?

—Por supuesto.

Lily se sentó en la cama y se acercó a Camille para luego darle la espalda, movió su cabello hacia adelante. La francesa deslizó la cadena con cuidado por su cuello, y luego unió ambas partes con el pequeño broche que tenía.

—Ahora mismo es bastante tentador darte un beso en la nuca, pero preferiría dártelo en los labios.

Lily sonrió y se volteó.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora