22. Paz.

3.4K 418 17
                                    

—¿Entonces Lily y tú son algo? —preguntó Phoenix, mirándola con atención.

Estaban en la habitación de Phoenix. Él estaba recostado en su cama con sus manos tras su nuca, mirando a Camille, que estaba de pie, apoyada contra la pared.

—No, no —Negó con la cabeza—. Algo es el esposo de alga, así que no podemos ser algo —Intentó sonar chistosa, pero Phoenix la miró mientras alzaba ambas cejas—. Está bien, supongo que somos algo.

—Lo sabía —presumió con una sonrisa—. Es decir, es obvio que se gustan.

—Nunca habrías pensado que ella gusta de mí si no te hubiera dicho que nos besamos.

—Puede ser —aceptó—. Sin embargo, lo sabía, así que no importa cómo lo deduje.

—Ajá —soltó Camille, entonces se acercó y se sentó en la cama—. ¿No tendrás algunas ranas de chocolate por ahí?

Phoenix suspiró.

—Lamentablemente, se me acabaron.

Camille se quejó.

—¿Qué te cuesta comprar más?

Él se rio entre dientes.

—¿Qué te cuesta a ti comprar tus propias ranas de chocolate? —preguntó, alzando una ceja mientras la miraba con atención.

—No estamos hablando de eso.

Phoenix se rio aún más con su respuesta.

—Tengo grageas de todos los sabores... si te sirve —ofreció.

—Ya que no hay nada más...

Él se inclinó a su mesita de noche, abrió uno de los cajones y sacó una pequeña caja de ahí, entonces se la lanzó a Camille, que la atrapó de inmediato.

—¿Quieres hablarme de ese nuevo comic que te vi leyendo hace rato?

Phoenix sonrió ampliamente por su pregunta, y comenzó a relatarle todo lo que le emocionaba de su comic, mientras que Camille le escuchaba atentamente, llevándose algunas grageas a la boca y, en algunas ocasiones, hacía muecas de disgusto, por culpa de algún mal sabor que sentía por alguna gragea.

♦♦♦

Sirius se sintió extrañado cuando Camille no se sentó con ellos a la mañana siguiente.

—¿Por qué no vino? —preguntó, mirándola mientras se sentaba en la mesa de Slytherin.

—Porque fue a sentarse a desayunar en la mesa de su casa —respondió Remus—. Seguramente quería pasar tiempo con Phoenix, siempre está aquí, es entendible que quiera...

Sirius dejó de escucharle. Lo entendía perfectamente, pero eso no significaba que no se sintiera extraño no tener a Camille cerca. Se había acostumbrado a que pusiera su pierna sobre la suya, y a que le pidiera que le pasara cualquier alimento que estuviera fuera de su alcance. Se había acostumbrado tanto a su presencia que se sentía raro no tenerla alrededor.

Se concentró en una charla con James sobre quidditch, ambos hablaban de tácticas para su próximo partido, que sería la próxima semana, contra Ravenclaw.

—Se potenciaron este año —comentó James cuando Peter preguntó por qué planificaban tanto—. Y, por si no recuerdas, soy el capitán del equipo —Sonrió con orgullo—. Tengo que tener tácticas que nos hagan más fácil la victoria contra ellos.

—Y yo tengo que ayudarlo, a menos que queramos perder —bromeó Sirius, sonriendo ampliamente—. James es bueno con las bromas, pero con el quidditch... deja que desear.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora