90. El único planeta de todas las galaxias.

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Cuando bajó, Camille estaba parada en la acera, con unos lentes de sol, dándole la espalda.

Jules abrió la puerta y esperó unos segundos, hasta que Camille se giró. Quizás estaba tan nerviosa como ella.

Camille le sonrió, esperando que Jules se acercara, pero como no pasó, ella dio unos pasos hacia adelante.

—Hola —saludó, incómoda.

Quizás no tendría que haberle escrito a Jules. Todo se sentía tan raro e incómodo.

—Vamos arriba.

Y se giró para caminar al interior del edificio, Camille detuvo la puerta antes de que se cerrara sola y la siguió.

Subieron las escaleras y, a mitad de camino, se encontraron con Zoe.

—Ah, hola, Camille, no sabía que venías.

Camille le sonrió, aún incómoda.

—No te ves tan bien como siempre —soltó y siguió bajando las escaleras.

—No le prestes atención —le dijo Jules y siguió subiendo.

Camille la siguió hasta que entraron al departamento y se quedó ahí parada, incómoda. No sabía qué hacer y sus manos jugueteando con la tela de su camisa eran evidencia de que estaba nerviosa.

—Jules —habló después de unos segundos de silencio incómodo—. Lamento haberte mentido... Quiero decir, me gustabas... gustas —dudó—. Y, quizás, lo arruiné todo.

Jules negó con la cabeza e hizo una mueca.

—Quizás yo exageré.

Camille no iba a decirle que pensaba exactamente lo mismo. Estaba ahí para que lo arreglaran, no para arruinarlo otra vez.

—Pero... Camille, si esperas que sigamos como estábamos antes, voy a tener que decepcionarte.

La miró, expectante a sus palabras.

—¿Podemos ser amigas por ahora? Solo amigas.

—Como amigas amigables, en plan súper amigas, mejores amigas, panas, compañeras, comadres —dijo Camille, sacándole una risa a Jules—. Claro, por mí está bien, me gusta pasar el tiempo contigo.

Jules le sonrió.

—¿Quieres algo de beber? Cualquier cosa menos yogurt.

Camille se rio, confundida.

—Agua está bien.

Jules se giró para caminar hacia la cocina.

—¡Y quiero escuchar sobre todo lo que me perdí!

Camille sonrió.

Al menos, había solucionado algo.

♦♦♦

Cuando llegó diciembre, Camille pudo conseguir tiempo para respirar y dedicarse a otra cosa que no fuera entrenar exhaustivamente.

Benditas fueran las vacaciones de Navidad.

Pudo hacer tiempo para salir con Sirius, James, Remus, Peter y Lily. Camille no sabía cómo se sentiría después de esa salida, viendo a Lily y a James juntos... Se estaba sometiendo a una tortura.

Afortunadamente, cuando James y Lily se fueron a bailar y Camille no podía dejar de verlos, Sirius se puso a bailar frente a ella, estorbando.

—Sirius —Camille se rio cuando la tomó de las manos—. ¿Qué haces?

—¿Cómo que qué hago? —preguntó él, haciendo que Camille se levantara—. Nos vamos a bailar. ¿Creíste que te ibas a quedar ahí sentada y aburrida? No, no.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora