33. Cruel Slytherin.

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Camille balbuceó y luego enterró el rostro en la almohada. Se sentía un poco cansada, pero al mismo tiempo feliz. Volteó el rostro cuando notó que le estaba costando respirar, y se quedó unos segundos con los ojos cerrados, sintiendo el olor floral que la envolvía, parecido al de la capa de Lily.

Extendió el brazo, en busca del cuerpo de Lily, pero se encontró con un espacio vacío. Alzó la cabeza y entrecerró los ojos con sueño, pero no había ni rastro de Lily. Corrió el dosel de la cama y se puso de pie, bostezó y caminó hacia el baúl de Lily, dispuesta a robarle una que otra prenda para cubrir su desnudez y salir a buscarla. Encontró una camisa ancha de color gris y unos shorts rojos. Justo cuando terminó de vestirse, la puerta fue abierta de golpe.

—¡Camille! —Marlene entró tambaleándose y con los brazos abiertos, como si estuviera lista para un abrazo. Camille frunció el entrecejo, levemente confundida.

—¿Marlene? —Estiró el cuello para ver a Sophie tras Marlene, tenía una mueca de dolor y la mano sobre sus ojos, como si tratara de cubrir la luz.

—¿Pueden no hacer tanto ruido? —preguntó Sophie con la voz rasposa.

—La próxima trata de no beber como si el mundo se fuera a acabar —respondió Marlene, entonces volvió la mirada a Camille—. Sabíamos que estarías aquí.

—¿Qué bien? —dudó Camille.

—Lily está como loca —Marlene se burló, caminando hacia su cama y dejándose caer de espaldas en ella—. «Phoenix, Phoenix, tienes que decirme cuál es el desayuno favorito de Camille» —hizo una mala imitación de la voz de Lily—. «¿Cómo que no sabes? ¡Eres su mejor amigo!»

—¿Qué? —preguntó Camille, confundida.

—Quiere traerte el desayuno —dijo Sophie en voz baja, y caminó hacia su cama arrastrando los pies, luego se recostó con lentitud—. Odio vivir —se quejó cuando hubo enterrado su cara en la almohada.

—Solo está malhumorada porque tiene resaca —Marlene le quitó importancia cuando Camille la volteó a mirar—. Mañana volverá a decir que ama vivir y toda esa mierda.

—Vete a la mierda, Marlene —dijo Sophie, y su voz sonó amortiguada por la almohada.

—Después de ti —respondió Marlene con indiferencia—. Lily no debería tardar... o tal vez sí, no lo sé, dependerá de si averigua cuál es tu desayuno favorito.

—No tengo desayuno favorito.

—Entonces deberías ir a buscarla o tu novia vendrá hasta dentro de diez años.

—Ella y yo no... —Camille se interrumpió cuando notó que Marlene ya no le prestaba atención—. Como sea.

Salió de la habitación después de tomar su varita y ponerse un par de zapatos, también de Lily —afortunadamente, calzaban casi lo mismo—, y se dispuso a ir a buscarla. En la sala común de Gryffindor, Sirius estaba sentado en un sofá, con cara de no haber dormido en toda la noche.

—¿Tuviste una noche divertida? —preguntó Camille con diversión.

—No tienes ni idea —respondió Sirius y después soltó un bostezo—. Qué divertido es ir a llevar a tu mejor amigo a la enfermería porque quiso impresionar a la chica que le gusta —Camille hizo una mueca ante eso, y Sirius lo notó—. No es como si a Lily le gustara James, no creo que tengas nada de qué preocuparte —Él le quitó importancia.

—Sí, como sea —Camille se quitó unos mechones de cabello de la cara—. Hablando de Lily, ¿la has visto?

—Ciertamente, no —respondió Sirius—. Acabo de salir de la enfermería, James insistió que me quedara. Cuando bebe se pone cursi, dijo un montón de cosas sobre cuánto apreciaba mi amistad y que esperaba fuéramos amigos por siempre —Sirius resopló con una sonrisa—. Solo le faltó darme un collar en forma de corazón que dijera «mejores amigos»... de hecho, lo habría usado.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora