53. Colapso.

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Para Lily llegar a Hogwarts se había sentido como tomar una bocanada de aire después de haber estado mucho tiempo sin respirar.

Los pensamientos intrusivos seguían ahí, en su mente, esperando el momento en el que estuviera relajada para aparecer.

Lily hacía lo máximo posible para no pensar en la playa o todo el asunto de «Toda mi familia va a odiarme como se enteren de que me gusta Camille». Sabía que evitar pensar al respecto no era la solución, pero por el momento tampoco podía ofrecer algo mejor. Así que se limitaba a hacer todo tipo de actividades que la pudieran mantener bastante ocupada. ¿El nuevo prefecto de Gryffindor necesitaba ayuda para dar su ronda nocturna? Lily no tendría problema en acompañarle. ¿El profesor Slughorn necesitaba alguien que lo ayudara a ordenar sus ingredientes de pociones? Lily lo haría encantada.

—Solo te veo en clase —se quejó Camille unos días después de su regreso a Hogwarts—. Siempre estás haciendo algo para alguien. De un lado a otro... ¿siquiera te queda tiempo para relajarte? Quizás deberías... —Camille titubeó un poco antes de dar su sugerencia—. No sé, ¿calmarte? Hacer tanto no puede ser sano.

Lily sabía que Camille tenía razón. Las ojeras bajo sus ojos eran una excelente prueba de que, además de hacer su propia ronda nocturna, tener que acompañar al nuevo prefecto, definitivamente la estaba afectando. Pero, aunque supiera que Camille tenía razón, no podía parar. Parar significaba darle pie a sus pensamientos para invadir su mente.

—Tampoco hago tanto —Lily le quitó importancia—. Solo... necesitan ayuda. Si no se las doy yo, ¿entonces quién?

Y se encogió de hombros antes de alejarse y dejar a Camille en el pasillo.

Lily sabía que en algún momento tendría que parar y sus pensamientos intrusivos llegarían, pero mientras más pudiera aplazar ese momento, mejor.

♦♦♦

—¿Sabes qué le pasa a Lily? —preguntó Marlene, acercándose a Camille cuando salían de la clase de Transfiguración. Lily, por alguna razón, no había llegado a la clase.

—¿Por qué lo preguntas? —preguntó Camille, como si no hubiera notado que últimamente Lily era difícil de encontrar o, si la encontraba, estaría ocupada haciendo cualquier cosa para cualquier persona.

—Casi ni se aparece en la habitación —le contó Marlene—. Creo que ni siquiera se ha dado cuenta de Mary.

—¿Mary? —preguntó Camille, intentando identificar el nombre—. ¿Acaso Sophie adoptó una rata?

Marlene se rio.

—Que Mary no te escuche —dijo con diversión—. Es una chica de Gryffindor, de nuestro mismo año.

—Nunca escuché de ella.

—¡Yo tampoco!... Bueno, más o menos —Marlene dudó—. Sabía que existía, pero estaba compartiendo habitación con las chicas que se graduaron el año anterior porque... no sé, Mary nunca nos contó eso —Marlene notó la expresión confusa de Camille y decidió enfocarse—. El caso es que terminó compartiendo habitación con las niñas de primer año y pidió que la cambiaran, McGonagall se lo concedió y ahora duerme en la cama extra de la habitación.

—Bueno... —Camille repasó las pocas conversaciones que había tenido con Lily desde que habían llegado a Hogwarts, intentando recordar si había mencionado a esa tal Mary en algún momento—. No sé si Lily la haya notado o lo que sea, no recuerdo que la mencionara.

—Ah, ¿para ti sí encuentra momentos para hablar? —Marlene exhaló profundamente—. Maldita olvida amig...

—No exactamente —Camille la interrumpió—. No hablamos desde hace como dos días. Es complicado siquiera sentarse a desayunar con ella, llega tarde, come rapidísimo y se va a toda prisa.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora