82. No-novias.

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Lily estaba viendo la televisión cuando Petunia llegó a casa. Escuchó la puerta y miró de reojo, luego volvió su atención a la televisión.

Petunia se sentó junto a ella y se quedó en silencio unos segundos.

—No sabía que hoy venía tu amiga.

Eso llamó la atención de Lily y se giró para mirarla.

—¿Qué?

—Camille.

Petunia notó que Lily la miraba confundida.

—Camille —insistió—. La vi en su estúpido carro verde, hace... no sé, Vernon no llevaba reloj.

—¿Camille está aquí?

Ambas se quedaron en silencio.

—Oh... no vino a verte —Petunia se puso de pie—. Bueno.

Y se fue, dejando a Lily sola, con un montón de preguntas sin responder.

¿Entonces el coche verde que había visto sí era, de hecho, el de Camille?

Camille había estado en la ciudad y no había ido a verla... Lily ni siquiera sabía si podía culparla, incluso se sentía como una estúpida por sentirse mal.

Era ella la que había arruinado todo, no Camille. Era ella la que se había alejado, no Camille... Era ella la que había perdido el derecho de derretirse bajo su mirada, de sentir el amor cálido en su pecho siempre que la miraba, de quedarse entre sus brazos.

Era culpa suya, únicamente, no de Camille.

♦♦♦

Camille se quedó a dormir en el departamento de Jules.

Durmió en su cama, con ella abrazándola desde atrás, sintiendo su respiración contra la piel de su cuello y, cuando despertó, estaban prácticamente en la misma posición. La única diferencia era que Jules había puesto una de sus piernas entre las suyas.

No sabía qué hora era, pero podía escuchar la lluvia caer en el exterior. Camille consideró levantarse, de verdad lo hizo, pero estaba tan calentita y cómoda... Cerró los ojos y volvió a dormir.

♦♦♦

Para cuando volvió a despertar, Jules no estaba pegada tras ella, abrazándola, sino que estaba sola. Camille se sentó en la cama y soltó un bostezo, aún tenía un poco de sueño, pero estaba segura de que se le quitaría después de ir al baño y lavarse la cara.

Abrió la puerta de la habitación de Jules y se asomó, viendo que estaba Jules sentada en el sofá con una expresión aburrida. Zoe no estaba por ningún lado, quizás seguía durmiendo. Camille no sabía qué hora era, así que no estaba segura, aunque Jules dijo que dormía toda la mañana y ella estaba segura de que no era más del mediodía.

Salió de la habitación y Jules la miró de inmediato, sonriéndole cuando ambas se miraron.

—Buenos días —saludó Jules y Camille confirmó que aún era de mañana—. ¿Dormiste bien?

Camille asintió y se acercó a ella arrastrando los pies y soltando otro bostezo. Le habría gustado dormir otro rato.

—Aún tengo un poco de sueño —le dijo, sentándose junto a ella en el sofá y después recostando parte de su peso contra ella.

Jules la miró con una sonrisa y le acarició el cabello.

—¿Y por qué no vas y duermes otro rato?

—No sé.

Jules se rio brevemente.

—Claro, esa respuesta tiene mucho sentido —se burló y se inclinó para darle un beso, pero Camille se hizo a un lado.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora